tag:blogger.com,1999:blog-88647668631061295632024-02-22T13:34:30.326-08:00ars scribendienférmese de literaturaLobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.comBlogger36125tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-80614234383301792112010-09-16T20:51:00.000-07:002010-09-19T17:43:10.264-07:00Ya tú sabes<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_bfuS0KV7dGCpLEiReU5TV5FhAuU1bP00Ii1_LArbZxzwTMz3O-J-zbloV4X6n9hTbf62UN-83QLFgikZE2-uF6zlkez0p3XBHJMnRY45ZQasqtvkuMIIBiSlVF_xDbYrPbcQoRooiI0/s1600/IMG.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5517725868981410962" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 240px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_bfuS0KV7dGCpLEiReU5TV5FhAuU1bP00Ii1_LArbZxzwTMz3O-J-zbloV4X6n9hTbf62UN-83QLFgikZE2-uF6zlkez0p3XBHJMnRY45ZQasqtvkuMIIBiSlVF_xDbYrPbcQoRooiI0/s320/IMG.jpg" border="0" /></a><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlmpUNjzaJETGzK9xCRQ8PtXmFock4v9wL1r2UXMvysdaJqglbqo0NuUdKFU4ZMrft3odKebD0_5KqH1NM9fnfzrDXZsPys9JY30Ufms_S-PRltj-avKQjssc8mjDx9eZ5hLVXThyphenhyphenXo3Y/s1600/IMG.jpg"></a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>José Antonio Ramos Sucre (1890-1930)</strong><br /><br /><br /><strong>El mandarín<br /></strong><br /><br />Yo había perdido la gracia del emperador de China.<br />No podía dirigirme a los ciudadanos sin advertirles de modo explícito mi degradación.<br />Un rival me acusó de haberme sustraído a la visita de mis padres cuando pulsaron el tímpano colocado a la puerta de mi audiencia.<br />Mis criados me negaron a los dos ancianos, caducos y desdentados, y los despidieron a palos.<br />Yo me prosterné a los pies del emperador cuando bajaba a su jardín por la escalera de granito. Recuperé el favor comparando su rostro al de la luna.<br />Me confió el debelamiento y el gobierno de un distrito lejano, en donde habían sobrevenido desórdenes. Aproveché la ocasión de probar mi fidelidad.<br />La miseria había soliviantado a los nativos. Agonizaban de hambre en compañía de sus perros furiosos. Las mujeres abandonaban sus criaturas a unos cerdos horripilantes. No era posible roturar el suelo sin provocar la salida y la difusión de miasmas pestilentes. Aquellos seres lloraban en el nacimiento de un hijo y ahorraban escrupulosamente para comprarse un ataúd.<br />Yo restablecí la paz descabezando a los hombres y vendiendo sus cráneos para amuletos. Mis soldados cortaron después las manos de las mujeres.<br />El emperador me honró con su visita, me subió algunos grados en su privanza y me prometió la perdición de mis émulos.<br />Sonrió dichosamente al mirar los brazos de las mujeres convertidos en bastones.<br />Las hijas de mis rivales salieron a mendigar por los caminos.<br /><br /><br />(de <em>Las formas del fuego</em>)<br /><br /><br />Pp. 43-44.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Fernando Paz Castillo (1893-1981)<br /></strong><br /><strong>El muro</strong> (fragmentos)<br /><br /><br /><span style="font-size:85%;"><em>Beauty is truth, truth beauty, that is all<br />Ye know on earth, and all ye need to know</em><br />J. Keats<br /></span><br /><br /><br />I<br /><br /><br />Un muro en la tarde,<br />y en la hora<br />una línea blanca, indefinida<br />sobre el campo verde<br />y bajo el cielo.<br /><br /><br /><br />IV<br /><br /><br />La vida es una constante<br />y hermosa destrucción:<br />vivir es hacer daño.<br /><br /><br /><br />XI<br /><br /><br />Porque no hay muerte sino vida<br />del lado de allá del canto, del lado de allá del vuelo,<br />del lado de allá del tiempo.<br /><br /><br /><br />(de <em>Del otro lado del tiempo</em>)<br /><br />Pp. 45-51<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Luz Machado (1916-1999)<br /></strong><br /><br /><strong>Duermevela<br /></strong><br /><em>Recordando a Melville<br /></em><br />Moby Dick:<br />las mujeres te buscan<br />como la reina mala el misterio<br />de la belleza y la virginidad en el espejo.<br />Te quieren para sus costados<br />sin conocerte a ti ni al mar de donde emerges<br />como un gran pecho fabuloso.<br />Cuando las miro<br />pienso en tus reinos álgidos,<br />en las islas con flores como la desnudez,<br />en otras donde el sol se ahoga en un vino gris<br />o el hielo levanta ciudades solitarias,<br />mientras los navíos persiguen la luz apagada<br />en tus entrañas<br />y la ola se arroja desde su arco infatigable.<br />Te recuerdo en el mar de Melville,<br />libre en la inmensidad de la aventura.<br />Conmigo no está tu jarcia muerta.<br />Y mi piel madura lentamente por el rostro y la espalda<br />en el trance que dura lo mismo que tu fuente<br />devolviendo el bautizo del mar.<br />Te recuerdo en los cabellos grises del verano,<br />la ráfaga más pálida del otoño y las dunas<br />que se levanta ya desde mi frente.<br />Del milenio se acerca<br />tu gran alga de aceite<br />en un riesgo de sal y de blasfemia.<br />Y oigo pasar tu alcurnia de mar y de silencio<br />como un traje de raso azul que se arrastrara<br />entre la vasta luz de las constelaciones.<br /><br /><br />(de <em>La casa por dentro</em>)<br /><br />Pp. 101-102<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Arnaldo Acosta Bello (1927-1996)<br /></strong><br /><br /><strong>Nada</strong><br /><br />Cierta melancolía, cierto humor<br />revueltos en la taza de café.<br />Esta mañana tiene sin embargo<br />flores. El potro salvaje encierra<br />el relincho en su propia nariz.<br />La piel se estira cuando la lluvia<br />o las moscas llegan con sus patas frías.<br /><br />Dentro de mí no pasa nada.<br /><br /><br />(de <em>Adiós al rey</em>)<br /><br />Pp. 123<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Rafael Cadenas (1930)<br /></strong><br /><br /><strong>Derrota<br /></strong><br />Yo que no he tenido nunca un oficio<br />que ante todo competidor me he sentido débil<br />que perdí los mejores títulos para la vida<br />que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)<br />que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos<br />que me arrimo a las paredes para no caer del todo<br />que soy objeto de risa para mí mismo que creí<br />que mi padre era eterno<br />que he sido humillado por profesores de literatura<br />que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada<br />que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida<br />que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo<br />que tengo vergüenza por actos que no he cometido<br />que poco me ha faltado para echar a correr por la calle<br />que he perdido un centro que nunca tuve<br />que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo<br />que no encontraré nunca quién me soporte<br />que fui preterido en aras de personas más miserables que yo<br />que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces más burlado en mi ridícula ambición<br />que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo («Ud. es muy quedado, avíspese, despierte»)<br />que nunca podré viajar a la India<br />que he recibido favores sin dar nada en cambio<br />que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma<br />que me dejo llevar por los otros<br />que no tengo personalidad ni quiero tenerla<br />que todo el día tapo mi rebelión<br />que no me he ido a las guerrillas<br />que no he hecho nada por mi pueblo<br />que no soy de las FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras cuya enumeración sería interminable<br />que no puedo salir de mi prisión<br />que he sido dado de baja en todas partes por inútil<br />que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno<br />que me niego a reconocer los hechos<br />que siempre babeo sobre mi historia<br />que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento<br />que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo<br />que no lloro cuando siento deseos de hacerlo<br />que llego tarde a todo<br />que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas<br />que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable<br />que no soy lo que soy ni lo que no soy<br />que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras<br />que he vivido quince años en el mismo círculo<br />que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado<br />que nunca usaré corbata<br />que no encuentro mi cuerpo<br />que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y crear de mi indolencia, mi<br />flotación, mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano<br />me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí hasta el día del juicio final.<br /><br /><br />(de <em>Derrota</em>)<br /><br />Pp. 131-133<br /><br /><br /><br /><strong>Fracaso<br /></strong><br /><br />Cuanto he tomado por victoria es sólo humo.<br />Fracaso, lenguaje del fondo, pista de otro espacio más exigente, difícil de entreleer es tu letra.<br />Cuando ponías tu marca en mi frente, jamás pensé en el mensaje que traías, más precioso que todos los triunfos.<br />Tu llameante rostro me ha perseguido y yo no supe que era para salvarme.<br />Por mi bien me has relegado a los rincones, me negaste fáciles éxitos, me has quitado salidas.<br />Era a mí a quien querías defender no otorgándome brillo.<br />De puro amor por mí has manejado el vacío que tantas noches me ha hecho hablar afiebrado a una ausente.<br />Por protegerme cediste el paso a otros, has hecho que una mujer prefiera a alguien más resuelto, me desplazaste de oficios suicidas.<br />Tú siempre has venido al quite.<br />Sí, tu cuerpo llagado, escupido, odioso, me ha recibido en mi más pura forma para entregarme a la nitidez del desierto.<br />Por locura te maldije, te he maltratado, blasfemé contra ti.<br />Tú no existes.<br />Has sido inventado por la delirante soberbia.<br />iCuánto te debo!<br />Me levantaste a un nuevo rango limpiándome con una esponja aspera, lanzándome a mi verdadero campo de batalla, cediéndome las armas que el triunfo abandona.<br />Me has conducido de la mano a la única agua que me refleja.<br />Por ti yo no conozco la angustia de representar un papel, mantenerme a la fuerza en un escalón, trepar con esfuerzos propios, reñir por jerarquías, inflarme hasta reventar.<br />Me has hecho humilde, silencioso y rebelde.<br />Yo no te canto por lo que eres, sino por lo que no me has dejado ser. Por no darme otra vida. Por haberme ceñido.<br />Me has brindado sólo desnudez.<br />Cierto que me enseñaste con dureza ¡y tú mismo traías el cauterio! pero también me diste la alegría de no temerte.<br />Gracias por quitarme espesor a cambio de una letra gruesa.<br />Gracias a ti que has privado de hinchazones.<br />Gracias por la riqueza a que me has obligado.<br />Gracias por construir con barro mi morada.<br />Gracias por apartarme.<br />Gracias.<br /><br /><br />(de <em>Falsas maniobras</em>)<br /><br />Pp. 134-136<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Eugenio Montejo (1938-2008)</strong><br /><br /><br /><br /><strong>Cementerio de Vaugirard<br /></strong><br /><em>A Teófilo Tortolero<br /></em><br /><br />Los muertos que conmigo se fueron a París<br />vivían en el cementerio Vaugirard.<br />En el recodo de los fríos castaños<br />donde la nieve recoge las cartas<br />que el invierno ha lacrado,<br />recto lugar, gélidas tumbas, nadie, nadie<br />sabrá nunca leer sus epitafios.<br /><br />Un alba en escarchas de mármol<br />y el helado aguaviento<br />soplando sobre amargas ráfagas,<br />Alba de Vaugirard, rincón donde la muerte<br />es una explosión interminable. Piedras, huesos, retama.<br />¿Quién oía el tintinear de sus pailas<br />a la sagrada hora del café<br />cuando son interminables sus chácharas?<br />¿Qué silencio tan hondo allí suplía<br />el cantar de uno solo de sus gallos?<br /><br />Muertos de sol, de espacios, de sábanas,<br />muertos de estrellas, de pastos, de vacadas,<br />muertos bajo tierra a caballo.<br /><br />Los muertos que conmigo se fueron a París<br />vivían en el cementerio Vaugirard,<br />estéril pabellón de graníticas tapias.<br />¿Qué queda allí de esa memoria<br />ahora que la última luz se ha embalsamado?<br />¿Qué recordarán sus camaradas<br />de sus voces, de sus humildes hábitos?<br /><br />Alba de Vaugirard, niebla compacta,<br />amistad con que la luna clavetea las lápidas,<br />¿qué quedó allí de aquellos huéspedes<br />agradecidos de tanta posada?<br />¿Qué noticias envían ahora lejanos<br />a los caídos, a los vencidos, a los suicidas olvidados?<br /><br />Un alba en escarchas de mármol<br />y el helado aguaviento<br />soplando sobre amargas ráfagas.<br />Oscuro lugar donde la muerte<br />es una explosión interminable<br />sobre recuerdos, átomos, retama.<br />¿Qué permanece de tanta memoria?<br />¿Quién llega ahora a oír sus chácharas<br />cuando la nieve recoge las cartas<br />que el invierno ha lacrado? Nadie, nadie<br />sabrá nunca leer sus epitafios.<br /><br /><br />(de <em>Muerte y memoria</em>)<br /><br />Pp. 170-171<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Miyó Vestrini (1938-1991)<br /></strong><br /><br /><strong>Horario<br /></strong><br />¿Qué hiciste hoy?<br />Leí el periódico y no reconocí a ningún amigo.<br />Derretí la escarcha de la nevera para que la cerveza<br />enfriara mejor.<br />Me di un baño de espuma.<br />Sequé mi cabello.<br />No parece que hayas hecho tantas cosas.<br />Hago muchas cosas y nadie se da cuenta.<br />Puedo verme en el fondo de las ollas<br />y en el piso de la cocina.<br />Pero no saliste. Lo habías prometido.<br />Estuve en la parada.<br />Levanté la mano y nadie se detuvo.<br />Tampoco leíste el libro que te compré.<br />No tuve tiempo.<br />Nunca tienes tiempo.<br />Tú tampoco. Y no te molesto preguntando<br />¿qué hiciste hoy?<br />Imagino cómo pasan las horas en esta casa.<br />Pasan,<br />te lo aseguro,<br />pasan.<br /><br />(de <em>Valiente ciudadano</em>)<br /><br />Pp. 182-183<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Gustavo Pereira (1940)<br /></strong><br /><br /><strong>Dos que se encuentran en la calle<br /></strong><br />Dos que se encuentran en la calle dos que no saben<br />mentir dos que apenas<br />se ha encontrado<br />Dos que al verse comprenden que están amarrados uno al<br />otro sobre el mundo<br />o más allá<br />Dos que llevan colgadas en los ojos las ramas<br />de los sueños dos que al fin se han hallado<br />Dos que no tienen más voluntad que desgastarse sin<br />tregua como<br />dos nubes.<br /><br />(de <em>El interior de las sombras</em>)<br /><br />Pp. 185-186<br /><br /><br /><br /><strong>Julio Miranda (1945-1996)<br /></strong><br /><br />él quería escribir un poema perfecto<br />yo uno que matara de miedo de tristeza o de amor<br />ella quería escribir un poema como la vida<br /><br />él se casó con ella<br />yo publiqué<br />ella se divorció<br /><br />sin pretenderlo envejecimos<br /><br />él murió de tristeza<br />ella de miedo<br />yo no morí de amor<br /><br />(de <em>Anotaciones de otoño</em>)<br /><br />Página 201<br /><br /><br /><strong>Hanni Ossott (1946-2003)<br /></strong><br /><strong>El estanque<br /></strong><br />Mi infancia es hoy un gran estanque<br />donde me miro<br />en su fondo verde liquen<br />piedras alcanzadas por el musgo<br />peces de rara y brillante especie.<br /><br />Yo hundo allí mis manos<br />y agito las aguas<br />para alcanzar una sombra<br />siempre evanescente.<br /><br />El estanque me devuelve el cielo, las nubes<br />cielo y tierra en él se besan<br />confluyen.<br /><br />Yo dibujo allí una imagen, la sueño<br />mas no la alcanzo.<br /><br />(de <em>Casa de agua y de sombras</em>)<br /><br />Pp. 206-207<br /><br /><br /><strong>Márgara Russoto (1946)<br /></strong><br /><br /><strong>Trabajo<br /></strong><br />escribo como una mujer<br />cerca de una ventana<br />como un hombre de lejos<br />se lava los brazos<br />y por las fisuras de una puerta<br />se injerta un naranjal<br />como si la historia fuese la sombra<br />de una liebre<br />golpeada<br />y su pulso<br />una tempestad que nadie escuchara.<br /><br />(de <em>Brasa</em>)<br /><br />Página 211<br /><br /><br /><br /><strong>Yolanda Patin (1954)<br /></strong><br /><br /><strong>Vitral de mujer sola<br /></strong><br />Se sabe de una mujer que está sola<br />porque camina como una mujer que está sola<br />se sabe que no espera a nadie<br />porque camina como una mujer que no espera a nadie<br />esto es<br />se mueve irregularmente y de vez en cuando se mira los zapatos<br />Se sabe de las mujeres que están solas<br />cuando tocan un botón por largo tiempo<br />Las mujeres solas no inspiran piedad<br />ni dan miedo<br />si alguien se cruza con ellas en mitad de la vereda<br />se aparta por miedo a ser contagiado<br />Las mujeres solas miran el paisaje<br />y se diría que son amantes<br />de las aceras/ de los entresuelos/ de las alcantarillas/ del subsuelo<br />de los subterfugios<br />Las mujeres solas están sobre la tierra al igual que sobre los árboles<br />les da igual porque para ellas es lo mismo<br />Las mujeres solas recitan parlamentos<br />estoy sola<br />y esto quiere decir que está con ella<br />para no decir que está con nadie<br />tanto se considera una mujer sola<br />Las mujeres solas hacen el amor amorosamente<br />algo les duele<br />y luego todo es más bien triste o colérico o simplemente amor<br />Estas mujeres se alumbran con linternas<br />van al detalle<br />saben donde se encuentra cada cosa<br />porque temen seguir perdiendo<br />y ya han perdido o ganado demasiado<br />Ellas no lo saben<br />porque van del llanto a la alegría<br />y a veces piensan en la muerte<br />También planean un largo viaje e imaginan encuentros posibles<br />Administran el dinero<br />compran legumbres<br />trabajan de 8 a 8<br />Si tienen hijos hacen de madres<br />son tiernas y delicadas<br />aunque muchas veces se alteren<br />un pensamiento recurrente es<br />ya no puedo ni un minuto más<br />Las mujeres solas tienen infinidad de miedos<br />terrores francamente nocturnos<br />los sueños de tales mujeres son<br />terremotos catástrofes sociales<br />Una mujer sola reconoce a otra mujer sola de forma inmediata<br />llevan el mismo cuello airado<br />lo cual no quiere decir que no quieran a nadie más que a sí mismas<br />esto es completamente falso<br />Lo cierto es que la casa de una mujer sola<br />está abierta a su antojo<br />Una mujer sola<br />no puede curar su soledad<br />porque nada está enfermo<br />se remedia lo curable<br />una gripe o un dolor de estómago<br />La mujer que piense que su soledad es curable<br />no es una mujer sola<br />es un estado transitivo entre dos soledades<br />infinitamente más peligrosas<br />Una mujer sola es una mujer acompañada<br />aunque de este hecho no se percate más que el zapato<br />al que mira con detenimiento<br />o el botón<br />que parece representar algo verdaderamente importante<br />como de hecho lo es<br />como los árboles o el cielo<br />sólo que el privilegio que deriva de semejante atención<br />es más bien propio de las almas temperadas al siguiente fuego:<br />id contigo<br />para estar con vosotros.<br /><br />(de <em>Correo del corazón</em>)<br /><br />Pp. 237-239<br /><br /><br /><strong>María Auxiliadora Álvarez (1956)<br /></strong><br /><br /><br /><strong>9</strong><br /><br />mamá es un animal negro<br />manso<br />extenso<br />huele<br />a aguas estancadas<br />cría<br />batracios dulces<br />en las encías<br />no come<br />no duerme<br />no ríe<br />es un espacio oscuro<br />que recorro con la lengua<br />y me sabe a semen<br />a sangre<br />a agua de renacuajo<br /><br />mamá es un animal quieto<br />amarrado<br />hinchado<br />habitual<br />muerto<br /><br /><br /><br />(de <em>Cuerpo</em>)<br /><br />Pp. 244-245<br /><br /><br /><br />mamá se fue<br />tarda muchos años debajo de su puerta<br />saliendo agua roja<br /><br />papá la maldice<br /><br />antes de irse mamá ya no hablaba<br />no abría los ojos<br />después cerró la puerta de su cuarto<br />y no quiso volver<br /><br />detrás de la puerta nos llama a veces<br />y nos grita un cuento de una casa de dulce que se come<br />y llora largamente<br />y se ríe<br />y se oyen cosas que se quiebran<br />y mamá habla por ratos ronco como un hombre<br />como una noche lejos<br />y da golpes<br />y la oímos rasparse<br /><br />en las paredes<br />y sale un río de mamá por debajo de la puerta<br />un río rojizo y triste que no se mueve<br /><br /><br />(de <em>Caz(a))</em><br /><br />Pp. 245-246<br /><br /><br /><strong>Beverly Pérez Rego (1957)<br /></strong><br /><br /><br />Sea breve la llama que nos une.<br />Sea finita nuestra distancia.<br />Que el orden que nos retiene<br />crezca en los filos de mi talón<br />hasta herir.<br /><br />Es tanta la maldad del mundo,<br />tan imperdonables sus torpezas.<br />Seamos la excepción:<br />busquemos la belleza<br />del golpe certero,la agonía justa,<br />la fluida música<br />de una voz que se apaga<br />por siempre.<br /><br />No, no detengas el fin.<br />Por esta vez, seamos libres,<br />y en la muerte ansiada<br />los dos hallaremos<br />noches distintas.<br /><br /><br />*<br /><br /><br />Algunos suelen decir que una mujer sola es, en realidad, una casa embrujada: generalmente, reposa en la cima de alguna apartada colina, y su adusta fachada se halla en franco contraste con los apacibles alrededores. Al acercársele, notará cómo ruines hiedras la circundan, y al reposar la cabeza sobre su vientre, en sus corredores, ruidos inhumanos regresan del pasado. De día, vive envuelta en engañoso silencio; al anochecer, mientras todos duermen, un espectro se asoma por su frente, retándole.<br /><br />Sin embargo, al contrario de lo que dicta la prudencia, existen hombres prestos a abrir su puerta. Después de agotar todos sus rincones, se marchan, aturdidos, cuidándose de dejarla abierta, batiendo en la bruma cálida.<br /><br />(de <em>Libro de cetrería</em>)<br /><br />Pp. 254-255<br /><br /><br /><strong>Alicia Torres (1960)<br /></strong><br /><strong>Sacerdotisa<br /></strong><br />A veces juego con la idea de matarte<br />(después de todo,querido,<br />nadie es inocente)<br />y entonces pienso en sacerdotes antiguos<br />ataviados de oro y lino blanco,<br />incienso rumbo a los cielos,<br />la precisión de la obsidiana afilada<br />en noches de luna menguante,<br />un pecho descubierto,<br />la tensión rápida y certera<br />de una mano educada para el puñal,<br />el placer de los dioses,<br />la satisfacción del deber cumplido.<br />Y hay orden de nuevo en el mundo,<br />la lluvia se derrama por los campos,<br />el viento hincha las velas aqueas<br />y la tierra es fértil otra vez,<br />pero entonces tú te acercas, querido,<br />con los brazos abiertos<br />y yo sonrío culpable<br />besándote la garganta<br />las muñecas, la sien.<br />La vida, allí donde late vulnerable.<br /><br />(de <em>Fatal</em>)<br /><br /><br />Pp. 268-269<br /><br /><br /><strong>Eduardo Castellanos (1961)<br /></strong><br /><br /><strong>XVII</strong><br /><br />Aprendí el idioma interminable de tu cuerpo<br />sus ritmos breves y profundos<br />sus frases líquidas que penetraban en mi piel<br />sus acentos delgados<br />como tus dedos<br />sus húmedas vocales<br />que resbalaban en mi lengua<br /><br />Aprendí a nombrar el mundo desde ti<br />a decir lluvia iluminada<br />llama tierna<br />bosque amable<br /><br />Aprendí de tu cuerpo<br />a olvidar mi propio idioma<br /><br /><br />(de <em>Refugio provisorio</em>)<br /><br />Pp. 280-281<br /><br /><br /><strong><em>Las palabras necesarias<br /></em></strong>Muestra antológica de poesía venezolana del siglo XX<br />Selección y prólogo Arturo Gutiérrez Plaza<br />Lom, Santiago, 2010, 311 pp.</div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-58462031266092381142009-10-13T21:36:00.000-07:002009-10-13T21:50:07.709-07:00Raymond Carver<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghO9jZdliS-2iwWFLuIBGADJKewzkQdu7e45CYuaiZooOegu-r9_AjhDVSUpzsJuCw2vvM-aMfg_SbyhT3MZOjmj_bzv__aVAH8IydX2tL41LcDBKQIF5w2xncPrvXAfrjzIsDeSSuxv0/s1600-h/carver.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5392310052362333026" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 217px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghO9jZdliS-2iwWFLuIBGADJKewzkQdu7e45CYuaiZooOegu-r9_AjhDVSUpzsJuCw2vvM-aMfg_SbyhT3MZOjmj_bzv__aVAH8IydX2tL41LcDBKQIF5w2xncPrvXAfrjzIsDeSSuxv0/s320/carver.jpg" border="0" /></a><br /><div></div><br /><br /><br /><br /><br /><strong>TU PERRO SE MUERE<br /></strong><br /><br />lo atropella una furgoneta.<br />lo encuentras a la orilla de la carretera<br />y lo entierras.<br />te sientes mal.<br />te sientes mal por ti mismo,<br />pero te sientes peor por tu hija<br />porque era su mascota<br />y lo quería mucho.<br />solía canturrearle<br />y lo dejaba dormir en su cama.<br />escribes un poema sobre ello.<br />lo titulas un poema para tu hija<br />y trata del perro al que atropella una furgoneta,<br />de cómo te ocupaste de él,<br />lo llevaste al bosque<br />y lo enterraste hondo, muy hondo,<br />y el poema sale tan bien<br />que casi te alegras de que hayan atropellado<br />al pobre perro, si no, no habrías escrito<br />nunca ese poema.<br />entonces te sientas a escribir<br />un poema sobre la escritura de un poema<br />que trata de la muerte de ese perro,<br />pero mientras escribes oyes<br />a una mujer gritar<br />tu nombre, tu nombre de pila,<br />ambas sílabas,<br />y tu corazón se para.<br />dejas pasar un rato y vuelves a escribir.<br />ella grita de nuevo.<br />te preguntas cómo va a terminar esto.<br /><br /><br /><br />Págs. 32-33<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>BANCARROTA<br /></strong><br />Ventiocho, un vientre velludo que sobresale<br />de la camiseta (insolvente)<br />aquí tumbado en mi lado<br />del colchón (insolvente)<br />escuchando el extraño sonido<br />de la voz de mi mujer (también insolvente).<br /><br />Somos unos recién llegados<br />a estos pequeños placeres.<br />Perdonadme (le ruego al gobierno)<br />que no hayamos sido previsores.<br />Hoy, mi corazón, como la puerta delantera,<br />está abierto por primera vez desde hace meses.<br /><br /><br /><br />Pág. 35<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>III<br />POR LA MAÑANA</strong><br /><br />Apretamos los labios contra el borde esmaltado de las tazas<br />e intuimos que esta grasa que flota<br />en el café logrará que el corazón se nos pare cualquier día.<br />Ojos y dedos se dejan caer sobre los cubiertos de plata<br />que no son de plata. Al otro lado de la ventana, las olas<br />golpean contra las paredes desconchadas de la vieja ciudad.<br />Tus manos se alzan del áspero mantel<br />como si fueran a hacer una profecía.Tus labios se estremecen...<br />Te diría que al diablo con el futuro.<br />Nuestro futuro yace en lo más profundo de la tarde.<br />Es una calle angosta por la que pasa un carro con un carretero,<br />el carretero nos mira y vacila,<br />luego menea la cabeza. Mientras tanto,<br />rompo indiferente el espléndido huevo de una gallina de raza Leghorn.<br /><br />Tus ojos se nublan. Te vuelves para mirar el mar<br />tras la hilera de tejados. Ni las moscas se mueven.<br />rompo el otro huevo.<br />Seguramente nos hemos empequeñecido juntos.<br /><br /><br /><br />Pág. 44<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>LOS SALMONES<br /></strong><br />Los salmones se mueven de noche<br />salen del río y entran en la ciudad.<br />Evitan las plazas con nombres<br />como Foster's Freeza, A & W, Smiley's,<br />pero nadan juntos por la zona<br />de las casas de la Wright Avenue donde a veces<br />en las primeras horas de la mañana<br />los oyes intentarlo con las perillas de las puertas<br />o tropezar con el cableado de la Cable TV.<br />Les esperamos levantados.<br />Dejamos abiertas las ventanas traseras<br />y nos avisamos al oír el primer chapoteo.<br />Cada mañana es una decepción.<br /><br /><br />Pág. 53<br /><br /><br /><br /><br /><strong>POEMA PARA HEMINGWAY Y W.C. WILLIAMS<br /></strong><br /><br />3 gruesas truchas quietas<br /><span style="color:#000000;">.........</span>la poza inmóvil<br />bajo el nuevo<br /><span style="color:#000000;">.........</span>puente de acero.<br />dos amigos<br /><span style="color:#000000;">.........</span>suben lentamente<br />el sendero.<br /><span style="color:#000000;">.........</span>uno de ellos,<br />ex-peso pesado,<br /><span style="color:#000000;">........</span>lleva una vieja<br />gorra de caza.<br /><span style="color:#000000;">........</span>quiere matar,<br />es decir, pescar y comerse<br /><span style="color:#000000;">........</span>los peces.<br />el otro,<br /><span style="color:#000000;">........</span>médico,<br />sopesa las posibilidades<br /><span style="color:#000000;">........</span>de tal cosa.<br />cree que estaría bien<br /><span style="color:#000000;">........</span>que permanecieran<br />sin más ahí suspendidas<br /><span style="color:#000000;">........</span>para siempre<br />en el agua clara.<br /><span style="color:#000000;">........</span>los dos siguen caminando<br />pero ambos<br /><span style="color:#000000;">........</span>lo discuten mientras<br />desaparecen<br /><span style="color:#000000;">........</span>entre los árboles<br />los campos y la luz que oscurece<br /><span style="color:#000000;">........</span>aguas arriba.<br /><br /><br /><br />Págs. 57-58<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>PARA SIEMPRE<br /></strong><br /><br /><br />A la deriva en una nube de humo,<br />sigo la raya que en el suelo del jardín deja un caracol<br />hasta el muro de piedra.<br />Solamente al final me acuclillo, veo<br /><br />lo que hay que hacer y, de repente,<br />me adhiero a la piedra húmeda.<br />Empiezo a mirar lentamente alrededor<br />y a escuchar, utilizando para ello<br /><br />mi cuerpo entero como el caracol<br />utiliza el suyo, relajado, pero alerta.<br />¡Atención! Esta noche es un hito<br />en mi vida. Después de esta noche,<br /><br />¿cómo podré volver a mi<br />vida anterior? Mantengo los ojos fijos<br />en las estrellas, les hago señales<br />con mis antenas. Me sujeto bien<br />durante horas, descansando sin más.<br />Más tarde, la pena comienza<br />a gotear en mi corazón.<br />Recuerdo que mi padre está muerto,<br /><br />y que me voy a ir pronto<br />de esta ciudad. Para siempre.<br />Adiós, hijo, dice mi padre.<br />Casi al amanecer, bajo<br /><br />y vuelvo errabundo a casa.<br />Todavía están esperándome,<br />el espanto aletea en sus rostros<br />cuando se encuentran con mis nuevos ojos por primera vez.<br /><br /><br />Págs. 62-63<br /><br /><br /><br /><br /><strong>MIEDO<br /></strong><br /><br />Miedo a ver un coche de la policía acercarse a mi puerta.<br />Miedo a dormirme por la noche.<br />Miedo a no dormirme.<br />Miedo al pasado resucitando.<br />Miedo al presente echando a volar.<br />Miedo al teléfono que suena en la quietud de la noche.<br />Miedo a las tormentas eléctricas.<br />¡Miedo a la limpiadora que tiene una mancha en la mejilla!<br />Miedo a los perros que me han dicho que no muerden.<br />Miedo a la ansiedad.<br />Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.<br />Miedo a quedarme sin dinero.<br />Miedo a tener demasiado, aunque la gente no creerá esto.<br />Miedo a los perfiles psicológicos.<br />Miedo a llegar tarde y miedo a llegar antes que nadie.<br />Miedo a la letra de mis hijos en los sobres.<br />Miedo a que mueran antes que yo y me sienta culpable.<br />Miedo a tener que vivir con mi madre cuando ella sea vieja,<br />y yo también.<br />Miedo a la confusión.<br />Miedo a que este día acabe con una nota infeliz.<br />Miedo a llegar y encontrarme con que te has ido.<br />Miedo a no amar y miedo a no amar lo suficiente.<br />Miedo de que lo que yo amo resulte letal para los que amo.<br />Miedo a la muerte.<br />Miedo a vivir demasiado.<br />Miedo a la muerte.<br /><span style="color:#000000;">........</span>Ya he dicho eso.<br /><br /><br /><br />Págs. 74-75<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>II<br />FELICIDAD<br /></strong><br /><br /><br />Tan temprano que casi está oscuro todavía.<br />Me acerco a la ventana con una taza de café<br />y el atasco de siempre a estas horas de la mañana<br />en la cabeza.<br />Veo entonces al chico y a su amigo<br />calle arriba<br />repartiendo el periódico.<br />Llevan gorras y sudaderas,<br />uno de ellos con una bolsa al hombro.<br />Son tan felices<br />que no se dicen nada, estos chicos.<br />Creo que si pudieran, se cogerían<br />del brazo.<br />Es temprano por la mañana<br />y están haciendo esto juntos.<br />Se acercan, despacio.<br />El cielo empieza a cubrirse de luz,<br />aunque todavía cuelga pálida la luna sobre el agua.<br />Tanta belleza que, durante un instante<br />la muerte o la ambición, incluso el amor,<br />no tienen cabida aquí.<br />Felicidad. Llega<br />de forma inesperada. Y sigue su camino, realmente.<br />Cualquier madrugada te lo dice.<br /><br /><br />Págs. 80-81<br /><br /><br /><br /><br /><strong>A MI HIJA<br /></strong><br /><span style="font-size:85%;"><em>Todo lo que veo me sobrevivirá</em>.<br /><br />Anna Ajmátova<br /></span><br /><br /><br /><br /><br />Es demasiado tarde para maldecirte, para desearte,<br />digamos, la fealdad, como Yeats hizo con su hija. Cuando<br />la vimos en Sligo vendiendo sus cuadros, había funcionado:<br />era la mujer más fea y más vieja de Irlanda.<br />Pero estaba a salvo.<br />Durante mucho tiempo no entendí<br />sus motivos. En cualquier caso, es demasiado tarde,<br />como digo. Ya eres mayor, y preciosa.<br />Eres una borracha preciosa, hija.<br />Pero una borracha. No puedo decir que se me parta<br />el corazón. No tengo corazón cuando se trata<br />de la bebida. Es triste, sí. Sólo Dios lo sabe.<br />Tu viejo amigo, ése al que llaman Silo, ha regresado<br />a la ciudad, y el alcohol ha vuelto a correr de nuevo.<br />Llevas tres días borracha, me dices,<br />cuando sabes jodidamente bien que la bebida es veneno<br />para nuestra familia.¿No te servimos de ejemplo<br />tu madre y yo? Dos personas<br />que se querían a golpes.<br />que acabaron a golpes con el amor que se tenían, vaciando vaso tras vaso,<br />maldiciones, desgracias, traiciones.<br />¡Debes estar loca! ¿No has tenido suficiente?<br />¿Quieres matarte? Puede que sea eso. A lo mejor<br />creo que te conozco y no te conozco.<br />No te estoy tomando el pelo, niña. ¿Quién te toma el pelo?<br />Hija, no debes beber.<br />Las últimas veces que nos vimos lo habías dejado.<br />El cuello escayolado y además<br />un dedo entablillado, gafas oscuras para ocultar<br />el moratón en el ojo. Un labio<br />que un hombre debería besar en vez de partir.<br />¡Oh, Dios, Dios, Dios!<br />Tienes que intentarlo ya.<br />¿Me oyes? ¡Despierta! Tienes que cortar con esto<br />y empezar de nuevo. Tienes que dejarlo por completo. Te lo estoy pidiendo.<br />Vale, sólo te lo digo. Mira, el destino de nuestra familia<br />es el despilfarro, no el ahorro. Pero puedes cambiar las cosas.<br />¡Debes hacerlo, no tienes más remedio!<br />Hija, no bebas.<br />Te matará. Como lo hizo con tu madre y conmigo.<br />Así.<br /><br /><br />Págs. 89-90<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>ENERGÍA</strong><br /><br /><br />Anoche, en su casa, cerca de Blaine,<br />mi hija intentó explicarme lo mejor que pudo<br />qué había fallado<br />entre su madre y yo.<br />"Energía. La energía de ambos estaba mal encauzada".<br />Se parece a su madre<br />cuando su madre era joven.<br />Se ríe como ella.<br />Se aparta el flequillo<br />de la frente con un gesto como el de su madre.<br />Apura el cigarrillo<br />hasta el filtro en tres caladas,<br />igual que su madre. Creía<br />que la visita resultaría fácil. Me equivoqué.<br />Esto es duro, hermano. El pasado<br />se desborda por mi sueño cuando intento<br />dormir. Me despierto y me encuentro miles<br />de cigarrillos en el cenicero y todas<br />las luces de la casa encendidas. No pretendo<br />entender nada: hoy seré transportado<br />a tres mil millas de distancia hasta<br />los amantes brazos de otra mujer, no<br />de su madre. No. Ella está atrapada<br />en el engranaje de un nuevo amor.<br />Apago la última luz<br />y cierro la puerta.<br />Cuando nos movemos hacia cualquiera zona del pasado<br />se ponen en marcha las cadenas<br />y tira de nosotros, implacablemente.<br /><br /><br /><br />Págs. 91-92<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>III<br />AL MENOS</strong><br /><br /><br />Quiero levantarme temprano una vez más,<br />antes de que salga el sol. Antes que los pájaros, incluso.<br />Quiero echarme agua fría a la cara<br />y sentarme a mi mesa de trabajo<br />cuando el cielo empieza a iluminarse y aparece<br />el humo en las chimeneas<br />de las casas vecinas.<br />Quiero ver cómo rompen las olas entre las rocas, no sólo<br />oírlas como por la noche mientras duermo.<br />Quiero ver de nuevo los barcos<br />que llegan de cualquier parte del mundo<br />y cruzan el Estrecho,<br />los cargueros viejos y sucios que apenas se mueven,<br />los nuevos buques de carga<br />pintados de todos los colores bajo el sol<br />tan rápidos que cortan el agua a su paso.<br />No quiero perderlos de vista,<br />ni tampoco la pequeña barca que avanza<br />entre ellos<br />o la estación del práctico al lado del faro.<br />Quiero ver cómo bajan a un hombre del barco<br />y suben a otro a bordo.<br />Quiero pasarme el día viendo estas cosas<br />y sacar mis propias conclusiones.<br />Detesto parecer egoísta -tengo muchos<br />motivos para estar agradecido-<br />pero quiero levantarme temprano una vez más, al menos.<br />Acercarme a mi sitio con un café y esperar.<br />Sólo esperar a ver qué ocurre.<br /><br /><br />Págs. 100-101<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>TODA SU VIDA</strong><br /><br />Me acosté a dormir la siesta. Pero cada vez que cerraba los ojos.<br />pasaban lentamente cirros sobre el Estrecho<br />hacia Canadá. Y las olas. Rompían en la playa<br />y volvían de nuevo. Sabes que no suelo soñar.<br />Pero anoche soñé que estaba viendo<br />un entierro junto al mar. Al principio me asusté.<br />Luego me inundó la pena. Pero<br />me tocaste un brazo y dijiste: "No, está bien.<br />Ella era muy vieja y él la amó toda su vida".<br /><br /><br />Pág. 124<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>UNA TARDE<br /></strong><br />Mientras escribe, sin mirar el mar,<br />siente que la punta de la pluma se estremece.<br />La marea está subiendo hasta el guijarral.<br />Pero no es eso. No,<br />se debe a que en ese momento ella ha decidido<br />entrar en la habitación sin nada de ropa.<br />Adormecida, sin saber muy bien<br />dónde está. Se aparta el pelo de la frente<br />Se sienta en el tocador con los ojos cerrados,<br />la cabeza hacia abajo. Repantigada. La ve<br />a través del vano de la puerta. Puede<br />que ella se esté acordando de lo que ocurrió por la mañana.<br />Después, abre un ojo y le mira.<br />Y sonríe dulcemente.<br /><br /><br />Pág. 143<br /><br /><br /><br /><br /><strong>ESPERANZA</strong><br /><br /><br /><span style="font-size:85%;"><em>"Mi mujer -dijo Pinnegar- espera verme tirado como un perro cuando me deje. Es su última esperanza".<br /></em><br />D.H.LAWRENCE,<br />"Jimmy and the Desperate Woman"<br /></span><br /><br /><br />Me dejó el coche y doscientos<br />dólares. Dijo, Hasta siempre, cariño.<br />Que te sea leve. Eso<br />tras veinte años de matrimonio.<br />Ella sabe, o cree que sabe,<br />que gastaré la pasta<br />en un día o dos, y que finalmente<br />estrellaré el coche- que estaba<br />a mi nombre y necesitaba reparación, de todos modos.<br />Cuando salí de casa, ella y su novio<br />estaban cambiando la cerradura<br />de la puerta delantera. Me saludaron.<br />Les devolví el saludo para que se dieran cuenta<br />de que no le daba importancia<br />alguna. Luego pisé a fondo<br />hasta la frontera del estado. Estaba lleno de ira.<br />Ella tenía razón al pensarlo.<br />Me uní a los perros y<br />nos hicimos buenos amigos.<br />Pero salí adelante. Un largo<br />camino sin volver la vista.<br />Dejé a los perros, mis amigos, atrás.<br />Sin embargo, cuando asomé<br />la cabeza otra vez por aquella casa,<br />meses o años después, conduciendo<br />otro coche, ella se puso a llorar<br />cuando me vio en la puerta.<br />Sobrio. Vestido con una camisa limpia,<br />pantalones y botas. Su última esperanza<br />no se había cumplido.<br />Y no tenía ningún otro motivo<br />para la esperanza.<br /><br /><br />Págs. 160-161<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>LA PEQUEÑA HABITACIÓN</strong><br /><br /><br />Era un buen ajuste de cuentas.<br />Palabras arrojadas como piedras contra las ventanas.<br />Ella gritaba y gritaba, como el ángel del juicio final.<br /><br />Entonces apareció el sol de repente adensando<br />el cielo de la mañana.<br />En el silencio repentino, la pequeña habitación<br />resultaba extrañamente vacía mientras él le secaba las lágrimas.<br />Se parecía a todas las demás habitaciones pequeñas de la tierra<br />en las que la luz encuentra dificultades para entrar.<br /><br />Habitaciones en las que la gente se grita y se hiere.<br />Y luego siente pena, y soledad.<br />Incertidumbre. La necesidad de amparo.<br /><br /><br />Pág. 176<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>DULCE LUZ<br /></strong><br /><br />Tras el invierno, torpe y afligido,<br />florecí con la primavera. Una dulce luz<br /><br />me colmó el pecho. Sacaba<br />una silla. Me sentaba durante horas frente al mar.<br /><br />Escuchaba las balizas y aprendí<br />a expresar la diferencia entre una campana<br /><br />y el sonido de una campana. Quería<br />todo lo que estaba a mi lado. Incluso quería<br /><br />dejar de ser una persona. Y lo logré.<br />Sé que lo hice (ella me trajo de vuelta).<br /><br />Recuerdo aquella mañana en que cerré la caja<br />de la memoria y giré la llave.<br /><br />Cerrada para siempre.<br />Nadie sabe lo que me ocurrió<br /><br />aquí fuera, mar. Sólo tú y yo lo sabemos.<br />Por la noche, las nubes cubrieron la luna.<br /><br />Por la mañana ya se habían ido. ¿Y aquella dulce luz<br />que dije antes? También se había ido.<br /><br /><br />Pág. 178<br /><br /><br /><br /><strong>MI MUJER<br /></strong><br />Mi mujer ha desaparecido con toda su ropa.<br />Se dejó dos medias de nailon y<br />un cepillo del pelo que encontré detrás de la cama.<br />Me gustaría que te fijaras<br />a esas medias y a los pelos negros<br />entre las púas del cepillo.<br />Tiro las medias al cubo de la basura; el cepillo<br />me lo quedo para usarlo. Sólo la cama<br />resulta extraña, no sé qué hacer con ella.<br /><br />Pág. 212<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Raymond Carver<br /><em>Todos nosotros<br /></em></strong>Traducción y prólogo Jaime Priede<br />Bartleby Editores, Madrid, 2006<br />260 pp.Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-67583812580933993842009-08-28T16:39:00.000-07:002009-08-28T16:45:03.848-07:00Contra los poetas-Alejandro Zambra<div align="justify">A los veinte años ya acumulan experiencias importantes: han publicado poemas en revistas y antologías, han participado en talleres, han escrito artículos para anuarios escolares y quizá han concedido una o dos precoces entrevistas. Ya tienen listos sus primeros libros, que están a punto de aparecer en editoriales emergentes. Son libros muy malos, pero por ahora eso no importa. Sus poemas son largos y sentenciosos, abusan de los gerundios, de los signos de exclamación y de los puntos suspensivos. Leen a Vicente Huidobro, a Delmira Agustini y a Oliverio Girondo, pero sobre todo se leen los unos a los otros, en interminables sesiones sólo a veces amistosas.<br /><br />A los veinticinco años ya han renegado de esos primeros poemas, que consideran lejanos pecados de juventud. Esperan encontrar pronto la madurez como poetas, que a ellos les importa mucho más que la madurez como personas. El segundo libro cumple con creces el objetivo: no es bueno, pero indudablemente es mejor que el primero. Dicen estar todavía buscando una voz propia y mientras tanto planean antologías que incluyen a todo el grupo, pero nadie quiere escribir el prólogo, pues nadie desea correr el riesgo de convertirse en crítico literario.<br /><br />A los treinta años ya han sufrido varios desengaños. Han sido incluidos en antologías nacionales y latinoamericanas, pero han sido excluidos de otras tantas publicaciones y les cuesta muchísimo aceptarlo. Por momentos escriben solamente para demostrar cuán arbitrarias han sido esas exclusiones. Han publicado, a esta altura, tres libros de poesía. Han fundado dos editoriales y cuatro revistas literarias. En sus reseñas biográficas se afirma que han participado en más de trece –en catorce– encuentros de poetas y que sus libros han sido parcialmente traducidos al italiano. En realidad les han traducido solamente un poema, pero da lo mismo: los han traducido, eso ya es mérito suficiente.<br /><br />Recién a los treinta y cinco años comienzan a incomodarse cuando los presentan como poetas jóvenes. Ahora dictan talleres en los que aconsejan a sus alumnos que eviten los gerundios, que cuiden los adjetivos, que declaren la guerra a los puntos suspensivos y a los signos de exclamación. Les inculcan la suprema libertad creadora, pero les prohíben una lista bastante larga de palabras: vacío, angustia, desolación, desesperación, crepúsculo, ocaso, alma, espíritu, corazón, vagina. Les hablan de melopoeia, de fanopoeia y de logopoeia, pero se enredan un poco en la explicación. Se enamoran de poetas de dieciséis años y las comparan con Alejandra Pizarnik, pero nunca han visto una foto de Alejandra Pizarnik.<br /><br />A los cuarenta años a nadie se le ocurre presentarlos como poetas jóvenes, pues sus caras y sus barrigas han cambiado de forma tal vez irreversible. Los poetas experimentan con mayor sufrimiento que el común de la gente la llamada crisis de los cuarenta. No decidieron ser poetas para tener cuarenta años. De ahora en adelante todo será decadencia. Se han vuelto inofensivos. Es más fácil incluirlos, pedirles prólogos, invitarlos a los recitales y aplaudirlos sin énfasis, respetuosamente. Son, en otras palabras, verdaderos fracasados.<br /><br />Para que el fracaso se cumpla es necesario que reciban, de vez en cuando, señales equívocas. A los cincuenta, a los sesenta, a los setenta años los poetas ganarán dos o tres premios menores; tímidos estudiantes de pregrado y quizás alguna bella doctora norteamericana analizarán sus libros, que tal vez serán traducidos al francés, al alemán, al griego o al menos al argentino. Por lo demás, siempre habrá alguna editorial emergente interesada en rescatarlos del olvido.<br /><br />Da lástima verlos junto al teléfono, esperando la noticia de un premio, de una pensión del gobierno, de un homenaje, de un viajecito al sur, lo que sea. Parecen niños asustados, y en el fondo eso son: niños asustados, adolescentes ya muy viejos para suicidarse. A veces algún reportero compasivo les pregunta para qué sirve la poesía en este mundo deshumanizado y consumista. Ellos suspiran y responden lo que han respondido siempre: que sólo la poesía salvará al mundo, que hay que buscar, en medio de la confusión, palabras verdaderas y aferrarse a ellas. Lo dicen sin fe, rutinariamente, pero tienen toda la razón. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><br /><br /><br /><br /><strong>A. Zambra</strong></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><a href="http://sinliteratura.wordpress.com/2009/08/20/contra-los-poetas/">http://sinliteratura.wordpress.com/2009/08/20/contra-los-poetas/</a></div><div align="justify"></div><div align="justify">Publicado en Etiqueta Negra Nº 65 <a href="http://etiquetanegra.com.pe/">http://etiquetanegra.com.pe/</a></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-1123058569513523062009-08-25T21:02:00.000-07:002009-08-25T21:13:24.114-07:00Alejandra González: La enfermedad del dolor<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6Pnu_WC_m_NB7ix6dh88_raxmekpkkCiothTwHely5LvZzcviGQMABzLcjUoUiKCdFgnyt8G1dj2qOT-d6kpfBzOiI5fC61oitAvxj9BvYbjvarx6BtNjMtOpL2qO_r9Kv3wkwZZJjkc/s1600-h/a.g.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5374118371252528546" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 202px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6Pnu_WC_m_NB7ix6dh88_raxmekpkkCiothTwHely5LvZzcviGQMABzLcjUoUiKCdFgnyt8G1dj2qOT-d6kpfBzOiI5fC61oitAvxj9BvYbjvarx6BtNjMtOpL2qO_r9Kv3wkwZZJjkc/s320/a.g.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Prescripción<br /></strong><br />Morir. Comenzar a estar fuera en vez de dentro. Cansada de todo el cansancio posible o toda la sobra del tiempo. Dibujar el sentimiento del dolor porque después de tanto tiempo, uno ya no siente y cree que las cosas siempre fueron así, pero de repente se sabe. Se duerme. Mi cama está llena de los restos de mi cuerpo. Caminante sin ningún espejo que sea capaz de conservar el más mínimo vestigio de recuerdo. Mi estómago se está saliendo y el calor me derrite todo tipo de amor. Yo no.<br /><br />Pág. 9<br /><br /><br /><br /><strong>Estómago I</strong><br /><br />A mi estómago lo cubren<br />todos los tipos de dolor<br /><br />(el dolor es un tipo de piso)<br /><br />Yo<br />los conozco<br />y sé<br />cuando alguien camina<br />sin zapatos<br />adentro de mi estómago<br /><br /><br />Página 10<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Estómago II</strong><br /><br />Yo soy<br /><br />un estómago despellejado<br />dividido<br />y olvidado<br /><br />Apenas sostenido por una piel antigua<br />que nunca termina de morir<br /><br /><br />Página 11<br /><br /><br /><br /><strong>Abierta<br /></strong><br /><br />Abierta en una columna<br />llena de mil huesos enfermos<br />que la torturan<br /><br />Abierta hasta el cansacio<br />como una puerta vieja<br />que se queja y que no duele<br /><br />Abierta hasta vaciarse<br />entera de dolor<br /><br />Secar cada órgano<br />desinfectar los labios<br />extraer todo lo que sangre<br /><br />dejarme limpia<br /><br />Abierta es mostrada<br />en los museos del mundo<br />y la gente se ríe<br /><br />Página 13<br /><br /><br /><strong>Enfermedad de la tristeza</strong><br /><br />Nada más terrible que el silencio<br /><br />Déjame gritar hasta arrancarme las partes<br />y no tener que sentir nada nuevo<br /><br />Tengo la garganta convertida en un ojo<br />que llora todo el día<br /><br />Página 22<br /><br /><br /><strong>Post- operatorio: la casa de las agujas</strong><br /><br />En esta caverna de huesos<br />acostumbro meter mis manos<br />a cualquier boca huérfano de dientes<br />caminando sin mis piernas<br />respirando pelo y roce de sábana mojada<br /><br />ser mi propia amante<br /><br />colar las palabras<br />que boto junto a los desperdicios de las uñas<br /><br />En ésta<br /><br />mi casa de agujas<br /><br />con rejas en forma de zapatos<br />de platillas<br />de polietileno<br /><br />el cordón de simetría me escupe en la cara<br />y quema en mi piel<br />mi título de dueña condenada a pedazo<br />a metamorfosis eterna<br />a parásito ignorante<br />del cuerpo que habita<br /><br /><br />Página 23<br /><br /><br /><br /><strong>Tengo mi mitad en el juego del dolor</strong><br /><br /><br />Sola<br /><br />estoy sacando mis brazos taladrados fuera de esta cama<br />en una búsqueda ridícula por sabor de sol<br /><br />Los tubos fluorescentes no han parado de sonar<br />y se mimetizan<br />con los murmullos del resto de las camas<br />rodeadas de familias<br />que han vuelto a quejarse<br />por este infierno de aire falso<br />que derrite los chocolates<br />entibia los lápices de cera<br />y las revistas<br /><br />Uno a uno los dedos de mis manos juegan a tocarse<br />otra vez<br />rozándose en un baile sin destino<br /><br />Nadie preguntará por mí<br />a la hora de visita<br /><br />Página 28<br /><br /><br /><strong>Asfixia</strong><br /><br />No puedo respirar<br />y me pongo al revés para que las lágrimas me caigan por la frente<br /><br />Abro los ojos<br />hasta que se me convierten en grietas<br />y la lengua se acuesta en el paladar<br /><br />No puedo respirar<br /><br />y tus manos en mi cuello<br />ya no funcionan<br /><br />Página 35<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Huella</strong><br /><br /><br />Comienza a lastimarme<br />por favor<br />hazme<br />cortes exactos con tu gillete<br /><br />Yo<br />No<br />Quiero<br /><br />una vida sin cicatrices<br /><br /><br />Página 36<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Mi pequeño amor muerto:</strong><br /><br />No vuelvas<br />a reencarnarte en otros cuerpos<br /><br /><br />Página 39<br /><br /><br /><br /><strong>Que mi nombre no se haya dicho nunca</strong><br /><br />Reconstruir mi anonimato<br /><br />no haber dejado costras<br />o trozos de mi líquido<br />guardados en alguna cama<br /><br />Ni palabritas mías escritas en los cuadernos de nadie<br />No haber provocado ninguna sonrisa<br />Que no se me haya tenido ninguna ropa<br />ni conocido algún nivel de amor<br /><br />Desaparecer así<br />como si no me hubiese nacido<br /><br /><br />Página 43<br /><br /><br /><br /><strong>Soy un parásito obligado a vivir afuera tuyo</strong><br /><br /><br />Y ahora que estoy vacía<br />ahora que es imposible sostenerme<br />y mantenerme latiente y respirante<br /><br />tú te llevas todo mi contorno<br /><br /><br />Página 48<br /><br /><br /><br /><strong>GLOSARIO</strong><br /><br /><strong>A<br /></strong><br />Abierta: Con cuchillos, con uñas, boca abierta. Manos abiertas se deslizan y palpan.<br /><br />Amante: Al lado y abajo. Mano amante. La mía sin la tuya. La tuya.<br /><br />Amor: Sombras. Sombras de fantasmas. Fantasmas mudos. Demasiadas palabras alrededor de<br />trozos de silencio. Labios. Negación de éstos.<br /><br />Angustia: Cuatro paredes blancas. Hay también una ventana que no se puede abrir, iluminando<br />permanentemente una cama que observa, un techo que simula ser el piso de un bote./34 tablas.<br /><br /><br />Página 59<br /><br /><br /><br />Antibióticos: Para curar una enfermedad debe inyectarse la misma enfermedad pero en dosis controladas. El propio cuerpo inteligente aumentará sus defensas y logrará acabar con ella./ Ya no hay más tristeza que tomar.<br /><br />Asesinado: Víctima de una extracción de lengua involuntaria./ Mudo.<br /><br /><br />Página 60<br /><br /><br /><br /><br /><strong>B</strong><br /><br />Brazo: Venas, lugar de origen de cientos de cuevas de catéter. Largos. Delgados. Cubiertos de pequeños hematomas. Secos.<br /><br /><br />Página 61<br /><br /><br /><br /><strong>C<br /></strong><br /><br />Calor: Asco. Aire acondicionado. Evaporación de las lágrimas. Exterminio de la sensibilidad. Multiplicación de la infección. / Calor en exceso, la infección es derrotada y sus componentes mueren en el incendio. Calor explosivo y único. Frascos de calor en escenas guardadas que tengo. Yo debajo de tu piel. Lo agradable de todo esto.<br /><br />Camuflaje: Desaparición. Anonimato./Todos somos tan felices.<br /><br />Cansancio: Falta de aliento. Estos ojos entreabiertos. Este cuello que busca el suelo. Estas piernas que abusan del arrastre.<br /><br />Página 62<br /><br /><br /><br />Cicatrices: Proceso ulterior a la costra. Sonrisa eterna. Piel insensible a los gritos./ Recuerdo.<br /><br />Columna: Base principal hecha de un silencio moldeable. Serpiente parasitaria e introducida en la espalda. Látigo. Espiral. Centro nervioso. Caída inevitable al destino asimétrico.<br /><br />Contorno: Lo que rodea todo esto. Ese espacio concreto que separa unas cosas de las otras.<br />A ti de mí.<br /><br />Página 63<br /><br /><br /><strong>D</strong><br /><br />Desinfectarme: Lavé las muñecas. Primero fueron desnudadas y reposaron una tarde entera en<br />una tina con cloro. Luego unté sus cabellos con shampoo y raspé sus cuerpos hasta borrar todo rasgo de mugre antigua. Fueron secadas cuidadosamente y ordenadas en su silla. Ahora ellas tienen un sabor y un color que nunca tendrán las pieles humanas./ Volverme limpia.<br /><br /><br />Dolor: De ubicación inexacta. Hay un grito continuo que o nace de la calle o de esta boca que lo va desgarrando todo, y todo se vuelve sólo ese desgarramiento y no importa cuándo empezó o si va a terminar porque se tiene la, eso sí, exacta sensación que nunca se ha ido y se vive adentro del desgarramiento y se aprende a sonreír con él. Y a dormir escuchando siempre el mismo murmullo que ya ni siquiera transita hacia los oídos.<br /><br />Página 65<br /><br /><br />Dulce: Un labio sobre una mejilla. Mermelada de naranja en un pan de hoja de once. Todo en una bandeja encima del velador. Una vez nevó y fue necesario contarlo. Porque desde la cama no se alcanzaba a ver. Y la leche se enfrió mientras la nieve se transformaba en lluvia.<br /><br />Página 66<br /><br /><strong>E<br /></strong><br /><br />Enferma (enfermedad): El proceso mismo de la insatisfacción: este llanto continuo y seco que abre surcos invisibles en el rostro. Que ondula los hombros y los deja convertidos en un par de cejas arqueadas. Que arranca los recuerdos del dentro y los deja colgando en un carrusel que rueda delante de los ojos. Al que ya no se es permitido subir./ La que comió la enfermedad y la lleva como una eterna ánima vagante sujetándose de las paredes del propio torrente sanguíneo.<br /><br /><br />Espaldas: Apoyos. Mesas donde se escriben cartas largas. Algunas con mala letra. Mantel sobre el que se come. Libreta./ Espalda curva. Ya no se puede escribir sobre ella, el proceso de atrofia impedirá la utilización y únicamente se podrá usar con fines abstractos: la instalación de éstas en algún museo de arte moderno, por ejemplo.<br /><br />Página 67<br /><br /><br />Espejos: Ojos carentes de pupilas.<br /><br /><br />Esquizofrénicos: Hay un dragón con dos cabezas acostado a la orilla del río. Ha batallado dos siglos. Una cabeza ha sido la vencedora provocando que la otra se pudra, aún pegada irremediablemente al cuerpo. La sobreviviente intenta levantar sus ojos y observar la bahía que se presume en la otra orilla. Se ve todo esto. Todo el tiempo se tiene la seguridad de estar en la cabeza muerta, en la latiente y en la orilla. También se sabe que el cuerpo de uno es de río.<br /><br /><br />Estómago:Otro tipo de piso o de dolor. Una bolsa gigante y enorme que intenta alimentarse y que nunca es satisfecha./ Hoyo negro en lugar de estómago. Metabolismos extraños que aniquilan todo.<br /><br />Página 68<br /><br /><br /><br /><strong>F</strong><br /><br />Fantasmas: Ausencia de corporalidad. Algunos recuerdos escapan de la cabeza en forma de fantasmas, otros consideran lo suficientemente tibio el hogar de origen y no intentan huir de ahí.<br /><br /><br />Página 69<br /><br /><br /><br /><strong>G<br /></strong><br />Garganta: El amplificador natural del grito. Sellada. Dibujados al principio de ella un par de labios. Al final: el estómago. El grito sube y baja sin poder escapar. Raspada.<br /><br /><br />Grieta: Hay surcos invisibles. Las de este tipo no son exclusivas del rostro. En cualquier lugar. En cualquier lugar. En cualquier espacio compuesto de caminos. De río. Una vez abiertas sólo podrán ser rellenadas, o encima de ellas se podrá instalar un mueble. Jamás existirá la posibilidad de su absoluta y natural desaparición.<br /><br />Página 70<br /><br /><br /><strong>H</strong><br /><br /><br />Huérfana: La que no tiene. Porque alguna vez lo tuvo y desapareció (eso sí, para nunca más volver), o porque lo otro estuvo pero no hasta que ella naciera. La desligada. La perdida./ Los padres fueron arrancados por la propia mano. Orfandad por opción.<br /><br />Huesos: Esos trozos de calcio petrificado formando estacas rodeadas de músculos. Ángulos agudos entrando en mis caderas./ Mis caderas.<br /><br />Página 71<br /><br /><br /><strong>L</strong><br /><br /><br />Lágrimas: Espesura de agua en una alfombra. Pedazos de vidrio pulido por las olas. Opaco. Llenos de agua fosilizada./ Llanto: dos lagos en tus cuencas vaciándose en una cascada que cae hasta mi cuello.<br /><br />Página 73<br /><br /><br /><strong>M<br /></strong><br />Mentira: El puñal clavado en la carne blanca. Un puñal oxidado que provocará la infección./ Septicemia: envenenamiento a la sangre.<br /><br />Página 74<br /><br /><br />Mudos: Íbamos por las calles durmiendo sobre el paso de nuestros pies. Y nuestros ojos estaban abiertos sólo porque no había párpados suficientes con qué cubrirlos. Llevábamos agua para regar los jardines que sembraríamos. Y unas sillas de madera en las que nos sentaríamos a esperar que creciera un árbol, que fuera capaz de decirlo todo, nacido de las semillas de nuestras lenguas.<br /><br />Página 75<br /><br /><br /><br /><strong>N<br /></strong><br /><br />Niños: Los niños me han seguido. La luz sigue igual pero ahora tengo absolutamente claro que un gran incendio ha pasado por aquí. Lo sé. Quizás estuve ahí. En la humedad que se esconde tras todo lo reseco. Los niños son los hijos de la familia que vivía en la casa. No sé cómo lograron salvarse, pero me siguen con sus caras. No con sus cuerpos, sino con sus caras que son una misma. Sin emoción. Como un grupo de fantasmas que me acompaña.<br /><br />No: Tu mano, peligrosamente expuesta al color de mi agua. Rebotante, reposas en mi mejilla./ Manos sin uñas: silenciosamente intento añadirme a tu cuerpo y me resbalo.<br /><br />Página 77<br /><br /><br /><strong>O<br /></strong><br /><br />Oídos: Hay dos caracoles pegados a mis sienes. Por ninguno de ellos se puede oír el mar.<br /><br /><br />Ojos: Aberturas continentes de las lágrimas. Desiertos de las mismas. Exclamación. Comienzo de la interrogación. Término del ahogo./ Cerrados: la coloración de cientos de figuras bajando o subiendo. Dedos sobre los párpados provocan el verde.<br /><br />Página 78<br /><br /><br /><strong>P<br /></strong><br />Petróleo: Acumulación de lágrimas, sedimentos que se adhieren al envase y que son combustibles./ Entrar a esa huella alrededor de los ojos. Observar el fuego.<br /><br />Piernas: Prolongación de caderas. Pilares que pueden llevar a la simetría o al desequilibrio del resto del cuerpo./ Esculturas alrededor de un cuello. Sobre algo. Alrededor de algo. Collares<br /><br />Página 80<br /><br /><br />Post- operatorio: El mareo. La falta de aire. La respiración entrecortada. Ojos que observan la readaptación al propio cuerpo. La nueva ruina del caminar./ Abastecer. Dejar de ser abastecida. La irrupción como un accidente previsto con anterioridad.<br /><br />Página 81<br /><br /><br /><strong>S</strong><br /><br /><br />Sangre: La secreción roja. El esmalte de las uñas. Lo ajeno que se hace interno. La sobrevivencia a partir de la rutinaria opción de mantener esta corriente en su lugar. De abastecerla./ Esta piel. Estas palabras tatuadas.<br /><br /><br />Página 85<br /><br /><br />Sueño: Aparición de la conciencia en el jardín de al lado.<br /><br />Página 86<br /><br /><br /><strong>T<br /></strong><br />Transpirar: Este olor a tu ausencia convertir en agua que se cristaliza encima de los poros, convirtiendo todo en una capa de escarcha donde se refleja tu rostro.<br /><br />Tristeza: Una cabeza vacía como la plaza de armas.Hacer entrar este aire. Dejar que salga. Acompañarme de los pasos. Del peso de mis órganos llenando una bolsa de piel. Alimentar palomas en la plaza de aquí adentro. Sentarme en un banco verde rayado con cortaplumas. Asistir a la tarde en una fuente de agua seca.<br /><br />Página 88<br /><br /><br /><strong>U</strong><br /><br />Uñas: Acumulación de células muertas. Algunas pintadas y bien decoradas. Otras como habitaciones en desuso, descascaradas y sucias./ Ganchos, llaves, nombres para escribir en pieles.<br /><br />Página 89<br /><br /><br /><br /><strong>Z<br /></strong><br /><br />Zapatos: Final del cuerpo. Donde termina todo esto.<br /><br /><br />Página 91<br /><br /><br /><br /><strong><em>La enfermedad del dolor<br /></em></strong>Alejandra González<br />Ed. del Temple, Santiago, 2003<br />91 Páginas</div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-87576046236590281462009-08-22T18:09:00.000-07:002009-08-22T18:17:35.832-07:00En lo más implacable de la noche- Idea Vilariño<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicQVW3ACFnVZB2OiVNSGmd0zOdC8jdw6ekgPiSasEPzG07eWKuk0kCRyQjQHB7x1m6wbz1cHNPI8sr3zNEuGo4CL6nlBVRgOnQInOqPhnwXV_cZc2eyYNyFHCM_vurNE4cCpPUknqdSTE/s1600-h/ideav.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5372960603249097010" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 200px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicQVW3ACFnVZB2OiVNSGmd0zOdC8jdw6ekgPiSasEPzG07eWKuk0kCRyQjQHB7x1m6wbz1cHNPI8sr3zNEuGo4CL6nlBVRgOnQInOqPhnwXV_cZc2eyYNyFHCM_vurNE4cCpPUknqdSTE/s320/ideav.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>COMPARACIÓN<br /></strong><br /><br />Como en la playa virgen<br />dobla el viento<br />el leve junco verde<br />que dibuja<br />un delicado círculo en la arena<br />así en mí<br />tu recuerdo.<br /><br /><br />Página 29<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>ESTOY AQUÍ<br /></strong><br /><br />Estoy aquí<br />en el mundo<br />en un lugar del mundo<br />esperando<br />esperando.<br />Ven<br />o no vengas<br />yo<br />me estoy aquí<br />esperando.<br /><br /><br />Página 30<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>EL TESTIGO<br /></strong><br />Yo no te pido nada<br />yo no te acepto nada.<br />Alcanza con que estés<br />en el mundo<br />con que sepas que estoy<br />en el mundo<br />con que seas<br />me seas<br />testigo juez y dios.<br />Si no<br />para qué todo.<br /><br /><br />Página 31<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>YO QUISIERA</strong><br /><br /><br />Yo quisiera llorando<br />decírtelo<br />mostrarte<br />decirte destrucción<br />y que tú me entendieras<br />o decirte se fue<br />el verano se fue<br />o decirte<br />no te amo<br />y que tú me entendieras.<br /><br />Página 34<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>CARTA I<br /></strong><br /><br />Como ando por la casa<br />diciéndote querido<br />con fervorosa voz<br />con desesperación<br />de que pobre palabra<br />no alcance a acariciarte<br />a sacrificar algo<br />a dar por ti la vida<br />querido<br />a convocarte<br />a hacer algo por esto<br />por este amor inválido.<br />Y cierro las ventanas diciéndote<br />querido<br />querido y no me importa<br />que estés en otra cosa<br />y que ya no te acuerdes.<br />Yo me estoy detenida<br />en tu mirar aquel<br />en tu mirada aquella<br />en nuestro amor mirándonos<br />y voy enajenada por la casa<br />apagando las luces<br />guardando los vestidos<br />pensando en ti<br />mirándote<br />sin dejarte caer<br />anhelándote<br />amándote<br />diciéndote querido.<br /><br /><br />Página 35<br /><br /><br /><br /><br /><strong>TE ESTOY LLAMANDO</strong><br /><br />Amor<br />desde la sombra<br />desde el dolor<br />amor<br />te estoy llamando<br />desde el pozo asfixiante del recuerdo<br />sin nada que me sirva ni te espere.<br />Te estoy llamando<br />amor<br />como al destino<br />como al sueño<br />a la paz<br />te estoy llamando<br />con la voz<br />con el cuerpo<br />con la vida<br />con todo lo que tengo<br />y que no tengo<br />con desesperación<br />con sed<br />con llanto<br />como si fueras aire<br />y yo me ahogara<br />como si fueras luz<br />y me muriera.<br />Desde una noche ciega<br />desde olvido<br />desde horas cerradas<br />en lo solo<br />sin lágrimas ni amor<br />te estoy llamando<br />como a la muerte<br />amor<br />como a la muerte.<br /><br /><br />Págs. 36-37<br /><br /><br /><br /><br /><strong>CARTA III</strong><br /><br />Querido<br />no te olvides<br />de que te espero siempre<br />cada noche te espero<br />estoy aquí<br />no duermo<br />no hago nada sino eso<br />te espero<br />te espero<br />Da la una.<br />Cierro entonces la puerta<br />el amor<br />la esperanza<br />y en la sombra<br />en la noche<br />con los ojos desiertos<br />miro sin ver<br />sin quejas<br />sin pena<br />la pared.<br />Duramente la miro<br />hasta que viene el sueño.<br /><br />Página 38<br /><br /><br /><br /><br /><strong>SEIS</strong><br /><br />Entonces<br />todo se vino<br />y cuando vino<br />y<br />me quedé inmóvil<br />lo dejaste saltar<br />quejándote seis veces.<br />Seis.<br />Y no sabés qué hermoso.<br /><br /><br />Página 43<br /><br /><br /><br /><strong>LA PIEL</strong><br /><br /><br />Tu contacto<br />tu piel<br />suave fuerte tendida<br />dando dicha<br />apegada<br />al amor a lo tibio.<br />Pálida por la frente<br />sobre los huesos fina<br />triste en las sienes<br />fuerte en las piernas<br />blanda en las mejillas<br />y vibrante<br />caliente<br />llena de fuegos<br />viva<br />con una vida ávida de traspasarse<br />tierna<br />rendidamente íntima<br />Así era tu piel<br />lo que tomé<br />que diste.<br /><br />Página 45<br /><br /><br /><br /><br /><strong>ENTONCES SOY LOS PINOS</strong><br /><br /><br />Entonces soy los pinos<br />soy la arena caliente<br />soy una brisa suave<br />un pájaro liviano delirando en el aire<br />o soy la mar golpeando de noche<br />soy la noche.<br />Entonces no soy nadie.<br /><br /><br />Página 50<br /><br /><br /><br /><br /><strong>LA CASA EL MAR LA TIERRA</strong><br /><br /><br />La casa<br />el mar<br />la tierra<br />y ese sol para siempre.<br />La casa<br />el mar<br />la tierra<br />y ese sol al fin nova.<br /><br /><br />Página 51<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>QUIÉNES SOMOS</strong><br /><br /><br />Quiénes somos<br />qué pasa<br />qué extraña historia es esta<br />por qué la soportamos<br />si es a nuestra costa<br />por qué nos soportamos<br />por qué hacemos el juego.<br /><br /><br />Página 54<br /><br /><br /><br /><br /><strong>LLUEVE A CÁNTAROS</strong><br /><br /><br />Llueve a cántaros<br />llueve<br />tantos años<br />que llueve<br />que en la habitación triste<br />sin luz<br />escucho<br />miro.<br /><br /><br />Página 55<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>POR AHORA<br /></strong><br />Por ahora<br />en lo oscuro<br />como un perro despierto.<br />Por ahora.<br />Después<br />igual<br />sin mí<br />seguirá hacia su fin<br />la larga historia.<br /><br />Página 59<br /><br /><br /><br /><br /><strong>UNA VEZ<br /></strong><br />Soy mi padre y mi madre<br />soy mis hijos<br />y soy el mundo<br />soy la vida<br />y no soy nada<br />nadie<br />un pedazo animado<br />una visita<br />que no estuvo<br />que no estará después.<br />Estoy estando ahora<br />casi no sé más nada<br />como una vez estaban<br />otras cosas que fueron<br />como un ciclo lejano<br />un mes<br />una semana<br />un día de verano<br />que otros días del mundo<br />disiparon.<br /><br />Página 62<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>HASTA CUÁNDO</strong><br /><br /><br />Hasta cuándo los gestos<br />las señas las palabras<br />la sabida comedia<br />la mascarada atroz<br />esta triste aventura<br />de ser cálido y fuerte<br />y andar entre las cosas<br />inanimadas frías<br />a cuyo estado un día<br />llegaremos sin duda.<br /><br />Página 63<br /><br /><br /><br /><br /><strong>SI MURIERA ESTA NOCHE</strong><br /><br />Si muriera esta noche<br />si pudiera morir<br />si me muriera<br />si este coito feroz<br />interminable<br />peleado y sin clemencia<br />abrazo sin piedad<br />beso sin tregua<br />alcanzara su colmo y se aflojara<br />si ahora mismo<br />si ahora<br />entornando los ojos me muriera<br />sintiera que ya está<br />que ya el afán cesó<br />y la luz ya no fuera un haz de espadas<br />y el aire ya no fuera un haz de espadas<br />y el dolor de los otros y el amor y vivir<br />y todo ya no fuera un haz de espadas<br />y acabara conmigo<br />para mí<br />para siempre<br />y que ya no doliera<br />y que ya no doliera.<br /><br />Página 69<br /><br /><br /><br /><br /><strong>EL MIEDO</strong><br /><br />Es amarillo afuera<br />ay dios<br />es amarillo<br />como un pájaro seco<br />hiriente y desplumado<br />como qué<br />doloroso.<br /><br />Tiene miedo la tarde<br />tiene horror la mañana<br />el día que lastima<br />o se tiñe de estiércol<br />o se afila los dientes.<br /><br />La noche hace una casa<br />negra pura y de todos.<br />La noche hace una casa<br />pero el terror golpea<br />y la llena de ojos.<br /><br />Es amarillo afuera<br />ay dios<br />es amarillo<br />como un pájaro muerto<br />como una aguja de oro<br />de hielo<br />como un grito.<br />Es amarillo afuera.<br /><br />Y adentro es amarillo.<br /><br />Página 75<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>VOLVER</strong><br /><br />Quisiera estar en casa<br />entre mis libros<br />mi aire mis paredes mis ventanas<br />mis alfombras raídas<br />mis cortinas caducas<br />comer en la mesita de bronce<br />oír mi radio<br />dormir entre mis sábanas.<br />Quisiera estar dormida entre la tierra<br />no dormida<br />estar muerta y sin palabras<br />no estar muerta<br />no estar<br />eso quisiera<br />más que llegar a casa.<br />Más que llegar a casa<br />y ver mi lámpara<br />y mi cama y mi silla y mi ropero<br />con olor a mi ropa<br />y dormir bajo el peso conocido<br />de mis viejas frazadas.<br />Más que llegar a casa un día de estos<br />y dormir en mi cama.<br /><br />Página 77<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>LA SOLEDAD</strong><br /><br />Esta limitación esta barrera<br />esta separación<br />esta soledad esta soledad la conciencia<br />la efímera gratuita cerrada<br />ensimismada conciencia<br />esta conciencia<br />existiendo nombrándose<br />fulgurante un instante<br />en la nada absoluta<br />en la noche absoluta<br />en el vacío.<br />Esta soledad<br />esta vanidad la conciencia<br />condenada<br />impotente<br />que termina en sí misma<br />que se acaba<br />enclaustrada en su luz<br />y que no obstante se alza<br />se envanece<br />se ciega<br />tapa el vacío con cortinas de humo<br />manotea ilusiones<br />y nunca toca nada<br />nunca conoce nada<br />nunca posee nada.<br />Esta ausencia distancia<br />este confinamiento<br />esta desesperada<br />esta vana infinita soledad<br />la conciencia.<br /><br />Página 78<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>ME VOY A MORIR<br /></strong><br /><br />Me voy a morir<br />me voy a morir<br />devoro la sombra<br />los lampos el último<br />filo de oro el último<br />rosa con amor<br />sabiendo<br />mirándolos<br />con el despaego<br />del que está de paso<br />sabiendo<br />viviendo<br />la muerte que pronto<br />me quitará los ojos<br />para verlo olfato<br />para respirarlo<br />me quitará a mí<br />a mí<br />de mi sitio.<br />Por eso lo miro<br />poniendo los ojos<br />la piel<br />el amor<br />la horrible tristeza<br />y ese desapego<br />porque estoy de paso.<br /><br />Página 79<br /><br /><br /><br /><strong>EN LA NOCHE DE LUNA<br /></strong><br />En medio de esta enorme noche blanca<br />entre pinares médanos y luna<br />-hoy llegaron los hombres a la luna-<br />frente al mar que otra vez acuesta su ola<br />formidable en la playa abandonada<br />-hay miedo en Almería dice el diario<br />no encontraron aún las bombas hache<br />caídas en su mar por accidente-<br />en el silencio blanco y estruendoso<br />de esta soledad plena y una y pura<br />-ochocientos vietcongs muertos anoche<br />hambre en la India hambre en el Brasil-<br />en la melancolía y la belleza<br />de la noche de luna entre los pinos<br />con la luna ocupada y el miedo en Almería<br />y la aldea arrasada y con el hambre.<br /><br />Página 81<br /><br /><br /><br /><strong>SÓLO PARA DECIRLO<br /></strong><br />Qué hijos de una tal por cual<br />qué bestias<br />cómo decirlo de otro modo<br />cómo<br />qué dedo acusador es suficiente<br />qué anatema<br />qué llanto<br />qué palabra que no sea un insulto<br />serviría<br />no para conmoverlos<br />ni para convencerlos<br />ni para detenerlos.<br />Sólo para decirlo.<br /><br />Página 83<br /><br /><br /><br /><br /><strong>YA NO TENGO<br /></strong><br />Ya no tengo<br />no quiero<br />tener ya más preguntas.<br />Ya no tengo<br />no quiero<br />tener ya más respuestas.<br />Tendría que sentarme en un banquito<br />y esperar que termine.<br /><br />Página 87<br /><br /><br /><br /><br /><strong>ESTÁ CLARO</strong><br /><br />Está claro que yo<br />un día de estos sea<br />una muda tierrita<br />un poco de basura<br />que no sea<br />pero cómo aceptar<br />que ellos míos<br />que su polvo de ellos<br />no la vez<br />que no la toque con un dedo suave<br />la roce con la punta de la lengua<br />que no sepa<br />no sepa.<br /><br />Página 90<br /><br /><br /><br /><br /><strong>2003</strong><br /><br />Van los hijos de perra<br />por pobres de muerte<br />que muriéndose esperan<br />la granizada atroz<br />el rayo que no cesa.<br />Y nos los otros otros<br />por veces distraídos<br />por veces ocupados<br />lanzamos solo a veces<br />un insulto un gemido<br />un destello de pena<br />una arcada de odio<br />de asco<br />de vergüenza.<br /><br />Página 103<br /><br /><br /><br /><br /><strong><em>En lo más implacable de la noche</em></strong><br /><strong>Idea Vilariño<br /></strong>Ed. Colihue, Buenos Aires, 2003<br />105 páginasLobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-27750437325961194902009-08-13T14:50:00.000-07:002009-08-22T18:17:18.688-07:00Fragmentos de Alto Volta- Yanko González<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheTm23ydVdrtDAPpB5Qg5diBUizVmzUIxGZn9sopt_9K_qJtM9hooH7vBh5Sf6vH3C8-sp-0HiJyNhN3w_lhyKCCav0IsMUXodO-TYdALOR0o4Yw-rupJ5dgTPWKZUDgi7Nmii0tZlO0s/s1600-h/altov.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369570618271253154" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 269px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheTm23ydVdrtDAPpB5Qg5diBUizVmzUIxGZn9sopt_9K_qJtM9hooH7vBh5Sf6vH3C8-sp-0HiJyNhN3w_lhyKCCav0IsMUXodO-TYdALOR0o4Yw-rupJ5dgTPWKZUDgi7Nmii0tZlO0s/s320/altov.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>que no quiere<br /></strong><br /><br />"Que<br />no<br />quiere<br />morir<br />como<br />un<br />perro<br />nadie<br />quiere<br />morir<br />como<br />un<br />perro<br />todo<br />ser<br />humano<br />merece<br />no<br />morir<br />como<br />un<br />perro<br />ha<br />vivido<br />como<br />cerdo<br />y<br />no<br />quiere<br />morir<br />como<br />un<br />perro".<br /><br /><br />Página K<br /><br /><br /><br /><br /><strong>lo que engrana</strong><br /><br />lo que engrana le impulsa y lo voltea<br />un ojo se cae al blanco mientras los de abajo<br />corren hacia un juego nuevo.<br />él los ha visto todos: planifica:<br />el que te deja boca arriba<br />el que te vomita la boquera<br />el que te grita la membrana<br />el averno de los campesinos la cavidad de los ancianos.<br /><br />veo a mi madre que se toma de los fierros y no alcanza<br />veo a mi padre que fuma rápido leyendo precauciones<br />mi hermano me asesta un golpe en el estómago muy fuerte<br />mientras lo mancho con un palo de algodón dulce.<br /><br />la felicidad ja ja ja cantan el dúo<br />que posa en una silla voladora<br />que me dio tu amor// hoy quiero cantar<br />me paso largo rato pensando por qué no nos reímos<br />mejor a eso no me subo.<br />festín final de los felices.<br /><br />ahora queremos una bicicleta<br />mi hermano una pistera yo una <em>bici cross<br /></em>hemos sudado flema para llegar al parque<br />lejos más lejos de Alto Volta<br />mi padre dijo no fue sencillo<br />y carga de vuelta un oso grande.<br /><br /><br />Página M<br /><br /><br /><br /><br /><strong>heribert barrera<br /></strong><br /><br />hay muchas maneras de hacer infelices a los hombres. una de ellas es visitándolos.<br /><br /><br />Página P<br /><br /><br /><br /><br /><strong>gaston miron<br /><br /></strong><em><span style="font-size:85%;">algún día diré sí a mi nacimiento<br /><br /></span></em><br />Cuando izamos la bandera se nos ocurrió que azar sirve también para llegar<br />No decir que ésto acabab mal que a tus amigos se les ha caído el corazón<br />que no es verdadero eso de lo único verdadero: <em>un jour j'aurai dit oui à ma naissance<br /></em><br />Sabes cuando la izamos vimos a través (que ya es suficiente Québécois para llegar)<br />Detrás los mismos ríos de la misma amoratada amortajada con los ojos abajo realidad<br />Los párpados pisados y un alfabeto duro astillado para la lengua para entrar<br /><br /><br />Padre no quiso izar y arrancó un pedazo de su pierna para no salir para entrar<br />Dijo el sur lo que se ha de ablandar lo que se ha de caer lo que había que morir<br />Pero estaba afuera y veloz paseaba su voltaje entre los átomos de aire. Pobre.<br /><br /><br />Al cubrir que es el morir lo volcamos al pie del mástil no podíamos fijar el iris la pestaña<br />No era nadie en particular que la bruma se tragaba no era nadie un padre triste.<br />Triste. Triste como un padre muerto triste al pie de un mástil izando bandera triste.<br /><br /><br />Página Q<br /><br /><br /><br /><strong>[arthur]</strong><br /><br />paralosalemanesesinclusobuenoquelaspalabrasseanalgo<br />largas, puescomosontardosdepensamiento,asídisponende<br />tiempoparareflexionar.<br /><br />Qué poca honradez hay entre los escritores. Se hace patente<br />en la desvergüenza con que falsean sus citas de escritos<br />ajenos. Pasajes de mis obras los encuentro completamente<br />desfigurados (...).<br /><br />Los franceses, incluidas las Academias, dan a la lengua<br />griega un trato ultratajante. Toman de ella palabras para<br />desfigurarlas: escribe, por ejemplo, <em>etiologie, ésthétique<br /></em>(...), o también <em>Oedipe, Andromaque</em>, etc.; es decir, escriben<br />las palabras griegas tal y como lo haría un gañán francés<br />que las hubiese oído pronunciar a otros. (...) Ver maltratada<br />la lengua griega a favor de una jerga tan repugnante como<br />es de suyo la francesa (este italiano echado a perder de la<br />manera más repugnante, con las largas y repulsivas sílabas<br />finales y el sonido nasal) es un espectáculo comparable al<br />que ofrece una araña de las Indias Occidentales cuando se<br />come un colibrí, o un sapo cuando engulle a una mariposa.<br /><br />Qué poca honradez hay entre los escritores. Se hace patente<br />en la desvergüenza con que falsean sus citas de escritos<br />ajenos. Pasajes de mis obras los encuentro completamente<br />desfigurados (...).<br /><br /><br />Página S<br /><br /><br /><br /><strong>pessoa<br /></strong><br /><br />la belleza es griega. pero la concienca de que sea griega es chilena. nada es, todo se otrea. </div><div align="justify"><br /><br />Página T<br /><br /><br /><br /><strong>paremia<br /></strong><br />pero ponte en mi lugar pero<br />es que ponte en mi lugar es<br />lo que te digo ponte en mi<br />lugar encuentras justo que<br />no se ponga en mi lugar y<br />me pida a mí solamente que<br />haga el esfuerzo de ponerme<br />en su lugar sin molestarse<br />siquiera en ponerse en mi<br />lugar y pedir y pedir y pedir<br />que sólo se pongan en su lugar<br />dios mío que lío <em>quien fuera<br />blanco aunque fuese catalán.<br /></em><br />Página AA<br /><br /><br /><br /><br /><strong>para qué<br /></strong><br />hablar de cómo llegó aquí<br />con una mano adelante<br />si no sabía comprar<br />para tirar la cadena me preguntaba<br />señora carmen esto<br />señora carmen esto otro<br />- no me digas señora!<br />fue que le dije<br />dime carmen<br />pero no "<em>cam-men"</em> como te sale.<br /><br />me creerás que se hizo la ofendida.<br /><br /><br />Página AC<br /><br /><br /><br /><strong>aleya de marta ferrusola<br /></strong><br /><em><span style="font-size:85%;">a verena stolcke<br /></span></em><br /><br />Atrás sólo el libro que cae a la atarjea<br />Dejando la oración a mitad del sumidero.<br /><br />El pie llagado a partir del paso<br />No quiere camino ni posada sólo coz.<br /><br />Y aquí donde le ven persigna su piel seca<br />O hace reír a los ácaros que le acompasan.<br /><br />De reojo sube al carro que lo arrea<br />Al galpón que junta a los que cesan.<br /><br />No supura sólo quiere descansar la sed<br />Abatirse descoserse pronto lo que sueña<br /><br />: Que vaga en El ejido pidiendo una llamada<br />: Que le queman en la calle su versículo<br /><br />Un oso sintético lo abraza<br />Una venda tapa la sutura<br /><br />Alguien reparte unas frazadas<br /><br />Alguien revuelve un jugo en polvo.<br /><br />¿Quisieran agregar ahora que se ha muerto?<br /><br />(Pueden agregar ahora<br />que se ha muerto).<br /><br /><br />Página AG<br /><br /><br /><br /><br /><strong>prácticamente<br /></strong><br />a esta <em>china </em>hay que subtitularla:<br /><br /><br />- <em>y que Jano fue al Madona</em><br />(don Alejandro fue al McDonal's)<br /><br /><br />- <em>ligerito dan Media Culpa<br /></em>(en unos momentos la televisión transmitirá el programa "Mea Culpa")<br /><br /><br />- <em>le tengo listas las tercianas</em><br />(acabo de finalizar la limpieza de las persianas)<br /><br /><br />- <em>el caballero es un cerdo a la izquierda</em><br />(mi marido es un inútil)<br /><br /><br />- <em>con el mínimo que dá ni pallá ni pacá</em><br />(con el sueldo que le pago no le alcanza para enviarle dinero a su familia ni para vivir aquí).<br /><br /><br />Página AH<br /><br /><br /><br /><br /><strong>un perla<br /></strong><br /><br /><br />de cuidado te responde "así se habla" cuando lo insultas. </div><div align="justify">pone caras cuando le relatas la muerte de tu madre y escupe </div><div align="justify">el suelo que lustraste. dice haber leído los libros que te </div><div align="justify">hurtaron y anticipa la muerte de tu perro después de una </div><div align="justify">larga enfermedad. se ufana que intercede por ti que no deja </div><div align="justify">de interceder por ti que nunca dejará de interceder por ti </div><div align="justify">para que no te den doble carga laboral. y escribe un oficio </div><div align="justify">donde te acusa de perder el tiempo organizando "campañas </div><div align="justify">del sobre" fraudulentas. te invita un café para aclarar que </div><div align="justify">confundió la z de tu nombre y que acusó al equivocado. </div><div align="justify">jura que enmendará el error que hará justicia que quiere<br />suicidarse. poco después rompe en risa entre tus pares </div><div align="justify">detallando tu cara con su broma "espontánea". te pide </div><div align="justify">tiempo. y no deja de hablar de las distintas concepciones </div><div align="justify">del tiempo. y de llamarse hernán soruco cardemil.<br /><br /><br />Página AU<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>una de allá<br /></strong><br /><br /><br />te citará a reuniones inútiles para inscribirse en tu agenda. </div><div align="justify">para inscribirse en las agendas de tus pocos amigos. para </div><div align="justify">inscribirse en la agenda de todos a los que pueda medrar </div><div align="justify">protagonismo. dirá que el sur es lento. que no conocen </div><div align="justify">a kitano que no leen a yehuda amijai que no hay un persa bío-</div><div align="justify">bío. llamará para pedirte teléfonos, nunca cejará de pedirte<br />teléfonos. postulará te ganará te olvidará. conseguirá por tus </div><div align="justify">amigos una patente de alcoholes. un local central. venderá </div><div align="justify">restaurará comida tailandesa. contratará en negro. saldrá </div><div align="justify">en el diario local regional nacional junto a Perla de Cuidado. </div><div align="justify">dirá que la ciudad es lenta. que las ferreterías se encarecen </div><div align="justify">que la plaza se llena de farmacias que no se apoya a la </div><div align="justify">microempresa. particularmente a la restauración exótica. </div><div align="justify">porque no hay nada que comer porque los aguacates llegan </div><div align="justify">blandos porque venden humitas en la calle. que no aguanta. </div><div align="justify">que feliz un mes en el verano y después de vuelta de donde </div><div align="justify">nunca debió salir. y no se va. aún medra más. tiene muchos </div><div align="justify">empleados. se abrió al rubro de la lencería zapatería y<br />abarrotes. se hizo socia de casas de remates. arma y desarma auspicia.<br />quiere una parcela. quiere un loteo. quiere "algo" frente al río. reclama<br />que no la invitan. que está aburrida. que está escuálido el cóctel. que<br />quiere elegir autoridad.<br /><br /><br />Página AV<br /><br /><br /><br /><br /><strong>una liante</strong><br /><br /><br />de temer. loca de las carteras. de la ubicuidad lupita ferrer. prepara<br />consomés. condumios necessaire. se sobremaquilla gritando. se sobreafecta<br />planteando. se sobresale informando. reprueba el examen de socialité. pero<br />lame lo que tiene que lamer. busca palco. peor: es una trepa de temer.<br />sus tonos son altos sus tacos son altos. vocea por nada irrumpe por todo.<br />se codea. se cuela. se pone. se ofrece para organizar para segregar para<br />reaparecer para reestructurar para patrocinar. denle poder.<br /><br />Página AZ<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>porque<br /></strong><br /><br />quien ama paga quien llora bala<br />y sola sana y sabe.<br /><br />porque quien cava pena quien pasa sea<br />brea amnio apena.<br /><br />porque quien levita lame quien daña cala<br />sale raspa caldea.<br /><br />porque quie huye atrapa quien posa afea<br />pierna piel presea.<br /><br />porque quien veda evade quien cela rala<br />cruz cubil cadera.<br /><br />porque quien soba miente quien escupe mea<br />mosto mies marea.<br /><br />porque quien roza queda quien cierra amarra.<br /><br /><br />Página BI<br /><br /><br /><br /><br /><strong>nnn</strong><br /><br /><br /><em><span style="font-size:85%;">En efecto amigos míos, la cabeza es aquella parte de nuestro ser con la cual sabemos que estamos tristes (Carlos Droguett)<br /><br /></span></em><br /><br />(No se teme<br />al sarro<br />al barro<br />ni al hedor de la tetera.<br /><br />Ni que se pudra<br />el semen en el bañador.<br /><br />Y se puede invitar a los amigos<br />A cerrar<br /><br />Por fin<br />Por fuera).<br /><br /><br />Página BL<br /><br /><br /><br /><br /><strong>cuando<br /></strong><br /><br />al fin pude despertar/ tenía en el borde<br />de la cama a esa chica que no<br />saludé en el bar para no meterme en problemas con<br />mi parche de rencor<br /><br />lucía shorts/ y el pelo rizado cayendo sobre su cara.<br />traía un vaso de yogurt y un trozo de durazno sin piel imperfecciones en una<br />vasija con dálmatas pintados<br />el reloj estaba apagado y por el viento podían ser perfecamente<br />las 7 de la tarde.<br /><br /><br />estaba avergonzado/ pegado desde la boca hasta la uretra<br />por esa faja engomada que niega el beso de la tetilla plana<br /><br /><br />el cuarto olía a bestias y se esparcía kilos de ropa muerta.<br />no puedo creer que estés aquí<br />no hagas esto por mi derrota- balbuceé<br />puedo pararme y recolectar maqui y manzanas allá afuera y contarte algunos<br />viajes de ida y vuelta hacia el averno<br />(en el borde de la cama ella era un pozo verde una cascada)<br /><br /><br />-aún puedo freír un huevo.<br /><br /><br />ella pasó un paño húmedo por mis mejillas y desprendió manchas<br />que guardaba hace varios meses y que formaban una costra débil<br />en perpetuo ensanchamiento<br /><br /><br />estás sano-susurró<br />quédate a esperar que pase el viento quédate a cicatrizar mis bronquios<br />sólo<br />quédate a mirar fijo el revés<br />de esta hoja inmóvil<br />-contesté<br />cuando al fin pude despertar/ tenía en el borde de la cama a esa chica del<br />bar<br />que no saludé/ que cerraba una ventana que se desvanecía<br />ahora<br />me anudo solo el corazón de los zapatos.<br /><br /><br />Página BO<br /><br /><br /><br /><br /><strong>de pesar, pesa<br /></strong><br /><br />de pesar, pesa/ bagatela o roca cursi/ espesa.<br />de rozar, roza/ ara/ arnea/ retoza<br />de colar, cuela/ falacia o impostura/ canturrea<br />de parar, para/ defensa o delantero, encara<br /><br />de escribir.<br /><br /><br />Página BS<br /><br /><br /><br /><br /><em><strong>Alto Volta</strong></em> (1998-2005)<br /><strong>Yanko González<br /></strong>Ed. Kultrún, 2008<br />BS Páginas<br /></div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-71017607965582070202009-08-01T19:42:00.001-07:002009-08-03T15:36:57.407-07:00Mucho más que otra suicida y una cara bonita<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiF6i1XgTDHqL91TiDGvxSRSmYZcUSKrpGDaXc4qVhebjsCLo3zsBGL4rwLSh8v6ksaFKhFEOzUJmxVIyPqev9g4sV0qZnqtz1XjNqEke1IJPUxsJwQUxajhZNNzNbTOTi0zKnrqj-yB2U/s1600-h/montt.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5365195181388190114" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 200px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiF6i1XgTDHqL91TiDGvxSRSmYZcUSKrpGDaXc4qVhebjsCLo3zsBGL4rwLSh8v6ksaFKhFEOzUJmxVIyPqev9g4sV0qZnqtz1XjNqEke1IJPUxsJwQUxajhZNNzNbTOTi0zKnrqj-yB2U/s320/montt.jpg" border="0" /></a><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT4OZf814yqegeMq2LV-XSnr6tFl6zh8PO_DWJJpBK6D94Di_Nw7nDNgil8UY6G_5i04cnAbptFrCljwNRZnq-MKwq-r-ssWMjbHb-oJV244aXNmXOvnUsUBDsrGo6P82-0kS5l5cukKM/s1600-h/teresaw-m.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5365191667862629474" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 190px; CURSOR: hand; HEIGHT: 250px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjT4OZf814yqegeMq2LV-XSnr6tFl6zh8PO_DWJJpBK6D94Di_Nw7nDNgil8UY6G_5i04cnAbptFrCljwNRZnq-MKwq-r-ssWMjbHb-oJV244aXNmXOvnUsUBDsrGo6P82-0kS5l5cukKM/s320/teresaw-m.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div></div><br /><br /><br /><br /><strong>María Teresa de las Mercedes Wilms Montt </strong>( Viña del Mar-Chile, 8 de septiembre de 1893 - París, 24 de diciembre de 1921)<br /><br /><br /><br /><br /><br /><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Teresa_Wilms_Montt">http://es.wikipedia.org/wiki/Teresa_Wilms_Montt</a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Inquietudes</strong> <strong>sentimentales, 1917<br /></strong><br /><br /><br />Al ofrecer estas páginas al lector, no he pretendido hacer literatura. Ha sido mi única intención la de dar salida a un torrente largamente contenido que anega las vecindades necesarias para su esparcimiento.<br /><br /><br />Escribo como pudiera reír o llorar, y estas líneas encierran todo lo espontáneo y sincero de mi alma.<br /><br /><br />Allá van ellas sin pedir benevolencias ni comentarios: van con la misma naturalidad que vuela el pájaro, como se despeña el arroyo, como germina la planta.<br /><br /><br />Pág. 7<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />III<br /><br />Un odoratísimo clavel se muere sangrando<br /><br />En un corazón partido sobre un plato de Sévres.<br /><br />Extraña sensación me causan sus pétalos diseminados;diríase labios prostituidos; frescas heridas de puñal.<br /><br />Nada tengo, nada quiero; mi cabeza dolorida, enferma del extraño mal, se abandona sobre la mesa, pesada como block de mármol.<br /><br /><br />Pág. 10<br /><br /><br /><br /><br />V<br /><br /><br />Racha de viento helado apagó la lámpara; temblaron las puertas, se abombaron las cortinas; y en el cielo cruzó el relámpago con ruido de tormenta.<br /><br /><br />Con deleite aguardo a la hermana de mi espíritu que viene a desolar la tierra.<br /><br /><br />¡Tempestad! Pondré mi cabeza descubierta bajo la furia de tus rayos y me entregaré maravillada al ritmo de tus truenos. ¡Tempestad! Quiero ahogar en tu furor la soberbia del mío.<br /><br /><br />Pág. 11<br /><br /><br /><br /><br />IX<br /><br /><br />Los dioses, revestidos de sus túnicas olímpicas, han venido a visitarme. Todos conservan su majestad, todos menos el Amor, que se entretiene en hacer piruetas a la luz de la lámpara y en amenazar con sus flechas a una japonesa de <em>papier maché</em>, que marca una mancha oscura sobre el lecho.<br /><br /><br />El latido de las sombras es tan suave, como el aleteo de una mariposa ensoñada sobre la flor.<br /><br /><br />Pág. 13<br /><br /><br /><br /><br />XI<br /><br /><br />Las paredes destilan gotas de tinta roja, que resbalan hasta el tapiz, donde forman un charco escarlata.<br /><br /><br />Extrañas figuras de ojos estirados me tienden una flor de un solo pétalo; esos ojos oblicuos con el cinismo desafiante de las cuencas pintadas, me fascinan, arrastrándome al mundo esotérico de las imaginaciones enfermizas.<br /><br /><br />Para evitar los delirios, he descorrido las cortinas y las sombras que complotaban en mi contra se han escurrido solapadamente, como azogue, por las rendijas.<br /><br /><br />El sol se despide de mis ventanas vaciando sus reflejos moribundos en los cristales, y colorando de amarillo mi balcón.<br /><br /><br />Pág. 14<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Otros cielos otras prisiones</strong><br /><br /><em>Páginas de Diario de Buenos Aires e itinerario hasta Nueva York</em><br /><br />(1917-1918)<br /><br /><br /><br /><br />XXXI<br /><br /><br />Los sombreros me causan la sensación de cabezas cortadas y momificadas,y aquellos de los cuales cuelgan bridas de colores, se me antojan cabezas arrancadas por una mano brutal, donde ha quedado adherida una vena sanguinolenta.<br /><br /><br />Nunca puedo ver un par de guantes sin imaginar que son piel de manos disecadas y, en aquellos de color amarillo, encuentro algo repugnante de lo que empieza a pudrirse.<br /><br /><br />Detesto las prendas de vestir olvidadas sobre la cama; hay entre ellas y los muertos mucha analogía.<br /><br /><br />Vi una vez en un asilo a una loca muerta; ¡y era lo mismo que ver a un trapo violáceo tirado dentro del ataúd!<br /><br /><br />Pág. 16<br /><br /><br /><br /><br /><br />XLII<br /><br /><br />Si enmudeciera el globo terrestre y dejara de rodar por los espacios, la fuerza de mi dolor lo haría reanimarse, como se reanimaría el lago muerto, si desembocara en él un río.<br /><br /><br />Pág. 18<br /><br /><br /><br /><br />XLVI<br /><br /><br /><br />Grieg ha resucitado bajo la caricia de unos dedos afilados.<br /><br />El piano ha libertado de su casa una bandada de pájaros medrosos, que han ido a estrellarse en los cuadrados de las ventanas.<br /><br /><br />La alfombra se ha cubierto de flores enfermas, sembradas por una mano moribunda de venas muy azules; y alguien, que presiento y que no veo, va despidiéndose lentamente de la vida.<br /><br /><br />Se han esfumado de los espejos todas las almas que vivieron de amor, y en el atardecer reza llorando una mujer. Sus lágrimas se trizan, una a una, cayendo en una copa de cristal.<br /><br /><br />Tañe la campana del Ángelus desparramando por el mundo intenciones buenas y el fantasma de los abismos delira éxtasis.<br /><br /><br />Pág. 19<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Todos los héroes de novela que vagaban confundidos por la sombra, ha vuelto a los estantes buscando las páginas de sus libros, como vuelven las ánimas al cementerio cuando apunta el día.<br /><br /><br />En la cabeza de la Nada se ha suicidado una idea.<br /><br /><br />Pág. 23<br /><br /><br /><br /><br /><em>Abril, 6 (Bs. As.</em> 1917)<br /><br /><br /><br /><em>Darling.<br /></em><br /><br />Los hombres, como los astros, tienen una ruta señalada y son perfectamente sabios los encuentros de éstos en el espacio, como el de dos almas en el mundo.<br /><br /><br /><br /><br /><em>Buenos aires, jueves 13 de enero 1917</em><br /><br /><br />Viajar, he aquí el sueño de tantos burgueses panzudos. No saben que para estarse treinta días en el mar, hay que tener en la sangre infinito y ellos sólo tienen glóbulos rojos. Yo soy comadre del lucero del alba.<br /><br /><br />Pág. 27<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Peregrinaje y finitud</strong></div><div align="justify">Periplo: por <em>España Buenos</em> <em>Aires Londres Liverpool</em> <em>Madrid Paris<br /></em>(1918-1921)<br /><br /><br /><br />Este es mi diario.<br /><br />En sus páginas se esponja la ancha flor de la muerte diluyéndose en savia ultraterrena y abre el loto del amor, con la magia de una extraña pupila clara frente a los horizontes.<br /><br /><br />Es mi diario. Soy yo desconcertadamente desnuda, rebelde contra todo lo establecido, grande entre lo pequeño, pequeña ante el infinito...<br /><br /><br />Pág. 31<br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>Madrid abril 1918<br /></em><br /><br />Dicen aquellos que no pueden penetrarme en mis risas y en mis llantos, que río por nerviosidad, que lloro por literatura.<br /><br /><br /><br /><em>mayo 1918<br /></em><br />Y tú, Dios mío, por qué ese afán de penitencia, para qué me das sed, si no tengo agua.<br /><br /><br />Pág. 32<br /><br /><br /><br /><br /><em>Alta mar<br /></em><br /><br />De tanta angustia que me roe, guardo un silencio que se unifica a la entraña del océano.<br /><br /><br />En la noche, cuando los hombres duermen, mis ojos haciendo tríptico con el farol del palo mayor, velan con el fervor de un lampadario ante la inmensidad del universo.<br /><br /><br />El austro sopla trayendo a los muertos cuyas sombras húmedas de sal acarician mi cabellera desordenada.<br /><br /><br />Agonizando vivo y el mar está a mis pies y el firmamento coronando mis sienes.<br /><br /><br />Pág. 35<br /><br /><br /><br /><br /><em>Londres<br /></em><br /><br />Noche sin astros, sin cantos.<br /><br /><br />Extrañas letanías desgranan de sus bocas nebulosas los campanarios.<br /><br /><br />El spleen envuelto en sus harapos de humo, agoniza junto a las llamas de la chimenea.<br /><br /><br />Palabras de otro siglo en una lengua muerta musita el oído mi corazón, escarbando con su punta en forma de uña en las estopas de la almohada.<br /><br /><br />Los fantasmas de la historia trágica izan en la Torre de Londres su pabellón de ahorcados.<br /><br /><br />Pág. 38<br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>Londres<br /></em><br /><br />Tras los cristales el alba alisa sus cabellos blancos.<br /><br /><br />Ella despierta.<br /><br /><br />Junto al espejo yo mezo los míos rubios.<br /><br /><br />Yo he dormido, he soñado sollozando.<br /><br /><br />Ella es eterna y yo triste y triste somos aquellos que no hemos nacido de los dioses.<br /><br /><br /><br />Pág. 39<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>Liverpool<br /></em><br /><br />Amo lo que nunca fue creado, aquello que dejó Dios tras los telones del mundo.<br /><br /><br />Amo aquel hombre incompleto, de un solo ojo en la frente, cuyos reflejos son turbios reflejos de luna sobra aguas estancadas.<br /><br /><br />A ese hombre le quedó más fuerza en el cerebro.<br /><br /><br />Hay en él más arcilla en bruto, también un poco de perversidad del Divino.<br /><br /><br />Amo a aquel hombre que nunca fue y que me aguarda apoyado tras del bastidor Sabat.<br /><br /><br />Pág. 42<br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>Madrid</em><br /><br /><br />Mi sangre diez veces noble, santa y estulta por los alambiques que ha cruzado, sufre ahora la transformación en un crisol sidéreo. Lo que nunca deseo, desea; lo que jamás extraño, extraña.<br /><br /><br />De noble, santa y estulta se ha vuelto fiera, histérica y grave. ¡Oh sangre mía que fuiste azul y hoy roja luces! Roja de infierno, de pecado, de revolución.<br /><br /><br />Este siglo está caduco, sangre mía.<br /><br /><br />¿Quieres que te vacíe sobre el seno de la tierra?<br /><br /><br /><br />Pág. 46<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong><em>Collage</em></strong><br /><strong>Teresa Wilms</strong> <strong>Montt<br /></strong>Selección y prólogo: Ana María Moraga y Macarena Valenzuela<br />Ediciones Animita Cartonera, 2º edición 2009<br />49 Páginas<br /><br /></div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-12642922655057192652009-08-01T11:51:00.000-07:002009-08-01T13:54:07.129-07:00La Cartonerita- Washington Cucurto<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPwdSHbrxb1GzO2I-UwXo0en6RKpmjnDzUyvhoQmmcDgr-tdlAXCZrDAhBBrkA1GVD-kon40iYe8AUia0DWb9uErGNhcHx2kitwjVFxXpO_WWOJImscNt9A7kDFouL5UcN5YViDms0Doc/s1600-h/cucurto1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5365100352716466946" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 318px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPwdSHbrxb1GzO2I-UwXo0en6RKpmjnDzUyvhoQmmcDgr-tdlAXCZrDAhBBrkA1GVD-kon40iYe8AUia0DWb9uErGNhcHx2kitwjVFxXpO_WWOJImscNt9A7kDFouL5UcN5YViDms0Doc/s320/cucurto1.jpg" border="0" /></a><br /><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOwc4ubVMa85uBDeB1vHP1KkeP_6uECOt4wQGKb0J_Ar6oz07v6MN62MHq3tV3jKTrTXpAK6RZwmv8Ii8aAmV5mTankgiuSBoOtBknK2C2kG74io4Sswrp2_sH0ANSCwjyGpH6YuiirrQ/s1600-h/cucurto2.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5365093677531234290" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 305px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOwc4ubVMa85uBDeB1vHP1KkeP_6uECOt4wQGKb0J_Ar6oz07v6MN62MHq3tV3jKTrTXpAK6RZwmv8Ii8aAmV5mTankgiuSBoOtBknK2C2kG74io4Sswrp2_sH0ANSCwjyGpH6YuiirrQ/s320/cucurto2.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div></div><br /><br /><div></div><br /><br /><div></div><br /><br /><div></div><br /><div><strong>La cartonerita<br /></strong><br /><em>"Guárdate de los señalados de Dios..."</em><br /><br />Roberto Arlt<br /><br /><br />De una cartonerita<br />yo me enamoré<br />la seguí cerquita<br />sin saber por qué<br />por Coronel Díaz<br />rumbo a Santa Fe.<br />¡Si era más linda<br />que un no sé qué!<br />Por Coronel Díaz<br />yendo a Santa Fe<br />juntando cartones,<br />papeles, pedazos<br />de viejos diarios,<br />botellitas, plásticos,<br />iba solita<br />toda pintadita<br />como una muñequita<br />entre las basuritas<br />iba silbando alegre<br />un tema de esos<br />la princesita-cartonerita.<br /><br />Mas a las poquitas cuadras<br />me desilusioné:<br />la seguí diez cuadras<br />tratando de saber<br />su nombre de pila<br />o su roscifler<br />por Coronel Díaz<br />siguiendo sin querer<br />a una cartonerita<br />que no quiere saber<br />si soy alto, si soy rubio<br />o tengo algo algo que ver<br />con aquel estúpido<br />que la hizo entristecer.<br />¡Yo nada que ver!<br />¡Yo nada que ver!<br />¡Cartonerita yo te amo!<br />le grité en una esquina<br />¿sería la Santa Fe?<br />ni giró el hombro<br />siquiera para ver,<br />si soy alto, si soy rubio,<br />o si tengo algo que ver<br />con aquel imbécil<br />que la hizo entristecer.<br /><br />A las siete en punto<br />yo me enamoré<br />y a las siete y cinco<br />me desilusioné.<br /><br />De una cartonerita<br />sin saber por qué<br />yo me enamoré.<br /><br /><br />Págs. 5-7<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Deslizador</strong><br /><br />Por las tards las niñas<br />suben a la explanada,<br />se arrojan desde lo alto del<br />deslizador y caen sus nalgas<br />sobre la arena húmeda,<br />corren hacia la explanada,<br />se arrojan desde lo alto del<br />deslizador y caen sus nalgas<br />sobre la arena húmeda,<br />corren hacia la explanada<br />se arrojan desde lo alto.<br /><br />Pág. 9<br /><br /><br /><br /><strong>Estaba yo leyendo a Enrique Lihn<br /></strong><br />Como ayer no viniste a mi cita<br />pensé que se te había retrasado el bondi,<br />como iba a pensar que ya no me querías.<br />Para no tirarme a mí mismo mala onda<br />me senté a leer a Enrique Lihn.<br />Te esperaba contento, muy feliz,<br />las tickis desfilaban para mí.<br />Y yo les decía: "No tickis queriditas<br />hoy abandono el tickimundo". Y las tickis, ¡pobres!,<br />se fueron desfilando en triste fila funeraria.<br />Después me arrepentí, ¡qué pelotudo!<br />Corrí a seguirlas para pedirles disculpas.<br />Pero ya se iban hacia otros mundos...<br />Ayer te esperé leyendo a Enrique Lihn<br />ese yeta, ese aguafiestas.<br />La tarde de Corrientes estaba hermosa<br />las librerías llenas de ofertas, los bares<br />llenos de chicas lindas, los puestos de diarios<br />con miles de revistas. Pero tus pasos no sentí<br />en el día, ni tus ojos buscaban a los míos.<br />Estaba leyendo a Enrique Lihn de lo mas tranqui,<br />esperándote, pero vos no llegabas.<br />Pensé: "Será el paro de bondis, el cacerolazo".<br />Qué iba a pensar que ya no me querías.<br /><br />Pág. 12<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Por una sonrisa transparente</strong><br /><br /><br />Qué daría por una sonrisa transparente,<br />de esas ebullescentes, una ticki carcajada<br />sin dientes o con mil caries diferentes<br />Así es el mundo en que vivimos careciente<br />de sonrisas, de caballares margaritas...<br />Anoche soñé que me moría<br />y en el sueño del cielo de mi muerte<br />había una gran sonrisa dibujada por mi hija.</div><br /><div>¡No puede ser, no tengo hija!</div><br /><div>No me importa, era sin dudas, una sonrisa hermosa</div><br /><div>tickesca, entre nubes, árboles y llaves,</div><br /><div>se evaporaba en el cielo como un pucho</div><br /><div>y en medio de la evaporación de la sonrisa</div><br /><div>me iba yo muriendo un cacho mucho</div><br /><div>y terminé tildando al despertar del todo.</div><br /><div>Mas la sonrisa sigue, eternamente,</div><br /><div>en el tickescocielo de mi sueño.</div><br /><div><br /><br /><br /></div><br /><div>Pág. 18</div><br /><br /><br /><br /><strong>Qué sería de mí sin tantas tickis</strong><br /><br />Qué sería de mí sin tantas tickis, sin<br />tantas negras de nombre estrafalario<br />para ponerle color a días pálidos<br />y darle claridad a negras albas.<br />De no haber inventado miles tickis<br />no sé que sería de mí en estos días,<br />y por eso son tantas aunque no existan.<br />Sombras, cáscaras, membranas,<br />la letra es extravagante por sí misma,<br />de nada vale mandale más rarezas.<br />Así voy por el presente de la vida<br />clareando un poco con mis negras,<br />riendo un poco con mis tickis;<br />y ellas me devuelven la alegría<br />y de igual modo yo se las devuelvo a ellas.<br /><br /><br />Pág. 19<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Toalla</strong><br /><br /><br />Mientras las leves nubes<br />de la lluvia,<br />depositan breves gotas<br />temblorosas,<br />estás secándote en el baño<br />y no escuchás el ruido<br />que hace el agua,<br />cuando la piel peluda<br />de la toalla, roza,<br />la piel mojada de tu cara.<br /><br />Pág. 21<br /><br /><br /><br /><strong>Una mañana con ladrones<br /></strong><br /><br />Un par de días después del suceso de la bala<br />pasó un ladrón por casa haciendo muuu.<br />Yo estaba en la biblioteca municipal<br />leyendo a Manuel del Cabral<br />-¡Cómo me gusta Manuel del Cabral!,<br />sus locas historias protagonizadas por Toño,<br />Des-dén, sus poemas al ano me parecen<br />bestiales, y un poco extraños; bueno...<br />Pasaba el que les dije con una mano enflorecida<br />y en la otra, enguantada, llevaba un arma,<br />¡una pistola de esas que dan la hora!<br />La diabólica pistola también hacía muuu.<br />Ahora que lo pienso yo pensaba que te amaba<br />en este momento crucial de ser apuntado con<br />un caño, me acordé que te amo, te amo!,<br />pensaba que si sigo así te idolatro<br />algo muy parecido le debió pasar al firmamento,<br />porque todo el cielo se oscureció...<br />Pasan las chicas por la calle Honduras<br />van y vienen del súper de la otra cuadra:<br />ellas practican menesteres de extraña procedencia.<br />Van y vienen las vecinas blancas y membrudas<br />¡Y andan desnudas!, con arcos y flechas<br />echan más barullo que mil indios...<br />¡Voy perdiendo el juicio<br />de esta lindita mañanita juevesana!<br />Increíbles el desfile de bellezas, de linotipias,<br />de pernoctantes, ¡atigradas vampiresas!<br />por la comunal vereda hondureña.<br />Se evaporan por el aire o buscan productos raros,<br />en las altas góndolas de las latas.<br />Las letras del libro que estoy leyendo<br />me hace un torniquete en los brazos.<br />¿Me habrá ya disparado el delincuente?<br />Algo pasa en esta puta biblioteca<br />mi juventud saltó de mi cuerpo como un gato,<br />alguien libera a las flores del patio,<br />algo, son mil abejas asesinas,<br />las fichas de los lectores vuelan,<br />como cuchillos pinchantes con urgencia<br /><br />Págs. 22-23<br /><br /><br /><br /><br /><strong><em>La Cartonerita<br /></em>Washington Cucurto</strong><br />Ediciones VOX, Buenos Aires, 2003<br />23 Páginas<br /><br /><br /><br /><br /></div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-80593640112352885422009-05-31T16:43:00.001-07:002009-08-28T16:49:07.372-07:00Coral Bracho<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkBzntCe6FIWArrF-rHRDThDHOlWPFiwJJjbzeYCIstc5k2NzpLctgft2NsS7I6_0o5PqwRJLM7hfOZHMHF8V8NG_i4TdwlnW0XbVM4gmqPO8_ZTjsTQoc09yVbyVYZxob_IFqLhytuZI/s1600-h/brac.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5342138395178275554" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 317px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkBzntCe6FIWArrF-rHRDThDHOlWPFiwJJjbzeYCIstc5k2NzpLctgft2NsS7I6_0o5PqwRJLM7hfOZHMHF8V8NG_i4TdwlnW0XbVM4gmqPO8_ZTjsTQoc09yVbyVYZxob_IFqLhytuZI/s320/brac.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>TIERRA VIVA</strong><br /><br /><br />Tierra viva,<br />tierra de entraña ardiente,<br />encendido panal bajo los sepias<br />de un manto espeso.<br />Materia de ebriedad y de dulzura<br />que a sí misma se engendra,<br />que en sí misma se vierte.<br />Tierra que funde<br />y que concentra, en su cieno solar,<br />las ternuras huidizas que amasa el tiempo. Tierra<br />de floración. Tierra torneada en que cifra el goce<br />sus huellas íntimas, cera en que abisma y palpa<br />su memoria:<br />cuenco; lugar oculto<br />donde el amor<br />es un fruto que pesa<br />y que madura. Es el huerto ceñido<br />que se extiende hacia adentro:<br />selvas de nervaduras<br />en sus hojas;<br />redes de bronce contra el mar.<br />Destellos finos<br />que alarga el sueño sobre sus lascas azuladas. Sal,<br />huellas de sal sobre esta tierra. Rastros<br />de plenitud; y el tejido del otoño al trasluz<br />de sus frutos.<br /><br /><br />Págs. 8-9<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>ESPACIOS</strong><br /><br /><br /><br />Hay espacios que observan en la tierra,<br />ecos que miran; lapsos que la ahondan<br />y sostienen.<br />Hay espacios que abrazan su densidad. La alzan en vilo,<br />la despejan,<br />la llevan sobre sí como una ofrenda<br />delicada y concisa.<br /><br /><br />Pág. 12<br /><br /><br /><br /><br /><strong>HEBRAS DE SAL</strong><br /><br /><br />Viento y piedra<br />se funden, agua y viento<br />en un reino fluido<br />y subterráneo. Sus corrientes se cierran<br />en estanques profundos. Ecos que en ellos giran<br />y se reflejan. Voces<br />que se concentran. Sobre el lecho de un tiempo dúctil<br />y primigenio<br />vuelcan un mineral de soles líquidos.<br />Dejan hebras<br />de sal.<br /><br /><br />Pág. 21<br /><br /><br /><br /><br /><strong>PUERTA EN LA SELVA<br /></strong><br /><br />Hay umbrales en la selva que dan al mar,<br />a parajes sin confines, a estanques vítreos.<br />Son espejimos:<br />son las puertas<br />de hondas estancias entrañables; estelas,<br />piedras<br /><br />que aprisionan e imantan<br />la claridad.<br /><br /><br />Pág. 23<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>MÁRMOL NEGRO GOTEANDO SOBRE LA LUZ</strong><br /><br /><br />El mármol negro<br />de la noche<br />gotea en la luz.<br />Sus efusiones de obsidiana, sus sabias,<br />danzan,<br />ascienden, se precipitan sobre el quieto caudal.<br />Ahí se encienden,<br />desaparecen.<br /><br /><br />Pág. 26<br /><br /><br /><br /><br /><strong>REFLEJO</strong><br /><br /><br />Es el viento de la muerte,<br />la extensión, la roca oscura de la muerte.<br />El becerro se inclina y se ve descender.<br />Mira su espectro iluminado:<br /><br />Es un agua de asombro su perfil espejeante,<br />es un reino encendido. Nace<br />de la noche. Nace del vientre de la sombra.<br /><br />Viento y corrientes<br />se confunden; eco y fulgor. Entre la vida<br />y la muerte<br />está el reflejo.<br />Una en otra convergen,<br />se contienen:<br /><br />Encandilado, atento, penetrado de luz,<br />siente el punzón de las tinieblas,<br />el gozo inquieto<br />y embriagado; la herida lenta<br />de ser.<br /><br /><br />Pág. 31<br /><br /><br /><br /><br /><strong>TIEMPO AL TRASLUZ</strong><br /><br /><br />Viento<br />que desgarra<br />las hojas, que abre la red<br />de los tejidos, que separa<br />y conjuga con avidez. Vértigo vivo. Rasga<br />la intrincada madeja de la selva.<br />Monos, vainas, entrañas, nervaduras. El movimiento<br />se detiene.<br /><br />Es un corte. Es la piel del origen: su espesor.<br />El tiempo,<br />quieto, se al trasluz.<br /><br /><br />Pág. 32<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>JALAN, EN SILENCIO, LAS CUEVAS, LAS ENSORTIJAN</strong><br /><br /><br />Se abren,<br />se estiran, se alzan<br />en llamas. Ven<br />su ansiedad maleable<br />desde los huecos; desde las breves madrigueras.<br />Hurgan y escapan. Se esconden siempre<br />de sí: el conejo, el hurón, el costillar.<br />Hay salidas, hay respiros fugaces entre los orbes encrespados.<br /><br />Espacios rientes, hirsutos. Los remolinos<br />y el antifaz.<br />Jalan, en silencio, las cuevas,<br />las ensortijan. Lluvias,<br /><br />puntales. Tajos precisos. Filos.<br />Inexpugnable y límpida<br />hilaridad.<br />Las tachaduras los regocijan. Reflejos<br />blancos;<br />destellos.<br /><br /><br />Pág. 38<br /><br /><br /><br /><br /><strong>GRUTA LUMINOSA CON AVE</strong><br /><br /><br />Un ave oscura vigila<br />la gruta blanca del olvido:<br />Cristal de roca, silencio,<br />agua,<br />cordajes de ébano.<br /><br /><br />Pág. 43<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>HONDOS PALACIOS</strong><br /><br /><br /><br />"Y no me puedo detener<br />por andar y ver muchas islas."<br />C.C.<br /><br /><br /><em>Y cuando llegué al abismal<br />fondo del lago<br />vi que habían otros lagos,<br />otros fondos,<br />y no me era posible mirarlos todos,<br />tantas eran sus luces y sus prados, tantos<br />sus muy diversos cantos<br />de sus fuentes y pájaros.<br /></em><br />- Hay jardines ahí sutilísimos,<br />y profundos palacios que despliegan su luz.<br /><br />sus muros son de alabastro. Sus pisos de ópalo.<br /><br />están escarbados en montañas espesas<br />que alumbran todo, como soles.<br /><br />Guían hacia ellos senderos que hablan a quien los sigue,<br />y sus voces son dulces y melodiosas.<br /><br />Entre las piedras las flores crecen sin raíz.<br />- Son todas ellas piedras preciosas y finísimas.<br /><br />Los árboles son estrechos y muy delicados, como filigranas.<br />Son abundantes y cristalinos, crecen muy poco, pero florecen<br />y constantemente cintilan.<br /><br />Son parajes de sueño o de encantamiento<br />porque en ellos no parece haber tierra,<br />tan delicada es y refulgente.<br /><br />El aire lo cubre todo y es como el agua,<br />aunque muy ligero. Su aroma es embriagador.<br />Es radiante y refresca y toma aquello<br />que quiere llevar de un lugar a otro<br />con deslumbrante delicadeza. Parece siempre<br />estar cantando. Su armonía es silenciosa<br />pero en todo penetra. Todo parece elevarse con ese modo de canto<br />y de resplandor.<br /><br /><br /><br />Págs. 48-49<br /><br /><br /><br /><br /><strong>NIÑO MIRANDO EL TIEMPO</strong><br /><br /><br /><br />Todo espacio es esplendor, es amplitud<br />para la luz que lo contempla. Sílice,<br />umbral, reflejo suave y envolvente, el tiempo:<br /><br />Lascas soleadas, ensombrecidas<br />por gozosas texturas. Planos de líquida<br />quietud.<br />Estancias hondas, refulgentes, que acogen<br />con una alegre fugacidad. Refugio<br />cálido<br /><br />y envolvente, el tiempo<br />se abre y se extiende, encendido, jovial,<br /><br />ante los ojos deslumbrantes del niño.<br /><br /><br />Pág. 55<br /><br /><br /><br /><br /><strong>SELVA A LA DISTANCIA</strong><br /><br /><br /><br />La distancia<br />le da a la selva<br />un lugar. La confronta con el cielo,<br />la aísla, rompe y alumbra<br />su malla espesa, su verde múltiple,<br />inextricable,<br />su profusa ebriedad. En su entraña,<br /><br />como en aguas oscuras<br />y abisales, no hay arriba y abajo,<br /><br />sólo un cuerpo colmado<br />y apremiante, una noche febril; la llama turbia,<br />enardecida, del tigre<br /><br />que sobre sí mismo<br />se vuelve<br />para atacar.<br /><br /><br />Pág. 58<br /><br /><br /><br /><br /><strong>LOS MISTERIOS DEL TACTO<br /></strong><br /><br /><br />En el silencio<br />urden el tiempo. Ciñen las hebras cotidianas,<br />su apretado ritual.<br />Beben la luz<br />de lo entrañable. Los tejidos encarnan<br />los misterios del tacto,<br />cifran,<br />y envuelven,<br />su intimidad.<br /><br /><br />Pág. 63<br /><br /><br /><br /><br /><strong>LA DELICADA FLOR DEL AGUA</strong><br /><br /><br /><br />Sobre la luz profunda<br />se eleva el humo<br />como un arbusto cristalino. Fluye en el alba<br />el metal ardiente:<br />son arroyos etéreos,<br />son los musgos que inflaman<br />y bordean sus recodos. Su dintel<br />mineral.<br />Son las planicies lánguidas, los juncales<br />que adormece<br />y apacigua el vapor. Es un impulso que crece<br /><br />y articula su danza.<br /><br />Como una mirada cálida<br />y entrañable,<br />como un recuerdo que cifra<br />su resplandor, se abre la delicada<br />flor del agua.<br /><br /><br />Pág. 68<br /><br /><br /><br /><br /><strong>BÓVEDA Y CRUZ</strong><br /><br /><br /><br />Contrasta<br />la delicada y escueta perfección de las bóvedas<br />y el intrincado dolor que queda,<br />implacable<br />y confuso, en los leños oscuros<br />de la cruz.<br /><br /><br />Pág. 71<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>SENDAS, RESPIROS, LINDES</strong><br /><br /><br /><br />Luz,<br />respiros,<br />sendas furtivas entre las aguas, en la lenta tensión<br />de la materia,<br />en su trama vital. Esteros, lindes<br /><br />en que anida<br />y arraiga.<br /><br /><br /><br />Pág. 72<br /><br /><br /><br /><br /><strong>ATRÁS DEL AGUA</strong><br /><br /><br />Atrás del agua<br />hay aposentos, estancias,<br />jardines de áureos perfiles<br />y esplendor insondable.<br />Bajan<br />y se despliegan en delgados tamices,<br />en velámenes densos, en claridad.<br />Atrás del agua se tiende el tiempo<br /><br />de entonces,<br />ya humedecido<br />ya derramado entre las mínimas grietas, entre los íntimos<br />escollos. Allí<br />puede tocarse la luz. Puede tenerse entre las manos, latiendo,<br />vibrante y límpida, como pez. Brota<br />entre los lienzos, se esconde:<br />con sus destellos aguzados recorre, borda y deshila<br />un oscuro tapiz. Se hunde en la noche<br />palpitante.<br /><br />Son filamentos del espacio<br />sus rastros de oro. Son vellones de tiempo que se deslizan<br />para narrar la historia, una vez,<br />y otra, y otra, siempre distinta. Son tejidos fugaces<br />como un soplo. Como un fulgor.<br />Atrás del agua,<br /><br />sin ruido,<br />se desdobla la trama:<br />líneas aisladas, sensacione,<br />ámbitos, cavilar<br />entre las huellas. Hebras, resacas, sendas<br />que se confunden; portales tibios y bulliciosos.<br />Viento<br /><br />Vidas que se cifran, de pronto, en un gesto detenido,<br />en un impulso, un umbral; frágil,<br />como una flor, es la materia en que convergen.<br />Diente de león.<br />Frágil y suave como un pétalo.<br />Una gota las funde; las dispersa:<br /><br />ternura, gozo, hacinado dolor.<br /><br /><br />Como un roce en el agua, entre el silencio,<br />se abre el almendro. Cada<br />primavera<br />su festiva irrupción, su honda frescura<br />inusitada.<br /><br />Los mismos brillos, los mismos trazos<br />vuelven y acechan bajo el cristal. Los mismos cauces<br />que lo estremecen. Voces<br />que recorren los patios, que despiertan en risas,<br />en dinteles. Recuerdos ávidos y embriagantes,<br />anegados de luz. Son espacio<br /><br />sus reflejos. Son venero sus sombras.<br />voces y sol entre los huertos<br />de una eterna y colmada<br />ciudad cambiante. Una ciudad profunda<br />y cristalina.<br /><br />Son espejos: su centro<br />y su fluir continuo; su derramado transcurrir.<br /><br />Son senderos sus ecos, su incantación.<br /><br />Entre la vida y la muerte,<br />entre sus filos,<br />gotea el silencio. Suben<br /><br />los peldaños al agua, cruzan, se encienden<br />por los delgados<br />laberintos. Son la ficción de una secuencia,<br />el sentir de un trayecto. Unos en otros<br />mira,<br />se reflejan; son la misma sustancia,<br />el mismo instante en su acaecer ancestral; la misma imagen,<br />creciente, fresca,<br />detrás del agua.<br /><br /><br />Págs 78-83<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>UN MOMENTO DE LA LUZ EN LA RED DE LAS COSAS<br /></strong><br />Hacia adentro se ve el mar de cristal.<br />Su cuarzo líquido.<br />Es un momento<br />de la luz<br />en la red de las cosas. Un instante<br />que incide<br />en la inmensidad. Cruza el tigre<br />el estanque<br />bajo el tamiz de la mañana,<br />mojan su piel el agua y el resplandor.<br />Hacia adentro se ve su espectro entre la maleza,<br />su honda espesura<br /><br />sigilosa,<br />su rastro breve, crepuscular.<br /><br />Pág. 88<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>- Sal,<br />huellas de sal sobre esta tierra; rastros<br />de plenitud.<br />Y el tejido del otoño al trasluz<br />de sus frutos.</em><br /><br /><br />Pág. 91<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Coral Bracho</strong><br />de <em><strong>Tierra de entraña ardiente<br /></strong></em>96 Páginas<br />Ilustraciones de Irma Palacios<br />Galería López Quiroga, DF, 1992Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-90998540983670521302009-05-25T09:04:00.001-07:002009-05-25T09:07:40.081-07:003 de Bárbara Kruger<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5TbCvAlHBzQlYt_X5Y4sdXhty_YC1KyLt_F3AQWNDF21ttgGRkV4cgqMOAagG9fzDArY_tPUHOMOmR_xQowMeg8Ikt_8inImdAw7HpuuN-xgILqYq-7HBPY2AGvyuNL9LugDMYlkCLhk/s1600-h/untitled.bmp"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5339793843604723042" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 245px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5TbCvAlHBzQlYt_X5Y4sdXhty_YC1KyLt_F3AQWNDF21ttgGRkV4cgqMOAagG9fzDArY_tPUHOMOmR_xQowMeg8Ikt_8inImdAw7HpuuN-xgILqYq-7HBPY2AGvyuNL9LugDMYlkCLhk/s320/untitled.bmp" border="0" /></a><br /><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirxeyG0C39WlL4qs5VJJ-oFK-xX0nr96OVDVAz0qIpPVDZ1jHIYPLx5cTVls-dg6hwuM0Pyc6MkUnuOpBZK5fYHBjxsmqaEKuEQkTt9KSEp55kJL_CRHBhfgNeWR-1RpMySxLHh_47_RI/s1600-h/undo_you.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5339793840270721890" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 239px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirxeyG0C39WlL4qs5VJJ-oFK-xX0nr96OVDVAz0qIpPVDZ1jHIYPLx5cTVls-dg6hwuM0Pyc6MkUnuOpBZK5fYHBjxsmqaEKuEQkTt9KSEp55kJL_CRHBhfgNeWR-1RpMySxLHh_47_RI/s320/undo_you.jpg" border="0" /></a><br /><br /><div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTS5CNnOKCneR11QoBCYLd0dsVQsfMYGp7TFo-BQc4ZZxZox0ujNUpDgL-Qg1FXWcuJtALwocvJW38qAnNyQvSqhSaHhqmYaA6cCJqRwj0xaL_5u11gw8_shpc6qGT5fBsNYZZgB7IcAw/s1600-h/R_Barbara-Kruger.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5339793835268362754" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTS5CNnOKCneR11QoBCYLd0dsVQsfMYGp7TFo-BQc4ZZxZox0ujNUpDgL-Qg1FXWcuJtALwocvJW38qAnNyQvSqhSaHhqmYaA6cCJqRwj0xaL_5u11gw8_shpc6qGT5fBsNYZZgB7IcAw/s320/R_Barbara-Kruger.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><div></div></div></div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-89841837501612629442009-05-10T17:55:00.000-07:002009-05-10T18:10:49.833-07:00Duodécima poesía vertical- Roberto Juarroz (Argentina)<div align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNEAQ_K0L2dQQe7NRdO0wHXXYQxBNlnOwxNIC_rt2xLzx5i88Ef1Uh8w4vZIHzCtW3GFtflqDiOqM0YW2hRMNGou0K6L7Tv8TJnInHmNFfaXAJw2-MQUcxDjPiYXtyb1g1j-QLGBz-7Rs/s1600-h/ag2juarroz1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5334363998540407858" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 144px; CURSOR: hand; HEIGHT: 150px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNEAQ_K0L2dQQe7NRdO0wHXXYQxBNlnOwxNIC_rt2xLzx5i88Ef1Uh8w4vZIHzCtW3GFtflqDiOqM0YW2hRMNGou0K6L7Tv8TJnInHmNFfaXAJw2-MQUcxDjPiYXtyb1g1j-QLGBz-7Rs/s320/ag2juarroz1.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><span style="font-size:85%;">(Argentina,1925-1995)</span><br /></div><div align="left"> </div><div align="left"> </div><div align="left"><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>1</strong><br /><br /><br /><br />Sacar la palabra del lugar de la palabra<br />y ponerla en el sitio de aquello que no habla:<br />los tiempos agotados,<br />las esperas sin nombre,<br />las armonías que nunca se consuman,<br />las vigencias desdeñadas,<br />las corrientes en suspenso.<br /><br />Lograr que la palabra adopte<br />el licor olvidado<br />de lo que no es palabra,<br />sino expectante mutismo<br />al borde del silencio,<br />en el contorno de la rosa,<br />en el atrás sin sueño de los pájaros,<br />en la sombra casi hueca del hombre.<br /><br />Y así sumado el mundo,<br />abrir el espacio novísimo<br />donde la palabra no sea simplemente<br />un signo para hablar<br />sino también para callar,<br />canal puro del ser,<br />forma para decir o no decir,<br />con el sentido a cuestas<br />como un dios a la espalda.<br /><br />Quizá el revés de un dios,<br />quizá su negativo.<br />O tal vez su modelo.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>2<br /></strong><br /><br />Interrumpir todos los discursos,<br />todos los esqueletos verbales,<br />e infiltrar en el corte<br />la llama que no cesa.<br /><br />Empezar el discurso del incendio,<br />un incendio que inflame<br />estas rastreras chispas malolientes<br />que saltan porque sí,<br />al compás de los vientos.<br /><br />Y entretanto sellar la incontinencia<br />del verbo del poder y sus secuelas.<br />La palabra del hombre no es un orden:<br />la palabra del hombre es el abismo.<br /><br />El abismo,<br />que arde como un bosque:<br />un bosque que al arder se regenera.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>6</strong><br /><br /><br /><br />Hay fragmentos de palabras<br />adentro de todas las cosas,<br />como restos de una antigua siembra.<br /><br />Para poder hallarlos<br />es preciso recuperar el balbuceo<br />del comienzo o el fin.<br />Y desde el olvido de los nombres<br />aprender otra vez a deletrear las palabras,<br />pero desde atrás de las letras.<br /><br />Quizá descubramos entonces<br />que no es necesario completar esos fragmentos,<br />porque cada uno es una palabra entera,<br />una palabra de un lenguaje olvidado.<br /><br />Y hasta es posible que encontremos en cada cosa<br />un texto completo,<br />un reservado y protegido texto<br />que no es preciso leer para entender.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>7</strong><br /><br /><br />El poema convoca al humo<br />para encender la lámpara.<br /><br />Los fuegos apagados<br />son el mejor combustible<br />para los nuevos fuegos.<br /><br />La llama sólo se enciende<br />con su pasado.<br /><br /><br /><br /><strong>13</strong><br /><br /><br />Hay un momento<br />en que uno se libera de su biografía<br />y abandona entonces esa sombra agobiante,<br />esa simulación que es el pasado.<br /><br />Ya no hay que servir más<br />la angosta fórmula de uno mismo,<br />ni seguir ensayando sus conquistas,<br />ni plañir en las bifurcaciones.<br /><br />Abandonar la propia biografía<br />y no reconocer los propios datos,<br />es aliviar la carga para el viaje.<br /><br />Y es como colgar en la pared un marco vacío<br />para que ningún paisaje se agote al fijarse.<br /><br /><br /><br /><strong>14<br /></strong><br /><br />Callar algunos poemas,<br />no traducirlos del silencio,<br />no vestir sus figuras,<br />no llegar ni siquiera a formarlas:<br />dejar que se concentren como pájaros inmóviles.<br />en la rama enterrada.<br /><br />Solo así brotarán otros poemas.<br />Solo así la sangre se abre paso.<br />Solo así la visión que nos enciende<br />se multiplicará como los panes.<br /><br />Los poemas acallados<br />nos prueban que el milagro es siempre joven.<br />Y al final, cuando todo enmudezca,<br />tal vez esos poemas<br />hagan surgir también otro poema.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>20</strong><br /><br /><br />La página en blanco<br />es un oído que aguarda.<br />La escritura es la voz<br />que puede combinarse con el blanco<br />o crudamente abolirlo<br />para arribar así al oído.<br /><br />En algunos momentos<br />la mano presiente la densidad que la espera<br />y su trazo en el blanco<br />descubre la presión necesaria<br />para llegar hasta la música de abajo.<br /><br />Cuando esto no ocurre,<br />es preciso anular la escritura,<br />extinguirla<br />como se apaga una lámpara que humea,<br />recomponer el blanco de la página<br />y preservar al oído que aguarda.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>22</strong><br /><br /><br />El gesto de la mano<br />cuando intenta escribir<br />crea a veces el pensar,<br />crea la imagen<br />que después mueve la mano.<br /><br />Un gesto también crea el amor,<br />que después crea otros gestos<br />y algo más que hay debajo.<br /><br />El autónomo idioma de los gestos<br />parece un calculado azar<br />para despertar las latentes esperas<br />que habitan en el fondo de todo.<br /><br />También el árbol es un lenguaje de gestos<br />donde se unen el azar y la complicidad del árbol<br />para que caiga una hoja.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>28</strong><br /><br /><br />El mundo se ha cerrado,<br />el hombre se ha enquistado<br />sobre su propio ojo.<br />La vida humana es una cápsula<br />con un preciso instrumental<br />que permite imitar la realidad.<br /><br />Hay que volver a abrir las cosas,<br />abrir la habitación del hombre,<br />abrir las imágenes como si fueran frutos,<br />abrir el taller sofocado de la piedra<br />y la reseca piel de la palabra,<br />el continente bloqueado del sueño,<br />el traje a medida del amor,<br />los párpados bajos del paisaje,<br />la cámara pringosa del exilio,<br />la invalidez ritual de la locura.<br /><br />Y saltar hacia afuera o adentro,<br />ya que al fin es lo mismo.<br />Los dos extremos se abren:<br />el medio es lo cerrado.<br /><br />¿O habrá también un salto<br />inmóvil en el medio,<br />un salto que lo abra<br />como una estrella que comienza?<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>30<br /></strong><br /><br />Los hombres van quedando al costado del camino,<br />convertidos en muñecos.<br />No importa si antes fueron<br />marionetas u hombres.<br />La figura es ahora la misma.<br />Y sus miradas están fijas<br />como aplastadas cintas de papel.<br /><br />No los ha apartado el camino.<br />Tampoco nosotros los hemos apartado:<br />apartarse parece ser el triste destino del hombre.<br />Y también convertirse en muñeco.<br />Se verá, si se observa con cuidado,<br />que desde el comienzo la rigidez es progresiva.<br /><br />Pero hay algunas veces<br />en que un hombre sigue por el camino,<br />como si hubiera un final.<br />Los muñecos lo observan azorados.<br />El camino parece entonces erguirse y abrigarlo.<br />Y los ojos de ese hombre dibujan de nuevo<br />el quebrado itinerario de la luz.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>32</strong><br /><br /><br />No podemos detener los dibujos que se forman en el aire.<br />No podemos detener los dibujos que se descuelgan de la noche.<br />No podemos detener los dibujos que nos incendian el pensamiento.<br /><br />No sabemos quién traza esos dibujos.<br />No sabemos por qué esos dibujos adornan<br />estos vagos suburbios de la nada.<br />Ni siquiera sabemos si nuestros ojos sirven<br />para ver esos dibujos.<br /><br />Pero el hecho que más nos sorprende<br />es que todas las cosas resulten incompletas,<br />ya que ninguna existe o se sostiene<br />sin la complementación de estos dibujos.<br /><br />No es raro entonces que estos dibujos nos parezcan<br />más perfectos que el aire,<br />más habitados que la noche,<br />más reales que el pensamiento.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>36<br /></strong><br /><br />También hay espacios hechos de nada,<br />ámbitos imprescindibles para descansar un momento,<br />ya que de todas las cosas<br />hay que descansar un momento.<br /><br />Y hay además ciudades hechas de nada,<br />hombres, caminos, árboles,<br />palabras hechas de nada,<br />libros, muertes, amores,<br />mundos hechos de nada.<br /><br />Si el corazón se combina con ellos<br />tal vez comience a oír una música<br />también hecha de nada,<br />la única que puede abrir lo cerrado,<br />la única que no necesita interrumpirse.<br /><br />Por otra parte,<br />cuando todo sea nada,<br />sólo perdurará esa música,<br />nada más que esa música.<br /><br /><br /><br /><br /><strong>40</strong><br /><br /><br />También hemos traicionado al agua.<br /><br />La lluvia no se reparte para eso,<br />el río no corre para eso,<br />el charco no se detiene para eso,<br />el mar no es presencia para eso.<br /><br />Otra vez hemos perdido el mensaje,<br />las vocales abiertas<br />del lenguaje del agua,<br />su inaudita transparencia palpable.<br /><br />Ni siquiera supimos<br />beber la transparencia.<br />Beber algo es aprenderlo.<br /><br />Y aprender la transparencia es el comienzo<br />de aprender lo invisible.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>42</strong><br /><br /><br />Hay ángulos que no pueden cerrarse<br />y que ninguna línea convertirá en figura.<br />Ellos resumen el destino.<br />Tampoco el destino puede cerrarse.<br /><br />El amor conoce esos ángulos<br />y con frecuencia acude a ellos.<br />También el pensamiento y la palabra.<br />También los párrafos del viento.<br /><br />Pero no hay instrumento que pueda medirlos,<br />ni hay geometría que los abarque.<br />Ellos responden a otro orden del espacio:<br />la geometría de lo abierto.<br /><br />Y quizá también respondan a un llamado,<br />pero no sabemos de dónde.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>47</strong><br /><br /><br />Educar a las semillas de la nada<br />y colgarlas como cuentas transparentes<br />de las ramas más calladas de un árbol.<br />Algunas serán llevadas por los pájaros,<br />otras se pegarán al viento<br />y algunas se hundirán en las miradas<br />o en las palabras sueltas<br />que a veces se arremolinan en el aire.<br /><br />Y a través de esas limpias mediaciones<br />caerán detrás de la sequía,<br />torcerán el invierno,<br />se alzarán sobre la torre rota<br />y hasta quizá germinen sin notarse<br />entre los mustios epitafios.<br /><br />Porque nos hace falta esta cosecha.<br />Todas las demás se consumen,<br />se pudren como la sombra del agua,<br />como panes de polvo.<br /><br />Sólo resta la cosecha de la nada,<br />pero antes hay que efectuar la siembra.<br />Las semillas están en todas partes:<br />es preciso enseñarles a brotar.<br /><br />Hay que educar a las semillas de la nada<br />para que puedan germinar como las otras.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>48</strong><br /><br /><br />Todas las historias me parecen conocidas,<br />todas las intrigas, todos los argumentos.<br />No lo he vivido todo,<br />ni siquiera lo he visto.<br />No guardo en mis alforjas<br />el resumen en píldoras<br />de todo cuanto existe.<br /><br />Pero todos los rostros me resultan conocidos,<br />todas las voces, todos los paisajes.<br />No me he cruzado con todos los hombres,<br />ni siquiera los he oído o leído.<br />No conservo en mis ojos<br />el arduo laberinto<br />de todos los reflejos.<br /><br />Sin embargo, en el fondo<br />hay algo que alguna vez he pensado<br />o vivido o amado alguna vez,<br />casi un relámpago de nada,<br />que sin yo darme cuenta<br />enhebró un filamento<br />de todo cuanto existe<br />y me ha dejado adentro<br />la sensación extraña<br />de haber pensado todo,<br />de haber amado todo,<br />de haber tocado todo,<br />hasta lo que no existe.<br /><br />Y también en el fondo<br />o más allá del fondo<br />no dejo de escuchar una música<br />a la que se parecen<br />todas las otras músicas,<br />no dejo de escuchar un silencio<br />que pasa como un duende<br />por todos los silencios.<br />Y desde allí se oye claramente<br />las ondas detenidas,<br />las fósiles mareas<br />del silencio futuro,<br />del silencio final.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>49</strong><br /><br /><br /><br />Las mareas del lenguaje<br />no tienen siempre el mismo ritmo.<br />Sus bajantes se producen sin horario fijo<br />y nos dejan a veces abandonados en la playa<br />desoladamente húmeda,<br />con el sordo temor de una retirada<br />sin seguro retorno.<br /><br />Y aunque estemos relativamente acostumbrados<br />a los descensos aleatorios<br />del nivel de las cosas,<br />que a menudo nos dejan semivivos<br />en cualquier inocente encrucijada,<br />las retiradas del lenguaje<br />no nos permiten habituarnos<br />a esa insólita situación<br />de náufragos sin naufragio.<br /><br />Cuando vuelven a subir las aguas,<br />cuando el lenguaje regresa a habitarnos,<br />sentimos de pronto<br />que en la definitiva bajante de la vida<br />quizá la mayor pena<br />será la pérdida para siempre del lenguaje.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>58</strong><br /><br /><br />La muerte no tiene forma.<br />La vida dona sus formas a la muerte.<br />No sabemos si ésta a veces las adopta<br />porque las formas no regresan.<br /><br />Si la muerte fuese una rosa oscura<br />y el hombre tuviera ojos para verla,<br />sabríamos qué sucede con las formas.<br /><br />Pero entonces ya no sería necesario<br />conocer el destino de las formas:<br />bastaría con aspirar profundamente<br />el oscuro perfume de esa rosa.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>60<br /></strong><br /><br /><br />Las palabras se desfondan,<br />salvo en el hueco inasible del poema,<br />en su loca profecía de presente.<br /><br />Sólo el silencio permite el reconocimiento.<br />Pero el silencio ya no existe.<br />Sólo existen las ruletas enajenadas<br />que no aciertan ya ningún número<br />y distraen de la cifra de la muerte.<br /><br />A veces, sin embargo, el silencio renace<br />como un espacio que reemplaza al vuelo,<br />entre ciertas palabras que se olvidan del oído,<br />ciertos dolores que parecen amores,<br />ciertas caídas que ascienden no sé dónde.<br /><br />Entonces el silencio rescata a las palabras<br />o las palabras abandonan sus traiciones<br />y generan nuevamente el silencio,<br />como el único terreno disponible<br />donde pueden germinar casi en la nada<br />las semillas que creímos imposibles.<br /><br />Y si hubiese una cosecha,<br />aceptaríamos también que esa cosecha<br />la recogieran otros.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>64<br /></strong><br /><br />Desperté demasiado temprano<br />y comencé a pensar en lo eterno,<br />pero no en la gran eternidad de los rezos<br />sino en las pequeñas eternidades olvidadas.<br /><br />La parte que no fluye del río,<br />aquello de la ciudad que siempre calla,<br />el lugar que no duerme en tu cuerpo dormido,<br />aquello que no despierta en mi cuerpo despierto.<br /><br />Sentí entonces que las pequeñas eternidades<br />son preferibles a la gran eternidad.<br /><br />Y no pude volver a dormirme.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>71</strong><br /><br /><br />Exceso de escritura.<br /><br />En todo hay algo escrito,<br />que sólo desciframos a medias.<br />Todo es un palimpsesto<br />que sólo en parte se borra<br />y luego multiplica sus capas de escritura.<br />Hasta el silencio está escrito.<br /><br />Nosotros no podemos<br />borrar ni una letra.<br />Y tampoco podemos<br />dejar de escribir encima.<br /><br />Pero queda otra alianza posible:<br />escribir hacia adentro.<br />Allí, en comparación,<br />lo escrito es mucho menos.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>78</strong><br /><br /><br />Otro poema interrumpe el poema que escribo,<br />reclama su lugar.<br />Ninguno admite postergaciones.<br />Son dos hojas urgentes<br />brotando superpuestas<br />en el mismo punto de una rama.<br /><br />Llega entonces un pájaro<br />y se posa en la rama.<br />También él es un reclamo,<br />el tercero en la aguja del instante.<br />Pero de pronto el pájaro canta<br />y en su canto no hay antes ni después,<br />cabe más tiempo que en el tiempo,<br />dos hojas, dos poemas simultáneos,<br />dos llamados,<br />quizá todos los llamados a la vez,<br />sin que ninguno se borre,<br />sin que ninguno desplace a los otros.<br /><br />La superposición de dos poemas y un pájaro<br />ha venido a enseñarme<br />el concierto de todo sobre un punto.<br /><br />Un orden por encima del orden.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>79<br /></strong><br /><br />No puedo levantar la palabra nueva<br />que yace entre los matorrales<br />como una moneda caída.<br /><br />No puedo tomar esa moneda<br />y entregarla al pordiosero que hay en mí<br />o al que marcha a mi lado.<br /><br />No puedo adquirir con ella otras palabras<br />o por lo menos sus moldes de silencio<br />para acuñar mañana sus efigies.<br /><br />En vano he aprendido a inclinarme.<br />La moneda que busco<br />sólo puede encontrarse cambiándose por ella<br />y quedando en su sitio entre los matorrales.<br /><br />La palabra que busco no está en la zarza ardiente,<br />que habla y después se extingue,<br />sino en la zarza apagada<br />que no cesa de hablar.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>80</strong><br /></div><div align="left"><em>(Al morir Samuel Beckett)</em></div><div align="left"> </div><div align="left"><br /><br />Balbuceo del comienzo.<br />Balbuceo del final.<br /><br />Desde nacer muriendo<br />hasta morir viviendo todavía.<br /><br />Y unas pocas palabras<br />extraídas del páramo<br />como flores ajenas al lugar,<br />abriéndose hacia aquel origen<br />pero orientando su perfume<br />hacia aquel acabamiento.<br /><br />Toda palabra es balbuceo.<br />Toda flor es balbuceo.<br /><br />Y todo entre los paréntesis<br />de unas rocas partidas<br />y lagartos que huyen.<br /><br />Nadie puede decirlo.<br />Nadie dijo mejor<br />cómo no se puede decir.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Roberto Juarroz<br /></strong>de <em>Duodécima poesía Vertical<br /></em>Ediciones Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1991<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /></div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-26957100295122175262009-05-06T18:17:00.000-07:002009-05-06T18:36:38.758-07:00Laura Yasán (Argentina)<div align="center"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjihdiJwR3qhIPhPaGSe9iFq5Xn5RbMRAxJtnOeemmej6Dp2Lw1RYRq55091hO1k-4BTHGRxWc9wti-LSiieROmPP8FPZrnQCsfvsm__z8at1GFHVFPODHnAJ6k1X8ahDj7vLjuqZf0M8M/s1600-h/L-Y.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5332885278661110546" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 250px; CURSOR: hand; HEIGHT: 237px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjihdiJwR3qhIPhPaGSe9iFq5Xn5RbMRAxJtnOeemmej6Dp2Lw1RYRq55091hO1k-4BTHGRxWc9wti-LSiieROmPP8FPZrnQCsfvsm__z8at1GFHVFPODHnAJ6k1X8ahDj7vLjuqZf0M8M/s320/L-Y.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br />Buenos Aires, 1960<br /><br /></div><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>genealógica<br /></strong><br />las hijas del nuevo mundo<br />son blancas como las luces de los shoppings<br />pálidas como los panes de mc donald's<br />translúcidas lágrimas finales de best sellers<br /><br />las madres huérfanas de las hijas del nuevo mundo<br />fuimos oscuras habitantes de hotel<br />tuvimos negras maneras de mirar<br />queríamos la vida en símbolos extraños<br />películas de bergman<br /><br />las paridoras frígidas de las madres huérfanas de las hijas del nuevo mundo<br />querían una historia sumergida en channel<br />casarse vírgenes con una réplica de cary grant<br />tener muñecas rubias de mejillas rosadas<br />mascadoras de chicle leyendo mujercitas<br /><br />las hijas huérfanas de las madres frígidas del viejo mundo<br />queríamos las curvas mullidas de la marylin<br />y el aspecto latino de una amante del che<br /><br />pero ellas<br />las nietas de la decadencia<br />las hijas del imperio del nuevo mundo<br />sólo desean ser<br />delgadas como un tallo<br />livianas como el ala de una mariposa<br />anhelan despertar<br />con los dedos más largos cada día<br />para hundirlos hasta el fin de sus amígdalas<br />y vomitar sin voluntad<br />lo que resta del siglo.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>profana</strong><br /><br /><br /><span style="font-size:85%;">¿No es tragedia todo descubrimiento<br />de lo que no ha quedado?<br /><br />Daniel Muxica<br /></span><br /><br /><br />y se pregunta por la ausencia del padre de su hijo<br />como si esa clase de condena le fuera propia<br />y malgasta la pobre sal de sus huesos<br />hincándose en señal de oveja en la manada<br />ante el cristo fabricado en serie en un sótano de taiwán<br />y le pregunta por la ausencia del padre<br />nada menos que a él<br />y tiene la verdad delante de los ojos<br />casi el espejo de su vida<br />el perfecto triángulo que hará pagar al niño su paso por la tierra<br />la vaca que dio leche con pepitas de oro desde el principio de los tiempos<br />ese magnífico inagotable culebrón medieval<br />y pregunta por qué la han abandonado<br />abre sus brazos esperando respuestas o imitándolo<br />y antes de que su lágrima roce el polvo del suelo<br />es sepultada viva<br />por los tremendos testículos de dios.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>principio de incertidumbre</strong><br /><br /><span style="font-size:85%;"><em>a Américo Ferrari</em><br /></span><br /><br /><br /><br />el poema es un espantapájaros<br />irrumpiendo en la línea de horizonte<br /><br />la luz de las estrellas<br />tarda miles de años en llegar<br />a perforar la noche de belleza<br /><br />¿cuánto tiempo nos toma mostrar el corazón?<br /><br />el poema es un ancla que ha perdido su barco<br /><br />una ballena sola en medio del océano<br />puede oírse llamar por su pareja a treinta kilómetros a la redonda<br /><br />¿qué tan lejos llega una palabra?<br /><br />el poema es un iceberg en medio del desierto<br /><br />un centímetro cuadrado de piel contiene seis millones de células<br /><br />¿cuántas cartas de amor guardamos en el fondo de una caja?<br /><br />si besamos los ojos de alguien que acaba de morir<br />¿en qué parte del trazo desviamos el círculo?<br /><br />qué secuencia alteramos en la fórmula del tiempo y la distancia<br />cuando el poema es una muesca en la culata del vacío.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>cotillón para desesperados</strong><br /><br /><br />¿la fortuna te esquiva?<br />¿hace agua el barco de tus sueños?<br />no hay de qué preocuparse<br />esta ciudad te ama<br />en los centros de canje estimulan el tedio<br />por dos tapitas más un peso<br />nada es tan grave<br />cargar el rudimento del pan y la escoba<br />puro discurso<br />cotillón para desesperados<br />por dos tapitas y una libra de carne<br />te llevás esa jaula<br />la corona del rey y un cetro plástico<br />por tres libras de carne más dos líneas de fiebre<br />la estafa del insomnio<br />malabarismo sobre noches violetas<br />te ama tremendamente<br />en los centros de canje<br />por una culpa más un beso indebido<br />cuatro hijos un perro y una úlcera crónica<br />nada es tan grave<br />la vida es un asunto local<br />del trabajo a la cama<br />forrar el ataúd con el salario mudo del fracaso<br />momentos en que llueve<br />sobre la fría seda del recuerdo<br />la ciudad anegada de una tristeza rancia<br />pero cómo te adora<br />te protege<br />por dos libras de sangre más la furia<br />te dan tres aspirinas y una bala.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>música de invierno</strong><br /><br /><br />como una piedra en el fondo de mis ojos<br />pesan aguas violentas esta noche<br />mastico astillas de palabras quebradas<br />sangra la encía sobre los cuadros del mantel<br />¿qué más está sangrando por ahí?<br /><br />eso tiene que abrirse en esta lluvia<br />no es música de invierno<br />no es un juego<br />aislarse no es un juego es elección<br />soy una pieza suelta<br />encajar no es un juego<br />mirar a los demás detrás de un vidrio<br />sentir una pared de musgo entre los otros<br />y lo que estoy<br />diciendo<br />estoy diciendo eclipso en el vacío<br /><br />algo tiene que ahogarse en esta lluvia<br />llueve como invitándome al naufragio<br />una cita en el agua<br />una oportunidad de contener el aire y no decir<br />dejar morir la voz como una ofrenda<br />aislarse en el silencio no es un juego<br />quedarse de este lado no es un juego<br />escucharé los ruidos de la noche hasta soltarlos<br />hasta entregar la cuota y encender<br />mi propia y muda luz.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>señales<br /></strong><br /><br />ser quien no encuentra<br />una marca de tiza en el muro del mundo<br />huella de la pisada<br />que vaciló al hundirse en tierra ajena<br />una señal tejida con el hilo de voz<br />que desmadeja turbio el río de la infancia<br />madre que no dejó escombro sin cavar<br />para enterrar las pruebas de mi nombre<br />ser quien confunde<br />señales de un naufragio con prendas olvidadas<br />ser quien se esconde<br />en los jardines secos de la ausencia<br />y conoce de sobra el precio de volver<br />a frecuentar sueños vencidos<br />por el peso del hambre.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>perdida</strong><br /><br /><br />busco a la otra<br />solía aniquilarla un fuego helado<br />en los días lluviosos<br />escribía esos versos cargados de crueldad<br />giraba en esa fiebre hasta vaciarse<br />postergada o ajena<br />destilaba un color elemental<br /><br />maldita<br />a esa la busco<br /><br />dormir sobre su ausencia<br />es vivir en el centro de una página en blanco<br /><br />soy la extranjera<br />que le cedí mi cuerpo para esconder sus bestias<br />del sol que las mataba<br />que soñó pesadillas en mi estómago<br />que desgarró mi sexo<br />para nacer los niños que después se comía<br /><br />muda heredera<br />soy ahora la cáscara que muerde su silencio<br />esclava sin tirano<br />vagando en un castillo perdido en un país<br />que sólo existe cuando ella lo nombra.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>perdida II<br /></strong><br /><br />pisar lo blando me pide una mujer que nunca fui<br />quiere palabras que no raspen<br />conozco ese lenguaje y lo pronuncio mal<br /><br />estar perdida anuncia la forma del regreso<br />tuve en mis manos esa puerta<br />comía de tu plato y me quedé<br /><br />hay una llaga donde hubo dureza<br />dar otro paso es penetrar la herida<br />una imagen demasiado vulgar<br />que hace al futuro un sitio previsible<br /><br />tengo un boleto a casa y es robado<br />estoy perdida<br />dejé señales un día de tormenta<br />cuando secó las cosas no brillaban<br />eran tan otras que no supe mirarlas con mis ojos de antes<br />llovió una eternidad y esa mujer<br />llenó mi cama de sonidos extraños<br />lo sé cuando la gente me confunde con ella<br />traen su nombre escrito en el aliento<br />su olor entre la ropa<br /><br />soy yo quien distorsiona<br />no el espejo<br /><br />estoy perdida porque sé regresar.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>perdida III</strong><br /><br /><br /><br />bajo la lengua crece una madeja<br />es tan áspero el hambre de escribir<br />si pudiera tan sólo<br />retener esos versos que hilvano por la calle<br />el pan de la memoria<br />es una proyección que nunca otorga<br />la gracia del final<br />un ensayo perpetuo consumado al revés<br /><br />la escena del delito<br />lleva siempre la víctima consigo<br />escribo en ese cuerpo una reprobación<br />hay letra muerta en esa voz<br />sonidos apagados volcando en la garganta<br />un aluvión de polvo<br /><br />forzados al silencio<br />quedan los restos de una historia velada<br />esa estaca clavando las cosas en su sitio<br />me representa heroica<br /><br />perdida en la costumbre de equivocar la patria<br />cargo con los excesos<br />de conquistar lo que no es mío.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />de <strong><em>Cotillón para desesperados<br /></em></strong>Ed. La Bohemia, Buenos Aires, 2001<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>malinche</strong><br /><br /><br />como quien corta los nudos que sostienen<br />atados a la lengua todo lo que sabía<br />aborta el cuerpo su mensaje<br />privada de su voz<br />me incomunica<br /><br />¿es el poema su rehén?<br />¿el texto su prisión?<br /><br />voy vaciando un tonel con un dedal<br /><br />si es vivo o muerto<br />debo ser yo guardiana de sus huesos<br />la que traiciona<br />con esta boca muda pagará<br />limosna por rescate<br /><br />¿me lo amordazan?<br />¿me lo torturan para hacerlo cantar?<br /><br />malinche del poema<br />lo escrito con el cuerpo enhebra en su collar<br />la llave de dos mundos<br /><br />¿soy del poema la carencia?<br />¿del texto su mortaja?<br /><br />si el cuerpo es vivo o muerto<br />la que adultera el texto pagará<br />su entierro o su rescate<br />cortándose la lengua<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>octubre</strong><br /><br />no tengo más que un fósforo para toda la noche<br />[y es octubre<br />un caballo cansado que me pasa la lengua por el pelo<br />un harapo de miedo<br />la edad que se articula en su tamaño<br />y se inserta otra vez por el aro del mundo<br />siempre en octubre vuelve y no trae palabras para mí<br />trae un silencio impuro sobre la boca cruda<br />y el beso que deseo<br />es apenas cadáver del consuelo<br />vuelco en octubre<br />soy tiza en la pizarra de sus ojos<br />y enhebro en la plegaria dijes de fantasía<br />muñequitas desnudas cuando llueve en octubre<br />cuando salgo a golpear por mi ración<br />y regreso a la cama con un vaso de leche<br />donde su gota de mercurio<br />brilla.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>tracción a sangre<br /></strong><br /><br />cargo en mi cuerpo una mujer inválida que baila<br />[cuando duerme<br />trenza el cabello blanco de la muerte para ganarse<br />[su favor<br />como una novia ciega que deba conformarse<br />con la corta memoria de sus dedos<br />despierta cuando miente<br />lleva un cascote atado a la correa de la lengua<br />va removiendo un surco tras de mí<br />una continuación que me persigue como una cola<br />[de chatarra<br />se enciende cuando callo<br />cargo su enfermedad en la penumbra de mis huesos<br />su equipaje de anemia<br />su andamiaje de circo<br />la quiero al otro lado pero el puente se ha roto<br />la primera mitad no le interesa<br />la segunda es negada<br />vuelvo sobre sus pasos cada noche<br />para ocultar la huella cada día<br />como el guardián de un ancla que se oxida<br />un perro encadenado a un desierto de vidrio<br />lamiéndose la sombra.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Si un día escribiese un poema de amor<br /></strong>al hombre que me debe la conquista de éste páramo hostil<br />le escribiría<br />que todo es casi nada<br />que con gusto le cedería espacio si fuera otra mujer<br />pero soy ésta<br />la que pronuncia versos<br />de un desigual tirano raro amor<br />la que aprendió a llorar sobre su boca<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>rasgos</strong><br /><br /><br /><br />padre es la proyección de su sombra<br />cuando amenaza cubrir<br />con la espesa trama de su cuerpo<br />la luz de mi espacio<br /><br />es una esponja que se hincha<br />en la desproporción del recuerdo<br />y sus palabras crecen como larvas<br />en el cultivo de la memoria<br /><br />del hueco de su abrazo<br />brota una flor jugosa y amarilla<br />que desprende en el olor de la infancia<br />polen de una mujer desconocida<br /><br />padre es lo que ha quedado<br />cuando el filo de los días de piedra<br />se ha suavizado en el descanso<br />y he renunciado a cavar el jardín<br />para enterrar los huesos de su voz<br /><br />no hubo trazo fino en nuestra intimidad<br /><br />la historia licuará el enunciado hasta desintegrarlo<br />alguien ha sucedido donde yo comenzaba<br /><br />padre es un muñeco de miedo que me observa<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>rasgos II</strong><br /><br /><br />cuando sueño con ella<br />piso descalza los pasillos oscuros que llevan a su cuarto<br />busco el cajón prohibido cada vez<br />sé lo que esconde<br />tengo los dedos congelados<br />toco sus pieles de animales muertos<br />una alianza de oro<br />ropita de bebés que no nacieron<br />hay pesadas tijeras<br />hay un hombre doblado masticando su nombre<br />hay la mirada que está allí<br />y está entre en mis omóplatos<br />como un arpón clavado en la boca de un pez<br />me ha descubierto y soy pequeña<br />habrá castigo<br />su corpiño de yeso sube y baja en el asma de<br />[esa respiración<br />me sienta en la blandura del regazo<br />y es el olor de su alimento pasto de enloquecer<br />suave como una madre<br />que apagase la luz para matarme.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>después del resplandor</strong><br /><br /><br />desperdicio los últimos días del invierno<br />mi estancia en el fulgor de las palabras<br /><br />vendrá la leche aguada del recuerdo<br />a revelarme claves que olvidaré al instante<br /><br />vendrá otra temporada de hombres estridentes<br />descargarán sus palas de arena en mis oídos<br />y la luz asesina de días amarillos<br />me encontrará enterrando<br />sobras para la fiesta del otoño<br />medias de red<br />lápices rojos<br />una mirada extrema que perduró salida de su cauce<br />como un verso inconcluso desnudando<br />cuerpo donde habitar<br /><br />vendrá un nuevo verano arrastrando la lengua<br />por la foto movida del presente<br />y yo sabré del tiempo una historia mezquina<br />habré perdido otra cosecha<br />ganado mi estadía bajo una sombra ajena<br /><br />lo que cambia se adhiere en el tamiz<br />duele en los huesos antes de la lluvia<br />devora los contornos después del resplandor<br /><br />la estación es la misma<br />siempre.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>calendario</strong><br /><br /><br />abril siempre es mentira<br />llueve de la ventana para dentro<br />unos zapatos tristes que han perdido su par<br />flotan en la cocina canciones familiares<br />lunes abajo hay que nadar<br />al fondo de la cama<br />las pirañas afilan sus dientes asesinos<br />la orilla queda lejos<br />y los brazos se duermen como bebes de trapo<br />otoño afuera se viste de animal<br />la casa en otro tiempo era una arca segura<br />después hubo descuidos<br />desastres naturales<br />cayeron sobre el sábado<br />finales predecibles para malas películas<br />meses estacionados sobre un lecho barroso<br />febrero en negro levanta la sequía<br />todo fuera del agua expone su tragedia<br />muestra hueso el verano<br />los moluscos se adhieren al cielo de la boca<br />marzo avanza<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>apuntes de fe</strong><br /><br /><br />creo en lo que se mueve detrás de la aspereza<br />en la instancia agotada de una promesa rota<br />creo en la inmediatez<br />creo en las despedidas<br />en los cuerpo vencidos por el peso de la parte que falta<br />creo en la vanidad<br />creo en lo efímero<br />en la trinchera que construye la noche con las piedras<br />[del día<br />creo en los pactos del azar<br />en la brutalidad de los sentidos<br />en esa dentellada que sufren los cimientos cada<br />[nueva estación<br /><br />yo pego inútilmente la espalda a la pared<br />vivo en esa cornisa<br />tarde o temprano me romperé los dientes sin el<br />[menor estilo<br />sé predecir esa obviedad<br />creo en la conveniencia de recapitular<br />en la esforzada dignidad que me asiste<br />en los favores del instinto<br />más que en ninguna cosa<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>palabras no</strong><br /><br /><br /><br />no hay nada verdadero en las palabras<br /><br />todo lo que conozco<br />es este parador en medio de la ruta<br />un bloque de concreto bajo el cielo infinito<br /><br />todo lo que deseo<br />es arrancarme de los pies<br />este vendaje sucio estos zapatos húmedos<br /><br />lo poco que comprendo<br />viaja de la belleza a la locura de la locura a la belleza<br />y no termina nunca de llegar<br /><br />tengo ese hábito<br />un tránsito frenético a la luz<br />el fulgor que no existe y me sigue alumbrando<br />[como una estrella muerta<br /><br />todo lo que persigo termina devorándome<br />es el atardecer y no quiero saberlo<br />no quiero moderar el estallido<br />no quiero que se extinga<br />no llegaré a la noche esperando palabras<br />ya fui sequía<br /><br />si es necesario un bosque para que el fuego arda<br />[un día más<br />ahora seré rayo.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />de <strong><em>Tracción a sangre<br /></em></strong>Ed. La Bohemia, Buenos Aires, 2004Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-53429345466071738792009-05-05T19:53:00.000-07:002009-08-28T16:49:35.089-07:004 poemas de Tamara Kamenszain<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikWL3Ou-jKjdayW0s9D4k3Vcy2JFGXJCEQoDw7JZhx6P5Gqef4Qn5BiHEM34OFkE_ritzcTQgYZrqqwuLodee-6Dn0TFceEpV_DPCt2d2wqnLvpjaSRZf0JRVCV_Q98DUyp3UwyeRJTjI/s1600-h/t.k.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5332538724867023826" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 236px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikWL3Ou-jKjdayW0s9D4k3Vcy2JFGXJCEQoDw7JZhx6P5Gqef4Qn5BiHEM34OFkE_ritzcTQgYZrqqwuLodee-6Dn0TFceEpV_DPCt2d2wqnLvpjaSRZf0JRVCV_Q98DUyp3UwyeRJTjI/s320/t.k.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br />Buenos Aires, 1947, poeta y ensayista.<br /><br />En poesía ha publicado "De este lado del Mediterráneo"; "Los No"; "Vida de living"; "Tango Bar" y "El Ghetto". Como ensayista editó "El texto silencioso" "La edad de la poesía" e "Historias de amor". Fue becaria Guggenheim y entre otros, obtuvo el Primer Premio Nacional de Ensayo y el Primer Premio de Ensayo de la Ciudad de Buenos Aires. También ganó la Medalla presidencial Pablo Neruda, en Chile y es Premio Konex. Fue traducida al inglés,francés, alemán y portugués.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Soy la okupa de mi propia casa<br />desde que la propiedad se fue de mí<br />ya no tengo escritura y como en los sueños<br />la puerta de entrada me espera afuera<br />para que todo empiece de nuevo<br />atravieso de canto esa hospitalidad<br />atrás de los cuadros debajo de los muebles<br />se aquerencia un techo nuevo<br />donde hubo hogar quedan fotogramas<br />vos tu él el hombre con cama doble<br />mudado por el cuarto a la deriva paso a paso<br />los libros del living lo siguen arrastrados<br />en un maletín que se desfonda y es en el baño<br />donde la mochila ruge por última vez.<br />Hablo de un inodoro que nos traga lejos<br />hasta otras casas.<br /><br />*************************************************<br /><br />Por la puerta entornada de los sueños<br />entró todo lo que las palabras no dicen<br />cada vuelta de llave me introdujo<br />hasta la casa en su escena primaria<br />casa ahora es cuerpo y yo<br />acabo chupada por la lengua<br />me voy de boca el subte está oscuro<br />vos no venís ustedes no vienen siempre nosotros<br />en un efecto pornográfico de grupo<br />nos desconocemos cuando nadie pero nadie<br />ni siquiera el que transpiró en mi hombro<br />tiene el número de teléfono.<br /><br /><br />**************************************************<br /><br /><br /><br />Cuando te vea por primera vez<br />me voy a hacer la que no te conozco<br />como una nena acalorada<br />cuando me digas tu nombre y yo descerraje en mío<br />en un amago de presentación que nos acerque<br />me voy a correr hasta que aparezca un título<br />para nuestras vidas vividas por otros<br />vos contás yo cuento y juntos<br />a cuatro manos convocamos fantasmas<br />nuestros ex se presentan solos<br />y nos dejan fabular tranquilos<br />en lo que dura la charla.<br /><br />****************************************************<br /><br /><br />Cuando escribí el primer poema me sobraban motivos<br />Girri nos enseñó después que el motivo es el poema<br />y ahora me pescan como en acto fallido<br />dos o tres palabras lisas y llanas<br />"te veo" "me ves" no quieren decir nada<br />pero si reconocés mi letra me averguenzo ante el espejo<br />¿de qué si no estoy hablando de mí?<br />¿de qué si cuando escribo no te hablo?<br />despunto por vos la adicción que me tiene atada<br />a ese dialecto que aprendí de chica<br />se pronuncia arrastrando la monogamia de los míos<br /><br />de qué me averguenzo entonces<br />si lo que me pesa desde la cuna todavía<br />para bien o para mal no es otra cosa<br />que la alianza con mi padre.<br /><br /><br /><br /><br />Revista Ñ, Clarín (B. Aires, Argentina)<br />Número 108, Oct. 2005 </div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-68411464584028409382009-04-22T18:30:00.000-07:002009-04-22T18:31:21.546-07:005 libros más que recomendables<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFqvYa2sxBvoqHFuUnV57R-Y7JI-DY8g7r6O05yvhRQ4VhKSYl7_ZxEiXNe1EN1nMsdVyg3YS5TEcGuFppZkONAynGDH6x9jXb7kvfIL0H8CNCHRW-lWme4Uo7W2aefXrbA9UkuzNdxbU/s1600-h/w.s.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5327693194547479186" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 201px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFqvYa2sxBvoqHFuUnV57R-Y7JI-DY8g7r6O05yvhRQ4VhKSYl7_ZxEiXNe1EN1nMsdVyg3YS5TEcGuFppZkONAynGDH6x9jXb7kvfIL0H8CNCHRW-lWme4Uo7W2aefXrbA9UkuzNdxbU/s320/w.s.jpg" border="0" /></a><br /><div></div><br /><br /><br /><br />Poesía no completa<br /><br />Wislawa Szymborska<br /><br />Ed. Fondo de cultura económica<br /><br />Reedición, 2008<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Notas críticas:<br /><br /><br /><a href="http://www.letraslibres.com/index.php?art=13502">http://www.letraslibres.com/index.php?art=13502</a>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-25019021335063081612009-04-22T18:27:00.000-07:002009-04-22T18:29:56.753-07:00<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTCos1lkkFu7-DLyw6UtCAoEx0GlsiLCot6He2hsp38qDVO7M1UdbDBK14wnIi9bwfgQxHDwfxFxH-fuvRcWMfS7PPhqRu6DtSEhTGPFH1ChR_-Qsi1AjkEgkbJH60BJ-Jin1AZnhRUD0/s1600-h/kay_variaciones.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5327692548274301858" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 70px; CURSOR: hand; HEIGHT: 97px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTCos1lkkFu7-DLyw6UtCAoEx0GlsiLCot6He2hsp38qDVO7M1UdbDBK14wnIi9bwfgQxHDwfxFxH-fuvRcWMfS7PPhqRu6DtSEhTGPFH1ChR_-Qsi1AjkEgkbJH60BJ-Jin1AZnhRUD0/s320/kay_variaciones.jpg" border="0" /></a><br /><div></div><div></div><div></div><br /><br /><br /><br /><br />Variaciones ornamentales<br /><br />Ronald Kay<br /><br />Ediciones UDP<br /><br />Reedición, 2009<br /><br /><br /><br /><br /><br />Notas críticas:<br /><br /><br /><a href="http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090420/pags/20090420210409.html">http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090420/pags/20090420210409.html</a>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-57569908336831477212009-04-22T18:23:00.000-07:002009-04-22T18:36:46.225-07:00<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5zIfLKGv7yN6lE0dPgOzUjWYiVQKcL9nKX3zzUC4dx7wcZlHZhfYpT7FUfEgH-B5Mxt-aiyzdrL0NrQ2ucwdypCm-X9JJYJhGWfNcW9R-b480uShQnN6jZFdxatkrmHCesCF4R-HFIj8/s1600-h/poetica.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5327694240026788338" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 70px; CURSOR: hand; HEIGHT: 97px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5zIfLKGv7yN6lE0dPgOzUjWYiVQKcL9nKX3zzUC4dx7wcZlHZhfYpT7FUfEgH-B5Mxt-aiyzdrL0NrQ2ucwdypCm-X9JJYJhGWfNcW9R-b480uShQnN6jZFdxatkrmHCesCF4R-HFIj8/s320/poetica.jpg" border="0" /></a><br /><div><br /></div><br /><br /><br /><br />Una poética activa<br /><br />Kevin Power<br /><br />Ediciones Universidad Diego Portales<br /><br />Reedición, 2009<br /><br /><br /><br /><br />Notas críticas:<br /><br /><br /><a href="http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090322/pags/20090322195601.html">http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090322/pags/20090322195601.html</a><br /><br /><br /><a href="http://3w.lun.com/modulos/catalogo/paginas/2009/04/08/LUCPRCU38LU0804.htm">http://3w.lun.com/modulos/catalogo/paginas/2009/04/08/LUCPRCU38LU0804.htm</a><br /><br /><br /><a href="http://revistaliterariaazularte.blogspot.com/2009/04/camilo-marksel-continente-de-las.html">http://revistaliterariaazularte.blogspot.com/2009/04/camilo-marksel-continente-de-las.html</a>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-1579098798424189662009-04-22T18:20:00.000-07:002009-04-22T18:22:57.014-07:00<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguHvvsRrU0S8bVleCTqWLGgbcbieAmpcrEwrcDGg21IzRX8k4O2t6cwsbNiwzU49HUhc3bzRFdthHcoqgMBHZblL8QbriAakXh3x4JORqroxBoKOV_7yhFTZfisgbTYtickVtIQmPiq0U/s1600-h/portada_rosamel_del_valle.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5327690629432665490" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 186px; CURSOR: hand; HEIGHT: 271px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguHvvsRrU0S8bVleCTqWLGgbcbieAmpcrEwrcDGg21IzRX8k4O2t6cwsbNiwzU49HUhc3bzRFdthHcoqgMBHZblL8QbriAakXh3x4JORqroxBoKOV_7yhFTZfisgbTYtickVtIQmPiq0U/s320/portada_rosamel_del_valle.jpg" border="0" /></a><br /><br />Brígida o el Olvido y la Radiante Remington<br /><br />Rosamel del Valle<br /><br />Ed. Cuarto propio<br /><br />2009<br /><br /><div align="justify"><br />La novelas de Rosamel del Valle acostumbran abordar el tema urbano, el seguimiento de mujeres inasibes, al estilo de Nadja, la mujer esfumada de A. Breton, este libro, póstumo, inédito, encontrado entre manuscritos del escritor y aparecida extrañamente en casa de Ludwing Zeller, además cuenta con una selección de decidoras cartas entre del Valle y Humberto- Díaz Casanueva, escritas en la máquina Remington.</div><br /><br /><br />Notas críticas:<br /><br /><a href="http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090410/pags/20090410173321.html">http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090410/pags/20090410173321.html</a><br /><br /><br /><a href="http://3w.lun.com/modulos/catalogo/paginas/2009/03/29/LUCPRCU38LU2903.htm?idnoticia=CM115NJ7N20090329">http://3w.lun.com/modulos/catalogo/paginas/2009/03/29/LUCPRCU38LU2903.htm?idnoticia=CM115NJ7N20090329</a>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-89994260891003543742009-04-22T18:16:00.000-07:002009-04-22T18:33:52.449-07:00<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixJJLRPynE9ZJI4mNx-9Mq1Wv3fjSgsIF0c0YG9rcjv3kI8uVZz4EDJt5FXwRX3GUXRq9DhLdiYWqsT_73u0JlS0OL5m1OSJtF1ungE3Fr0PbuA5fOjFRNk2m49YKEk6y9zvyFobIFrwU/s1600-h/fragmento.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5327693657725657538" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 144px; CURSOR: hand; HEIGHT: 145px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixJJLRPynE9ZJI4mNx-9Mq1Wv3fjSgsIF0c0YG9rcjv3kI8uVZz4EDJt5FXwRX3GUXRq9DhLdiYWqsT_73u0JlS0OL5m1OSJtF1ungE3Fr0PbuA5fOjFRNk2m49YKEk6y9zvyFobIFrwU/s320/fragmento.jpg" border="0" /></a><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGrusN_LaAWjFJKPEzUDemrynYsWkpgeflnVoSBpH98yk94uInjZGG9uxycWtIiJQwQwoBYAd65SJerAIvRF6vsTAQEKQ6FbsC5H6UGgwi6qzClE4VO2EIzbrIgGhZFqDCnw1ZIKVT1YY/s1600-h/portada_rosamel_del_valle.jpg"></a><br /><br /><br /><br /><br /><br />Fragmentos de una biblioteca transparente<br /><br />Alexis Figueroa/Claudio Romo<br /><br />Ed. Lom<br /><br />2009<br /><br /><br /><br />Bajo el alero de un libro tan potente y ya mítico como Vírgenes del sol inn cabaret, Alexis Figueroa en conjunto con el ilustrador Claudio Romo se lanzan en este carnaval de géneros literarios que ansía ser una novela fantástica.<br /><br /><br /><br /><br />Notas críticas:<br /><br /><br /><br /><br /><a href="http://lanacion2007.altavoz.net/prontus_noticias_v2/site/artic/20090223/pags/20090223184203.html">http://lanacion2007.altavoz.net/prontus_noticias_v2/site/artic/20090223/pags/20090223184203.html</a></div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><a href="http://3w.lun.com/modulos/catalogo/paginas/2009/03/02/LUCPRCU46LU0203.htm">http://3w.lun.com/modulos/catalogo/paginas/2009/03/02/LUCPRCU46LU0203.htm</a></div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><br /><br /> </div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-81751647980061079112009-04-05T21:04:00.000-07:002009-04-06T17:42:43.610-07:00Yo me quedaría con estas 10 mujeres<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx3G3ZujbItUH304mTIynwrnunG40RRwRhFGW98WfiFY37MzBrmEQZQcp3YKF-S0CNsPMd5VLvNxk9RYu6A6xsLpDolaSH0-8lSVODIq2H9kqWq5LiE-lbCmFlpu3XXy5j9lD_l8FmiLA/s1600-h/libro.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5321424648646404626" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 206px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhx3G3ZujbItUH304mTIynwrnunG40RRwRhFGW98WfiFY37MzBrmEQZQcp3YKF-S0CNsPMd5VLvNxk9RYu6A6xsLpDolaSH0-8lSVODIq2H9kqWq5LiE-lbCmFlpu3XXy5j9lD_l8FmiLA/s320/libro.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Marianne Moore</strong><br />(Missouri, 1887-1972)<br /><br /><br /><br />WHAT ARE YEARS?<br /><br /><br />......What is our innocence,<br />what is oour guilt? All are<br />......naked, none is safe. And whence<br />is courage: the unanswered question,<br />the resolute doubt-<br />dumbly calling, deafly listening- that<br />is misfortune, even death,<br />......encourages others<br />......and in its defeat, stirs<br /><br /><br />......the soul to be strong? He<br />sees deep and is glad, who<br />......accedes to mortality<br />and in his imprisonment rises<br />upon himself as<br />the sea in a chasm, struggling to be<br />free and unable to be,<br />......in its surrendering<br />......finds its continuing.<br /><br />......So he who strongly feels,<br />behaves. The very bird,<br />......grown taller as he sings, steels<br />his form straight up. Though he is captive,<br />his mighty singing<br />says, satisfaction is a lowly<br />thing, how pure a thing is joy.<br />......This is mortality<br />......this is eternity.<br /><br /><br /><br /><br />¿QUÉ SON AÑOS?<br /><br />......¿Qué es nuestra inocencia,<br />qué nuestra culpa? Todos estamos<br />......desnudos, a nadie a salvo. ¿Y de dónde viene<br />el coraje: la pregunta irresuelta,<br />la duda insistente-<br />que llama muda, oye sorda- eso que<br />en la desdicha, incluso en la muerte<br />......incentiva a otros<br />......y en su derrota empuja<br /><br />......al alma a ser fuerte? Lejos<br />ve y es feliz aquél que<br />......accede a lo mortal<br />y en su prisión se alza<br />sobre sí como<br />el mar es un abismo, en lucha por ser<br />libre y sin lograrlo,<br />......en el acto de rendirse<br />......logra su continuidad.<br /><br />......Así, aquél que siente con fervor,<br />se comporta como debe. El mismo pájaro,<br />......creciendo al cantar, acoraza<br />su forma vertical. A pesar del cautiverio,<br />su canto poderoso<br />dice: la satisfacción es algo<br />banal, qué cosa pura es la dicha.<br />......Es esto ser mortal,<br />......esto la eternidad.<br /><br /><br /><br />(de <em>What are Years</em>, 1941)<br /><br />Págs. 16-19<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Elizabeth Bishop</strong><br />(Worcester, 1911- 1979)<br /><br /><br /><br /><br />THE MAN-MOTH*<br /><br /><br />..................Here, above,<br />cracks in the buildings are filled with battered moonlight.<br />The whole shadow of Man is only as big as his hat.<br />It lies at his feer like a circle for a doll to stand on,<br />and he makes an inverted pin, the point magnetized to the moon.<br />He does not see the moon; he observes only her vast properties,<br />feeling the queer light on his hands, neither warm nor cold,<br />of a temperature impossible to record on thermometers.<br /><br /><br />..................But when the Man-Moth<br />pays his rare, although occasional, visits to the surface,<br />the moon looks rather different to him. He emerges<br />from an opening under the edge of one of the sidewalks,<br />and nervously begins to scale the faces of the buildings.<br />He thinks the moon is a small hole at the top of the sky,<br />proving the sky quite useless for protection.<br />He trembles, but must investigate as high as he can climb.<br /><br />..................Up the façades,<br />his shadow dragging like a photographer's cloth behind him,<br />he climbs fearfully, thinking that this time he will manage<br />to push his small head through that round clean opening<br />and be forced through, as from a tube, in black scrolls on the light.<br />(Man standing below him, has no such illusions.)<br />But what the Man-Moth fears most he must do, although<br />he fails, of course, and falls back scared but quite unhurt.<br /><br />..................Then he returns<br />to the pale subways of cement he calls his home. He flits,<br />he flutters, and cannot get aboard the silent trains<br />fast enough to suit him. The doors close swiftly<br />The Man-Moth always seat himself facing the wrong way<br />and the train starts at once at its full, terrible speed,<br />without a shift in gears of a gradation of any sort.<br />He cannot tell the rate at which he travels backwards.<br /><br />..................Each night he must<br />be carried through artificial tunnels and dream recurrent dreams.<br />Just as the ties recur beneath his train, these underlie<br />his rushing brain. He does not dare look out the window,<br />for the third rail, the unbroken draught of poison,<br />runs there beside him. He regards it as a disease<br />he has inherited the susceptibility to. He has to keep<br />his hands in his pockets, as others must wear mufflers.<br /><br />..................If you catch him,<br />hold up a flashlight to his eye. It's all dark pupil,<br />as an entire night itself, whose haired horizon tightens<br />as he stares back, and closes up the eye. Then from the lids<br />one tear, his only possession, like the bee's sting, slips.<br />Slyly he palms it, and if you're not paying attention<br />he'll swallw it. However, if you watch, he'll hand it over,<br />cool as from underground springs and pure enough to drink.<br /><br /><br />*Newspaper mispriny for "mammoth"<br /><br /><br /><br /><br /><br />MARIPOSA DE NOCHE*<br /><br />...................Aquí, arriba,<br />las grietas de los edificios están llenas de luz de luna maltrecha.<br />La sombra entera del Hombre es apenas tan grande como su sombrero.<br />Descansa a sus pies como esos círculos donde se posan muñecos,<br />y él parece un alfiler invertido, la punta imantada hacia la luna.<br />No ve la luna; sólo observa sus vastas propiedades,<br />siente su extraña luz sobre las manos, ni fría ni caliente,<br />de una temperatura que ningún termómetro podría medir.<br /><br />...................Pero cuando el Hombre Alado<br />rara, aunque ocasionalmente, visita la superficie,<br />ve la luna, de algún modo, distinta. Emerge<br />de un agujero bajo el borde de una de las veredas<br />y nervioso comienza a escalar el frente de los edificios.<br />Piensa que la luna es un agujero en la cima del cielo,<br />lo cual prueba que el cielo es bastante inútil como protección.<br />Tiembla, pero debe averiguar hasta dónde es capaz de trepar.<br /><br />...................Arriba de las fachadas,<br />acarreando su sombra como un trapo de fotógrafo,<br />sube temeroso, pensando que esta vez logrará<br />empujar su cabecita por ese limpio redondel,<br />y que emergerá, como por un tubo, en negros pliegos sobre la luz.<br />(El hombre, parado abajo, carece de tales ilusiones).<br />Pero aquello que el Hombre Alado más teme, más debe hacer aunque<br />fracase, por supuesto, y vuelva a caer asustado, aunque bastante ileso.<br /><br />...................Regresa luego<br />a los pálidos refugios de cemento que considera su hogar. Revolotea,<br />se aturde, y no logra abordar los trenes silenciosos<br />con bastante rapidez. Las puertas se cierran con vigor.<br />El Hombre Alado se sienta siempre de espaldas al sentido del tren<br />y el tren parte de inmediato a una velocidad total, terrible,<br />sin un cambio de carril ni graduación alguna.<br />No puede calcular a qué velocidad viaja hacia atrás.<br /><br />...................Cada noche debe<br />ser llevado por túneles artificiales y soñar sueños recurrentes.<br />Tal como las gomas persisten bajo el tren, así subyacen éstos a<br />su vertiginosa mente. No se atreve a mirar por la ventanilla el<br />electrificado riel, la intacta bocanada de veneno,<br />que corre allí a su lado. Ve en esto una enfermedad<br />para la que hubiera heredado una propensión. Debe mantener<br />las manos en los bolsillos como otros necesitan usar guantes.<br /><br />...................Si lo atrapas,<br />pon una linterna en su ojo. Es una pupila toda oscura,<br />una noche entera en sí misma, cuyo horizonte orlado se tensa<br />cuendo él mira hacía atrás y cierra el ojo. Luego, de los párpados,<br />como del agujón de una abeja, resbala una lágrima, su sola posesión.<br />A hurtadillas, él la pone en su palma y, si no prestas atención,<br />se la tragará. si vigilas, en cambio, ha de entregártela,<br />fresca como manantial y lo bastante puro para beber.<br /><br /><br />*La palabra <<man-moth>> no existe en inglés. Bishop la encontró en un periódico como un error de imprenta, en lugar de <<mammoth>> que significa tanto <<especie>> como <<extremadamente>> (algo así como mamut o mastodonte). Literalmente,<<man-moth>> es hombre-polilla.<br /><br /><br />(De <em>North & South, A Cold Spring</em>, 1946)<br /><br />Págs. 42-47<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Anne Sexton<br /></strong>(Newton, 1928-1974)<br /><br /><br /><br /><br />HOUSEWIFE<br /><br />Some women marry houses.<br />It's another kind of skin; it has a heart,<br />a mouth, a liver and bowel movements.<br />The walls are permanent and pink.<br />See how she sits on her kness all day,<br />faithfull washing herself down.<br />Men enter by force, drawn back life Jonah<br />into their fleshy mothers.<br />A woman is her mother.<br />That's the main thing.<br /><br /><br /><br /><br />AMA DE CASA<br /><br />Algunas mujeres se casan con su casa.<br />Es otro tipo de piel; tiene corazón,<br />boca, hígado y mueve el intestino.<br />Las paredes son firmes y rosadas.<br />Mira cómo ella se pasa el día de rodillas,<br />lavándose a sí misma con fidelidad.<br />Los hombres penetran por la fuerza, como Jonás atraídos<br />por su madre carnal.<br />Una mujer es su propia madre.<br />Esto es lo principal.<br /><br />(de <em>Lie or Die</em>, 1966)<br /><br /><br />Págs 52-53<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>H.D (Hilda Doolitle)<br /></strong>(Pennsylvania, 1886-1961)<br /><br /><br /><br /><br />Yet resurrection is a sense of direction,<br />resurrection is a bee-line,<br /><br />straight to the horde and plunder,<br />the treasure, the store-room,<br /><br />the honeycomb;<br />resurrection is remuneration,<br /><br />food, shelter, fragrance<br />of myrrh and balm.<br /><br />***<br /><br />I go where I love and where I am loved,<br />into the snow;<br /><br />I go to the things I love<br />with no thought of duty or pity;<br /><br />I go where I belong, inexorably,<br />as the rain that has lain long<br /><br />in the furrow; I have given<br />or would have given<br /><br />life to the grain;<br />but if it will not grow or ripen<br /><br />with th rain of beauty,<br />the rain will return to the cloud;<br /><br />the harvester sharpens his steel on the stone;<br />but this is not our field,<br /><br />we have not sown this;<br />pitiless, pitiless, let us leave<br /><br />The-place-of-a-skull<br />to those who have fashioned it.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Sin embargo, la resurrección orienta,<br />la resurrección es una línea de abejas,<br /><br />que va derecho al enjambre y la rapiña,<br />el tesoro, la despensa,<br /><br />el panal;<br />resurrección equivale a remuneración,<br /><br />alimento, resguardo, fragancia<br />de mirto y bálsamo.<br /><br />***<br /><br />Voy adonde amo y soy amada,<br />hacia la nieve;<br /><br />voy hacia las cosas que amo<br />sin ningún pensamiento de deber o piedad;<br /><br />voy adonde pertenezco, inexorable,<br />como la lluvia que cae largo rato<br /><br />en los surcos, dí<br />o habría dado<br /><br />vida al grano;<br />pero si no crece o madura<br /><br />con la lluvia de la belleza,<br />la lluvia retornará a la nube;<br /><br />quien cosecha afila su acero en la piedra;<br />pero éste no es nuestro campo,<br /><br />no hemos sembrado esto;<br />implacables, duros, dejemos<br /><br />El-sitio-de-la-calavera<br />a quienes la moldearon.<br /><br /><br /><br />(de <em>Trilogy</em>, 1946)<br /><br /><br />Págs. 80-83<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Sylvia Plath<br /></strong>(Massachusetts, 1932- 1963)<br /><br /><br /><br /><br />THE COLOSSUS<br /><br />I shall never get you put together entirely,<br />Pieced, glued, and properly jointed.<br />Mule-bray, pig-grunt and bawdy cackles.<br />Procced from you great lips.<br />It's worse than a barnyard.<br /><br />Perhaps you consider yourself an oracle,<br />Mouthpiece of the dead, or of some god or<br />other.<br />Thirty years now I have labored<br />To dredge the silt from you throat.<br />I am none the wiser.<br /><br />Scaling little ladders with gluepots and pails<br />of Lysol<br />I crawl like an ant in mourning<br />Over the weedy acres of you brow<br />To mend the immense skull plates and clear<br />The bald, white tumuli of your eyes.<br /><br />A blue sky out of Oresteia<br />Arches above us. O father, all by yourself<br />You are pithy and historical as the Roman<br />Forum.<br />I open muy lunch on a hill of black cypress.<br />Your fluted bones and acanthine hair are littered<br />In their old anarchy to the horizon-line.<br />It would take more than a lightning-stroke<br />To create such a ruin.<br />Nights, I squat inthe cornucopia<br />Of your left ear, out of the wind,<br /><br />Counting the red stars and those of plum-color.<br />The sun rises under the pillar of your tongue.<br />My hours are married to shadow,<br />No longer do I listen for the scrape of a keel<br />On the blank stones of the landing.<br /><br /><br /><br /><br /><br />EL COLOSO<br /><br />No podré reconstruirte jamás.<br />Cada fragmento en su sitio, pegado y debidamente unido.<br />Rebuznos de mulas, gruñidos de cerdos y cacareos obscenos<br />salen de tus magnos labios.<br />Esto es peor que un chiquero.<br /><br />Tal vez te consideres profeta,<br />portavoz de los muertos o de alguno<br />que otro dios.<br />Hace ya treinta años que me esfuerzo<br />por dragar el lodo en tu garganta.<br />No me he vuelto más sabia por eso.<br /><br />Encaramada a escaleritas con tachos de engrudo<br />y baldes de lisol<br />me arrastro como una hormiga en pena<br />por los enmarañados acres de tu frente<br />para remendar tu inmenso cráneo y barrer<br />el túmulo blanco y raído de tus ojos.<br /><br />Un cielo azul salido de la Orestíada<br />se cierne sobre nosotros. Oh padre, sin ayuda de nadie<br />eres adusto e histórico como el Foro<br />Romano.<br />Me dispongo a almorzar en esta loma de cipreses negros.<br />Tus huesos vacíos y tu pelo de acanto están dispersos<br />en su vieja anarquía hasta el horizonte.<br />Un rayo no hubiera podido<br />crear una ruina así.<br />De noche, me acuclillo en la cornucopia<br />de tu oído izquierdo, a salvo del viento,<br /><br />y cuento las estrellas rojas y las de color ciruela.<br />El sol trepa bajo el pilar de tu lengua.<br />Mis horas se han desposado con la sombra.<br />Ya no intento escuchar el raspar de una quilla<br />sobre las piedras huecas de la rada.<br /><br /><br />(de <em>The Colossus and Other Poems</em>, 1962)<br /><br /><br /><br />Págs. 88-91<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Adrienne Rich<br /></strong>(Baltimore, 1929)<br /><br /><br /><br />TRANSLATIONS<br /><br />You show me the poems of some woman<br />my age, or younger<br />translated from your language<br /><br />Certain words occur: enemy, oven, sorrow<br />enough to let me know<br />she's a woman of my time<br /><br />obsessed<br /><br />with Love, our subject:<br />we've trained it like ivy to our walls<br />baked it like bread in our ovens<br />worn it like lead on our ankles<br />watched it through binoculars as if<br />it were a helicopter<br />bringing food to our famine<br />or the satellite<br />of a hostile power<br /><br />I begin to see that woman<br />doing things: stirring rice<br />ironing a skirt<br />typing a manuscript till dawn<br /><br />trying to make a call<br />from a phonebooth<br /><br />The phone rings unanswered<br />in a man's bedroom<br />she hears him telling someone else<br />Never mind. She'll get tired<br />hears him telling her story to her sister<br />who becomes her enemy<br />and will in her own time<br />light hr own way to sorrow<br /><br />ignorant of the fact this of grief<br />is shared, unnecessary<br />and political<br /><br /><br /><br /><br /><br />TRADUCCIONES<br /><br />Me muestras los poemas de otra mujer<br />de mi edad, o menor<br />traducidos de tu idioma al mío.<br /><br />Ciertas palabras recurren: enemigo, horno, pesadumbre<br />suficientes para entender<br />que esa mujer vive en mi tiempo<br /><br />obsesionada<br /><br />con el Amor, nuestro tema:<br />lo hemos adherido como hiedra a nuestros muros<br />horneado como pan en nuestros hornos<br />llevado como tobilleras de plomo<br />observado con binoculares como si<br />fuera un helicóptero<br />que viene a saciar nuestro hambre<br />o el satélite<br />de un poder hostil<br /><br />Empiezo a ver que esa mujer<br />hace cosas: revuelve el arroz<br />plancha una camisa<br />transcribe un manuscrito hasta el alba<br /><br />trata de hacer una llamada<br />desde una cabina telefónica<br /><br />El teléfono suena con insistencia<br />en la habitación de un hombre.<br />Escucha que é le dice a otra<br />No importa. Se cansará.<br />Lo escucha narrar su historia a su hermana<br />que se transforma en su enemiga<br />y cuando le toque el turno<br />alumbrará su propio camino hacia la pena<br /><br />ignorando que este tipo de dolor<br />es compartido, innecesario<br />y político<br /><br /><br />(de <em>Diving into the Wreck</em>, 1972)<br /><br /><br />Págs. 106-109<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Louise Glück</strong><br />(NY, 1943)<br /><br /><br /><br /><br />CLEAR MORNING<br /><br />I've watched you long enough,<br />I can speak to you any way I like-<br /><br />I've submitted to your preferences, observing patiently<br />the things you loved, speaking<br /><br />through vehicles only, in<br />details of earth, as you prefer,<br /><br />tendrils<br />of blue clematis, light<br /><br />of early evening-<br />you would never accept<br /><br />a voice like mine, indifferent<br />to the objects you busily name,<br /><br />your mouths<br />small circles of awe-<br /><br />And all this time<br />I indulged your limitation, thinking<br /><br />you would cast it aside yourself sooner or later,<br />thinking matter could not absorb your gaze forever-<br /><br />obstacle of the clematis painting<br />blue flowers on the porch window-<br /><br />I cannot go on<br />restricting myself to images<br /><br />because you think it is your right<br />to dispute my meaning:<br /><br />I am prepared now to force<br />clarity upon you.<br /><br /><br /><br /><br />MAÑANA CLARA<br /><br /><br />Te he observado bastante.<br />Puedo hablarte como me plazca-<br /><br />Me sometí a tus deseos, observando paciente<br />las cosas que amabas, dándome a entender<br /><br />por signos, en<br />detalles terrestres, como tú prefieres,<br /><br />zarcillos<br />del clematis azul, luz<br /><br />del atardecer en ciernes-<br />nunca habrías aceptado<br /><br />una voz como la mía, indiferente<br />a los objetos que nombra apurada,<br /><br />tus bocas<br />pequeños círculos de pavor-<br /><br />Y todo este tiempo<br />te consentí la pobreza, pensando<br /><br />que la dejarías de lado tarde o temprano,<br />pensando que la materia no habría de absorber tu mirada para siempre-<br /><br />obstáculo del clematis pintando<br />flores azules en la ventana del porche-<br /><br />No puedo seguir<br />restringiéndome a imágenes<br /><br />porque te creas con derecho<br />a disputar mi significado:<br /><br />estoy listo para forzar ahora<br />la claridad sobre ti.<br /><br /><br /><br />(de <em>The Wild Iris</em>, 1992)<br /><br /><br />Págs. 126-129<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Lorine Niedecker<br /></strong>(Black Hawk Island, 1903-1970)<br /><br /><br /><br /><br />Old Mother turns blue and from us,<br />......"Don't let my head drop to the earth.<br />I'm blind and deaf." Death from the heart,<br />......a thimble in her purse.<br /><br />"It's a long day since last night.<br />......Give me space. I need<br />floors. Wash the floors, Lorine!-<br />......Wash clothes! Weed!"<br /><br /><br /><br /><br />Madre se pone azul y nos deja,<br />..."No permitan que mi cabeza caiga hacia la tierra.<br />Estoy ciega y sorda". Muerte desde el corazón,<br />...un dedal en su cartera.<br /><br />"Ha sido largo el día desde anoche.<br />...Dénme espacio. Necesito<br />pisos. ¡Lava los pisos, Lorine!-<br />...¡Lava la ropa! ¡Arranca la mala hierba!<br /><br /><br /><br />(de <em>The Granite Pail</em>, 1985)<br /><br /><br /><br />Págs. 146-147<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Rosmarie Waldrop<br /></strong>(Kitzingen, 1935)<br /><br /><br /><br />Only in connection with a body does a shadow make sense. I called mine a dog, the way it ran ahead of me in the dust, breathing rapidly and sticking its small head out in front - though there are intervals where the light stands still, and the air does not resist. Abandoned in my body, the memory of houses at a certain distance, their roofs, and their chimneys for the dark to flow down in arbitrary conventions. This is why you don't like me to get drunk. I fall asleep in the street, without even a shadow to lie on, and crowds gather, afraid of being disappointed.<br /><br /><br /><br /><br /><br />Sólo en conexión con un cuerpo, tiene sentido una sombra. Yo llamé perro a la mía, el modo en que corría delante de mí en la polvareda, respirando veloz y estirando su pequeño hocico ahí adelante- pese a que hay intervalos en que la luz se aquieta y el aire no resiste. Abandonada en mi cuerpo, la memoria de las casas a una cierta distancia, sus techos y chimeneas para que la oscuridad fluya en convenciones arbitrarias. Por eso no te gusta cuando me emborracho. Me quedo dormida en la calle, sin una mísera sombra donde yacer el gentío se agolpa a mirar, temeroso de verse defraudado.<br /><br /><br /><br />(de <em>The Reproduction of Profiles</em>, 1987)<br /><br /><br />Págs. 162-163<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Susan Howe</strong><br />(Boston, 1937)<br /><br /><br /><br /><br /><br />earliest before sunrise..........Last<br />before sunset<br /><br />twilight (between day<br />and dark)<br /><br />is about to begin.........And with time<br />I could do it<br /><br />ends childhood<br />Time an old bald thing.......a servent<br /><br />(Do this<br /><br />or that) Time's theme<br />And so we go on through the deeps of<br /><br />childhood (afterglow of light on trees)<br />Daybreak<br /><br />by dying<br />has been revealed........Midday or morrow<br /><br />move motherless<br /><br />(Oh women women look) how muy words<br />flow out<br /><br />kindling and stumbling.......Sunwise<br />with swords and heys<br /><br />a dance of disguise<br />where breath most breathes.......(Books<br /><br />blaze up<br />my room is bright) World I have made<br /><br />empty edge<br />Father's house forever falling<br /><br />Catch and sketch the chilly evening.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Muchísimo antes del alba..............Justo<br />antes del atardecer<br /><br />el crepúsculo (entre el día<br />y lo oscuro)<br /><br />está por empezar............y con tiempo<br />yo podría hacerlo<br /><br />acaba la niñez<br />El Tiempo una vieja cosa calva......un sirviente<br /><br />(Haz esto<br /><br />o lo otro) El tema del Tiempo<br />y así cruzamos los fondos de<br /><br />la infancia (resabio de luz en árboles)<br />Muriendo<br /><br />el amanecer<br />se revela................el mediodía o la mañana<br /><br />avanzan huérfanos de madre<br /><br />(Oh mujeres mujeres miren) cómo mis palabras<br />manan<br /><br />chocando y encendiéndose............Sabias de sol<br />con espadas y ahhs<br /><br />un baile de disfraces<br />donde más respira el respiro.........(Los libros<br /><br />arden<br />mi cuarto es claro) Mundo del que hice<br /><br />límite vacío<br />casa paterna en perpetua caída<br /><br />Capta y dibuja la noche fría.<br /><br /><br /><br /><br />(de <em>Pitagorean Silence</em>, 1982)<br /><br /><br />Págs. 166-169<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>La pasión del exilio</strong>: <em>Diez poetas norteamericanas del siglo XX</em><br />Selección, traducción y prólogo: María Negroni<br />Ed. Bajo la luna, Buenos Aires, 2007<br />186 páginas.<br /><br /><br /><br /><br /><br /></div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-72804135679611998702009-03-26T10:11:00.001-07:002009-03-26T10:18:22.917-07:005 de Cantares: Antología de Nuevas voces de la poesía chilena<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioruOTYEL_sYGXyokcBgajDefzxNpkKw2nU969sbOKswyaJgC0HeujLZRSgYU__ykQbDgOB0Zxko9L6wJwRRZ1zB-e7vbK67LZV-WIE3B6Ak1M7JYig8cCokKc-m8ZCVfDq9oq0dTDMzs/s1600-h/Cantares.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5317545404154050594" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 183px; CURSOR: hand; HEIGHT: 237px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioruOTYEL_sYGXyokcBgajDefzxNpkKw2nU969sbOKswyaJgC0HeujLZRSgYU__ykQbDgOB0Zxko9L6wJwRRZ1zB-e7vbK67LZV-WIE3B6Ak1M7JYig8cCokKc-m8ZCVfDq9oq0dTDMzs/s320/Cantares.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Javier Bello</strong><br />(1972)<br /><br /><br /><br /><em>XI </em><br /><br />Noticias del dolor, anuncios enterrados, una heredad sin luz, más<br />luz que aquellos cuerpos que vuelan encendidos de<br />esperma y de ceniza.<br /><br />Así es el corazón, así su llama fría, una espiga muerta que el odio<br />reconoce, que las aves de hielo desangran de su ira.<br /><br />Noticias del dolor, las bestias duermen, duermen bajo el latido<br />de la nieve, duermen bajo los montes congelados.<br /><br />Ha nacido la guerra y la voz que podía devorarnos, el cáliz de la<br />sangre, paloma condenada, tiene alas y noche, largas vejigas<br />tiene regidas por el árbol del aceite.<br /><br />En mi pecho el verano mintió como las barcas, en mi pecho el<br />deseo bramando se deshizo, la hierba prometida nos dijo<br />el peso helado de un duro corazón.<br /><br />no hay voz que dé al amor tanta ceniza, no hay voz que desde<br />un púlpito señalados nos vea como gárgolas.<br /><br />Así nos castigó la vejez, un labio que cae en los rosales.<br />Ésa es el ala que nos dijo la muerte, ésa la edad de los pastores<br />que se apaga en tus manos, que se apaga en tus manos la<br />noche en la cal de los pilares, si el amor o la muerte se<br />tiñeran de cantos, se abrieran de palomas para saludar la<br />mano de la nieve.<br /><br />No mentirán mis ojos al mirarte, llevo un paisaje helado de<br />estatuas que me hablan.<br /><br />No diré la palabra, decir es dar la muerte.<br /><br />Vengo despierto del amor, vengo dormido del amor, como los<br />muchachos que labran tu pecho de libélulas, pero no fueron<br />colmados pues la sangre fue arena.<br /><br /><br />En vano besarían racimos sobre un vientre, en vano se oiría el<br />relámpago gotear el jugo de cada criatura y ver las flechas o<br />dardos, pequeñas sangres vivas.<br /><br />Entonces el labio de tu cuerpo fue reconocido igual que fuente,<br />eras una palabra cruzada por el valle.<br /><br />Pero el amor, soledad y relámpagos y labios, huyó junto a los <br />pájaros más altos<br /><br />No habrá semilla peor que ésta que ves, la tristeza irguió en mí<br />sus soledades, y el cuerpo, como el oro, fue sangre en la<br />codicia.<br /><br /><br />Esta es la forma en que el aliento de las aves se derrama.<br /><br />Ha de temblar, hoy no quedan más labios.<br /><br />sólo bestias de esperma como largos aullidos se levantan y<br />fríamente crujen, fríamente hierven y crepitan.<br /><br />(de <em>La rosa del mundo</em>)<br /><br />Págs. 74-76<br /><br /><br /><br /><em>XI</em><br /><br />Quiero palabras grandes como caballos grandes, palabras<br />pesadas, candados en los bolsillos de enfrente, palabras<br />enormes, el cielo después del relámpago, palabras, polvo<br />para cubrir las huellas.<br /><br />Quiero palabras grandes como cenizas grandes. No seré tan alto<br />para pronunciarlas, no seré tan sabio para decirlas despacio,<br />no seré tan valiente para ofrecer a la noche esas huesas, las<br />dejaré beber junto a los animales que viven en mis manos,<br />animales arteros que vigilan mi frente.<br /><br />Quiero palabras calladas, susurros, palabras descalzas para tejer<br />y salir de casa, pero que sean grandes para cubrir el vacío<br />que queda en las heridas del sueño.<br /><br />Quiero palabras grandes, enormes caballos que beban de mis<br />manos.<br /><br />Y en mis manos haya óxido y muerte.<br /><br />(de <em>El fulgor del vacío</em>)<br /><br />Pág. 77<br /><br /><br /><br /><br /><em>Jaula del padre</em><br /><br />De todos los que comen de esta mesa<br />el único que vive de su fuego es el padre.<br />Yo no sé de dónde vienen estas piedras<br />ni tampoco conozco a quien las trajo,<br />pero aquí las comemos, pero aquí las mascamos.<br />Salvaje padre sorprendido en tu error,<br />enemigo caliente de mirada amarilla,<br />me refiero a tu casa quemada por los bárbaros,<br />me refiero a tu lecho marcado por un nudo<br />me refiero a tu alma que sale a predicar a la calle<br />el domingo volcánico de los evangelios,<br />palabra medio rota que envenena el suburbio<br />coronado por la lengua de un ángel,<br />coronado por la lengua que has de obedecer,<br />el decimal que te dará la muerte.<br />Padre en silencio, eliges el peso de tu voz,<br />el exacto calibre que arma tu vergüenza,<br />el bastón de la rabia, el cristal de la sed<br />cuando el cáncer congela tu garganta<br />y te deja alucinar en su hueco.<br />Padre furioso contra un sol de neón<br />padre furioso contra un grito de fuego,<br />encerrado con la luz que no entiendes,<br />encerrado en la jaula del mal,<br />perseguido por tus bestias de piedra<br />ofendes la raíz de los árboles.<br />La hormigas se comen un perro,<br />el perro que come la cara de un hombre,<br />el hombre el excremento de un buey.<br />Bajo las mantas están tus hermanos<br />agazapados en la lágrima de su propio calor.<br />Este fuego es su fuego, y es mi fuego también,<br />este fuego es su hambre con las alas de mosca.<br />Un hombre se come la la cara de un hombre.<br />Yo, mi padre, el padre de mi padre.<br /><br />(de <em>Las jaulas</em>)<br /><br />Págs. 86-87<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Alejandro Zambra</strong><br />(1975)<br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>Mudanza</em><br />(Fragmentos)<br /><br />(1)<br /><br />Me dijeron que avisara treinta días<br />antes me dijeron que avisara treinta<br />veces al menos me dijeron al<br />menos avisara treinta veces y que<br />en días como estos no se debe<br />-no se puede- trabajar. Que me fuera,<br />que dos cuadras más abajo preguntara<br />si quedaba sopa para uno si quedaba media<br />botella para uno me dijeron que a medias<br />quedaba una botella<br />y tenían razón:<br />si te gusta te gusta<br />si no te gusta no te gusta no más<br />me dijeron que tenían razón y tenían razón:<br />ella es débil y blanca tú eres<br />pobremente oscuro y eso es todo cuanto hay<br />no en el fondo sino encima de la cama<br />cuando besas y te besa.<br /><br />(...)<br /><br />Pág. 182<br /><br /><br />(2)<br /><br />Ella viaja largas horas y no llega a su destino,<br />hay carteles con su nombre, hay personas<br />que esperaban un encargo y ella viaja largas<br />horas y no llega y eso es todo: fue la mano,<br />no era yo quien saludaba, fue la sombra<br />no era yo quien se escondía en los andenes<br />interiores y pedía urgentemente que bajaran<br />el volumen: ella viaja largas horas, hay<br />carteles con su nombre, le bajaron el<br />volumen al zumbido, muchas veces los<br />aviones o los buses se detienen por un<br />rato y acumulan combustible mientras<br />cenan o comentan los efectos especiales<br />y las manos enfundadas se acaloran.<br />Le bajaron el sonido a los motores<br />pero vienen en seguida según dicen<br />y comentan quienes miran los recuadros<br />de la prensa o revuelven con los ojos<br />la cerveza. Ella viaja largas horas<br />y no llega. Ella duerme mientras pasan<br />la frontera, nunca supo que trajeron<br />desayuno que ahora mismo cruzarán<br />la turbulencia, no era yo quien<br />saludaba atentamente quien pedía<br />que llenaran el estanque hasta el rebalse<br />porque en días como estos no se puede<br />-no se debe- hacer promesas en el aire<br />no conviene revisar la borra espesa<br />del café ni grabar las iniciales<br />en un libro que más tarde se<br />desfonda en la memoria; o en pizarras<br />con plumones que exasperan las<br />señales que se borran según dicen que<br />no vino, que ella duerme todavía sin saber<br />que cruzarán la turbulencia, ella viaja<br />tan tranquila sin llegar a su destino,<br />hay personas que esperaban con<br />carteles, con pizarras, no era yo<br />quien saludaba atentamente con<br />las cejas hacia el fondo ennegrecido<br />de personas que comentan las escenas<br />principales mientras llegan los encargos<br />las maletas, los plumones, los zumbidos,<br />los carteles, el destino y las cervezas.<br /><br />(de <em>Mudanza</em>)<br /><br />Págs. 185-186<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Alejandra González</strong><br />(1976)<br /><br /><br /><br /><em>Huella</em><br /><br /><br />Comienza a lastimarme<br />por favor<br />hazme cortes exactos con tu gillete<br /><br />Yo <br />No<br />Quiero<br /><br />una vida sin cicatrices<br /><br /><br />Pág. 196<br /><br /><br /><br /><em>Vacío de piernas</em><br /><br /><br />Al final<br />una termina<br />masturbándose<br />con un pedazo de espejo<br /><br />se rompe<br />se sangra<br /><br />Pág. 197<br /><br /><br /><br /><br />Mi pequeño amor muerto:<br />No vuelvas<br />A reencarnarte en otros cuerpos<br /><br /><br />(de <em>La enfermedad del dolor</em>)<br /><br />Pág. 198<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Rosario Concha</strong><br />(1978)<br /><br /><br /><br /><em>abandonarse</em><br /><br />dejé de ir a los templos<br />cuando vi que todo en mí era sagrado<br />los ojos amarillos<br />desprendidos de la carne<br /><br />dios prendido de la carne<br /><br />Pág. 215<br /><br /><br /><br /><em>para carlos</em><br /><br />yo te elegí<br />a ti <br />entre todos los hombres<br />para que cargases con mi sangre<br />llorar juntos la pereza de dios<br />nombrar para morir<br />dolernos destruir todo<br /><br />Pág. 216<br /><br /><br /><br /><br /><em>en el vencido reposo</em><br /><br />vine aquí a escribir<br />para que los vencidos fueran otros<br />por ese instante de belleza en la tráquea<br />dar de comer a la bestia del seso<br />que no deja más que algún estallido<br />pero nunca colma el hueco<br />no hay coraje que valga en esta hoguera<br />y decían que la luz era nombrar todas las cosas<br /><br />(de <em>Frente al fuego</em>)<br /><br />Pág. 219<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Gladys González</strong><br />(1981)<br /><br /><br /><br />**<br />el lado salvaje del amor,<br />muchacho, <br />me lo llevo<br />en este último viaje<br />junto a un toque de morfina<br />y con la sensación<br />de ser una eterna cicatriz<br />que vaga por la ciudad<br /><br />**<br /><br />Esta primavera<br />He comenzado a hacer mi cama<br />Todas las mañanas<br />Después de levantarme<br /><br />Busco domesticarme con pequeños rituales<br />lavar los platos<br />pagar cuentas<br />hacer el desayuno<br />almuerzo<br />once<br />y cena<br /><br />Busco la manera perfecta<br />de arreglar mi cabello<br />y de hacer aeróbicos<br />en el gimnasio<br /><br />todo<br /><br />para verte desde lejos<br />y engañarme<br />con que mi vida<br />ya no se escribe<br />hacia abajo<br />que ya no es<br />un verso largo<br />y menos un poema<br /><br />**<br />Me dice que escribía en boletas<br />y papelitos de cigarros<br />mientras ella<br />se iba al baño<br />a mirarlo por la ventana<br /><br />Me dice que ella es su muerte<br />y que no quiere morir todavía<br />porque la muerte<br />es mujer fatal<br /><br />Me dice que ella es su crisantemo<br />y le recita haikus<br />en el cerro San Cristóbal<br />mientras los animales<br />se vuelven histéricos con la lluvia<br /><br />Él recoge las mejores cartas<br />y las guarda en su libro de budismo<br />recitando mal a Girondo<br /><br />mientras ella<br />se aleja<br />con sus senos de magnolia<br />volando <br />sobre la ciudad<br /><br />(de <em>Gran Avenida</em>)<br /><br /><br /><br /><br /><br /><em>Cantares: Nuevas voces de la poesía chilena</em><br />Selección de Raúl Zurita<br />Ed. Lom, Stgo, 2004 <br />322 Págs.Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-16286866569642758572009-03-12T21:32:00.000-07:002009-04-06T17:42:29.127-07:00Yo, que las hubiera dejado a todas por Blanca Varela...<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj705VyOu8G16tFeR6-jEIjMCtIuiz1xexDPqLIGe45fu6pGt5cnu7CLxbdqY4cmcTczxG8tOCyB61oWOcJR6ytJHgoRNrfKe2B2Uf0K0KCYHFBw7ihNXzOqRvIeztsOso5_UiqsqnVHw8/s1600-h/Blanca_Varela.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5312525685286312786" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 235px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj705VyOu8G16tFeR6-jEIjMCtIuiz1xexDPqLIGe45fu6pGt5cnu7CLxbdqY4cmcTczxG8tOCyB61oWOcJR6ytJHgoRNrfKe2B2Uf0K0KCYHFBw7ihNXzOqRvIeztsOso5_UiqsqnVHw8/s320/Blanca_Varela.jpg" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Identikit</strong><br /><br /><br />sí<br />la oscura materia<br />animada por tu mano<br />soy yo<br /><br /><br />Pág. 30<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Tàpies</strong><br /><br />(puertas)<br /><br />1 <br /><br />hombre en la ventana<br />mediopunto negro<br /><br />ángel ciego o dormido<br /><br />2<br /><br />puerta con noche encima<br />abajo y dentro<br /><br />3<br /><br />ubre de yeso lágrima de yeso<br />pisada en el centro de la nube<br /><br />4<br /><br />como el mundo<br />puerta entre la sombra y la luz<br />entre la vida y la muerte<br /><br />5<br /><br />el justo golpe<br />la mano la música de la mano<br />la rebusca en el fuego<br /><br /><br /><br />Págs. 31-32<br /><br /><br /><br /><br /><em>de Ojos de ver</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Canto villano</strong><br /><br />y de pronto la vida<br />en mi plato de pobre<br />un magro trozo de celeste cerdo<br />aquí en mi plato<br /><br />observarme<br />observarte<br />o matar una mosca sin malicia<br />aniquilar la luz<br />o hacerla<br /><br />hacerla<br />como quien abre los ojos y elige<br />un cielo rebosante<br />en el plato vacío<br /><br />rubens cebollas lágrimas<br />más rubens más cebollas<br />más lágrimas<br /><br />tantas historias<br />negros indigeribles milagros<br />y la estrella de oriente<br /><br />emparedada<br />y el hueso del amor<br />tan roído y tan duro<br />brillando en otro plato<br /><br />este hambre propio<br />existe<br />es la gana del alma<br />que es el cuerpo<br /><br />es la rosa de grasa<br />que envejece<br />en su cielo de carne<br /><br />mea culpa ojo turbio<br />mea culpa negro bocado<br />mea culpa divina náusea<br />no hay otro aquí<br />en este plato vacío<br />sino yo<br />devorando mis ojos<br />y los tuyos<br /><br />Págs. 36-37<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Cruci-ficción</strong><br /><br />de la nada salen sus brazos<br />su cabeza<br />sus manos abiertas<br />sus palmípedas manos<br />su barba redonda negra sedosa<br />su rostro de fakir<br /><br />hecho a medias<br />un niño<br />un dios olvidadizo<br />lo deja sin corazón<br />sin hígado<br />sin piernas para huir<br />en la estacada lo deja<br />así colgado en el aire<br />en el aire arrasado de la carnicería<br />ni una línea para asirse<br />ni un punto<br />ni una letra<br />ni una cagada de mosca<br />en donde reclinar la cabeza<br /><br />Págs. 41-42<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Persona</strong><br /><br />el querido animal<br />cuyos huesos son un recuerdo<br />una señal en el aire<br />jamás tuvo sombra ni lugar<br /><br />desde la cabeza de un alfiler<br />pensaba<br /><br />él era el brillo ínfimo<br />el grano de tierra sobre el grano<br />de tierra<br />el autoeclipse<br /><br />el querido animal<br />jamás cesa de pasar<br />me da la vuelta<br /><br /><br />Pág. 45<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Va Eva</strong><br /><br />animal de sal<br />si vuelves la cabeza<br />en tu cuerpo<br />te convertirás<br /><br />y tendrás nombre<br /><br />y la palabra<br />reptando<br />será tu huella<br /><br /><br />Pág. 47<br /><br /><br /><br /><strong>Monsieur Monod no sabe cantar</strong><br /><br />querido mío<br />te recuerdo como la mejor canción<br />esa apoteosis de gallos y estrellas que ya no eres<br />que ya no soy que ya no seremos<br />y sin embargo muy bien sabemos ambos<br />que hablo por la boca pintada del silencio<br />con agonía de mosca<br />al final del verano<br />y por todas las puertas mal cerradas<br />conjurando o llamando ese viento alevoso de la memoria<br />ese disco rayado antes de usarse<br />teñido según el humor del tiempo<br />y sus viejas enfermedades<br />o de rojo<br />o de negro<br />como un rey en desgracia frente al espejo<br />el día de la víspera<br />y mañana y pasado y siempre<br /><br />noche que te precipitas<br />(así debe decir la canción)<br />cargada de presagios<br />perra insaciable ( un peu fort)<br />madre espléndida (plus doux)<br />paridora y descalza siempre<br />para no ser oída por el necio que en ti cree<br />para mejor aplastar el corazón<br />del desvelado<br />que se atreve a oír el arrastrado paso<br />de la vida<br />a la muerte<br />un cuesco de zancudo un torrente de plumas<br />una tempestad en un vaso de vino<br />un tango<br /><br />el orden altera el producto<br />error del maquinista<br />podrida técnica seguir viviendo tu historia<br />al revés como en el cine<br />un sueño grueso<br />y misterioso que se adelgaza<br />the end is the beginning<br />una lucecita vacilante como la esperanza<br />color clara de huevo<br />con olor a pescado y mala leche<br />oscura boca de lobo que te lleva<br />de Cluny al Parque Salazar<br />tapiz rodante tan veloz y tan negro<br />que ya no sabes<br />si eres o te haces el vivo<br />o el muerto<br />y sí una flor de hierro<br />como un último bocado torcido y sucio y lento<br />para mejor devorarte<br /><br />querido mío<br />adoro todo lo que no es mío<br />tú por ejemplo<br />con tu piel de asno sobre el alma<br />y esas alas de cera que te regalé<br />y que jamás te atreviste a usar<br />no sabes cómo me arrepiento de mis virtudes<br />ya no sé qué hacer con mi colección de ganzúas<br />y mentiras<br />con mi indecencia de niño que debe terminar este cuento<br />ahora ya es tarde<br />porque el recuerdo como las canciones<br />la peor la que quieras la única<br />no resiste otra página en blanco<br />y no tiene sentido que yo esté aquí<br />destruyendo<br />lo que no existe<br /><br />querido mío<br />a pesar de eso<br />todo sigue igual<br />el cosquilleo filosófico después de la ducha<br />el café frío el cigarrillo amargo el Cieno Verde<br />en el Montecarlo<br />sigue apta para todos la vida perdurable<br />intacta la estupidez de las nubes<br />intacta la obscenidad de los geranios<br />intacta la vergüenza del ajo<br />los gorrioncitos cagándose divinamente en pleno cielo<br />de abril<br />Mandrake criando conejos en algún círculo<br />del infierno<br />y siempre la patita de cangrejo atrapada<br />en la trampa del ser<br />o del no ser<br />o de no quiero esto sino lo otro<br />tú sabes<br />esas cosas que nos suceden<br />y que deben olvidarse para que existan<br />verbigracia la mano con alas<br />y sin mano<br />la historia del canguro -aquella de la bolsa o la vida-<br />o la del capitán encerrado en la botella<br />para siempre vacía<br />y el vientre vacío pero con alas<br />y sin vientre<br />tú sabes<br />la pasión la obsesión<br />la poesía la prosa<br />el sexo el éxito<br />o viceversa<br />el vacío congénito<br />el huevecillo moteado<br />entre millones y millones de huevecillos moteados<br />tú y yo<br />you and me<br />toi et moi<br />tea for two en la inmensidad del silencio<br />en el mar intemporal<br />en el horizonte de la historia<br />porque ácido ribonucleico somos<br />pero ácido ribonucleico enamorado siempre<br /><br /> <br /><br />Págs. 49-53<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Media voz</strong><br /><br />la lentitud es belleza<br />copio estas líneas ajenas<br />respiro <br />acepto la luz <br />bajo el aire ralo de noviembre<br />bajo la hierba<br />sin color<br />bajo el cielo cascado<br />y gris <br />acepto el duelo y la fiesta<br />no he llegado <br />no llegaré jamás<br />en el centro de todo<br />esta el poema intacto<br />sol ineludible<br />noche sin volver la cabeza<br />merodeo su luz<br />su sombra animal<br />de palabras<br />husmeo su esplendor <br />su huella<br />sus restos <br />todo para decir <br />que alguna vez<br />estuve atenta<br />desarmada<br /><br />sola casi <br />en la muerte<br />casi en el fuego<br /><br /> <br /><br />Págs. 54-55<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Camino a Babel</strong><br /><br /><br /><br />I<br /><br />Un alma sí un alma que anduvo por las ciudades<br />vestida de perro y de hombre<br />un alma de gaznápiro<br /><br />pájaro errante que acostumbra anidar<br />a la intemperie a la hora precisa de<br />las catástrofes y de las grandes migraciones<br /><br />pájaro de la urbe<br />pájaro de la cocina<br />escoria azul de la mañana que interrumpe<br />nuestras meditaciones nocturnas<br /><br />un súbito un impensado un imperioso cacareo<br />de pajarraco solar encaramado en el árbol mañanero<br />que destila café instantáneo<br />y angustia<br /><br />hiel áurea amarga conciencia ausencia<br />automática de dios inminencia de la mirada<br />extraña y delimitadora<br />orfandad amorosa<br /><br /><br /><br />II<br /><br /><br />si yo encontrara un alma como la mía<br />eso no existe<br />pero si la musiquilla dulzona y apocalíptica<br />anunciadora del contoneo atávico<br />sobre el hueco y el tembladeral<br /><br />y la carne dormida<br />sobresaltada<br />mar perseguido mar aprisionado mar calzado<br />con botas de 7 leguas<br />7 colores 7 colores 7<br />cuerpo arcoiris<br />cuerpo de 7 días y 7 noches<br />que son uno<br />camaleón blanco consumido en el fuego<br />de 7 lenguas capitales<br /><br />mar settimana<br /><br />cuerpo orilla de todo cuerpo<br /><br />pentagrama de 7 notas exactas<br />repetidas constantes invariables<br /><br />hasta la consumación del propio tiempo<br /><br />ergo<br /><br />1 detén la barca florida<br /><br />2 hunde tu mano en la corriente<br /><br />3 pregúntate a ti mismo<br /><br />4 responde por los otros<br /><br />5 muestra tu pecho<br /><br />6 da de tu mar sediento<br /><br />7 olvida<br /><br />amén<br /><br /><br />III<br /><br /><br />pero sucede que llegó la primavera y decidimos echar<br />abajo techos y paredes sitio sitio para el cielo para<br />sus designios dormidos con los animales a campo raso<br />juntos el uno sobre el otro el uno en el otro.<br />soledad infinita del amor bajo toda luz.<br /><br />y desperté a la mañana siguiente con su cabeza sobre mis<br />hombros ciega por sus ojos blanca alucinatta tutta.<br /><br />a césar lo que le pertenece y al cielo la espalda sacudida<br />por el amor y el temor y el tedio y la esperanza, etc.<br />pasó a toda máquina la primavera pintando<br /><br />la casa estaba intacta ordenada por sus fantasmas habituales.<br /><br />el padre en el sitio del padre la madre en el sitio de la madre<br />y el caos bullendo en la blanca y rajada sopera familiar<br />hasta nuevo mandato.<br /><br /><br /><br />IV<br /><br /><br />y sucedió también que<br />fatigados los comediantes<br />se retiraron hasta la muerte<br />y las carpas del circo se abatieron ante el viento<br />implacable<br />de la realidad cotidiana.<br /><br />y si me preguntan diré que he olvidado todo<br />que jamás estuve allí<br />que no tengo patria ni recuerdos<br />ni tiempo disponible para el tiempo.<br /><br />que a veces <br />me despierta una mirada<br />que ávidamente se traga la oscuridad<br />y que esos ojos azules son restos de alguna luz<br />restos de algún naufragio<br />signos del deseo<br />y de la agonía del deseo.<br /><br />y que nosotros<br />los poetas los amnésicos los tristes<br />los sobrevivientes de la vida<br />no caemos tan fácilmente en la trampa<br />y que<br />pasado presente y futuro<br />son nuestro cuerpo<br />una cruz sin el éxtasis gratificante del calvario<br />y que no hay otra salida<br />sino la puerta de escape que nos entrega<br />a la enloquecedora jauría de nuestros sueños<br />nosotros o ellos<br />acertijo joker moneda perdida en el aire.<br />tibios temblorosos nonatos<br />sin estirpe ni prole<br />dispuestos siempre.<br /><br /><br /><br />V<br /><br />aquí un alto en la jornada al escoger una marcha militar<br />un sorbo de cualquiera bebida gaseosa de preferencia<br />cerveza cualquier necesidad física al aire libre cigarrillos<br />abandono y goma de mascar.<br /><br /><br />VI<br /><br /><br />y cuando ya<br />en el piso del vértigo<br />como una tórtola de ojos dulces y rojos<br />empollas<br />meciéndote en el andamio que cruje<br />qué puede importarte.<br />nada te toca<br />ni la nube cargada de eléctrica primavera<br />que envidiabas no hace mucho<br />ni el recuerdo satinado obsesivo<br />del pecho que te hechizaba desde lejos<br />ni los pregones callejeros<br />de la putañera fortuna<br />que te invitaba a bailar<br />algunas noches de ronda.<br />harta de timo y de milagros<br />de ensayar el trapecio hasta la parálisis<br />de la iniciación de cada día<br />de haberte tragado el sapo con la sopa<br />el sapo de la náusea pura<br />y el sapo de la náusea práctica<br />et alors.<br />ya no te queda nada<br />de los dones de las hadas<br />sino tu hipo melancólico<br />y tu ombligo pequeño y negro<br />que todavía no se borra<br />centro del mundo centro del caos y de la eternidad<br />como las líneas de tu mano<br />por donde corren ríos inmemoriales<br />y cataratas de tus ojos al firmamento<br />como única urdimbre de la realidad<br />oro de lágrimas<br />y grima de oro<br />y tu lengua de mil traiciones<br />cerrada y dulcísima<br />como un dátil o una aceituna<br />como en las coplas de los ciegos<br />hay un relente obcecado de eternidad y miseria.<br /><br /><br />VII<br /><br /><br />ayúdame mantra purísima<br />divinidad del esófago y el píloro.<br /><br />si golpeas infinitas veces tu cabeza<br />contra lo imposible<br />eres el imposible<br />el otro lado<br />el que llega<br />el que parte<br />el que entiende lo indecible<br />el santo del desierto que se traga la lengua<br />el que vuelve a nacer forzando a la madre<br />de su madre<br />el nadador<br />el que asciende de mar a río<br />de río a cielo<br />de cielo a luz<br />de luz a nada.<br /><br /><br />Págs. 56-63<br /><br /><br /><em>de Canto villano</em><br /><br /><br /><br /><br /><br />LA mano de dios es más grande que él mismo.<br />su tacto enorme tañe los astros hasta el gemido.<br />El silencio rasgado en la oscuridad es la presencia de su carne menguante<br /><br />Resplandor difunto siempre allí. Siempre llegando.<br />Revelación<br /><br />Día cerrado es él. Dueño de su mano, más grande que él.<br /><br /><br /><br />Pág. 69<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />EL lugar bajo el árbol, huyendo del sol. Mirando a los dioses<br />borrarse en el muro y a los hombres sangrar en el libro<br />de barro. Sal en los labios y en los ojos la memoria<br />desollada aproximándose a la ausencia ejemplar.<br /><br />Entresueño bajo el árbol, en el paraíso desierto del vientre<br />lastrado de visiones.<br /><br />Miembros en flor. Pies de cinco manos, estrellas crucificadas<br />y la testa que cruza la red como un astro instantáneo<br />en el juego del ocaso.<br /><br />Camino a las islas los pájaros no cantan. La historia de la<br />historia es el mar. Ola sobre ola, plegándose.<br /><br /><br />Pág. 71<br /><br /><br /><br /><br /><br />LA respuesta frente a la noche de luna escasa y estrellas<br />borrosas viene como un viento oscuro y revelador.<br /><br />Ahora el cuerpo es un arco y la flecha el aliento que aspira su<br />forma. El corazón del eclipse, el viaje y el negro esplendor de<br />la música carnal allí adentro, en el hueso del alma.<br /><br /><br />Pág. 74<br /><br /><br /><br /><br />¿QUÉ dice ese cuerpo inmóvil en su movimiento? Está<br />solo. Lo otro es aire alrededor de la isla que danza.<br /><br />Digo isla y pienso en mar. Digo mar y pienso en isla. ¿Son<br />lo mismo?<br /><br />Se suceden vacío continuo y plenitud sin nombre.<br /><br /><br />Pág. 75<br /><br /><br /><br /><br />POEMAS. Objeto de la muerte. Eterna inmortalidad de la<br />muerte. Algo así como un goteo nocturno y afiebrado.<br />Poesía. Orina. Sangre.<br /><br />Muerte fluyente y olorosa. Gran oído de dios. Poesía.<br />Silenciosa algarabía del corazón.<br /><br /><br />Pág. 78<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />EL dolor entre dos paredes ya no es el dolor. Ponemos el día y la<br />noche entre nosotros. Todo nos une y nos separa. Tanto olvido<br />es otra vez descubrirse, evitarse, girar en redondo. Estrella<br />invisible fuera de órbita. Órbita que fue o es la memoria. Lado<br />de sombra, la memoria crece y se devora, y la luz está cerrada<br />y vacía como un estuche inútil donde aguna vez algro brilló<br />hasta consumirse.<br /><br />Extrañeza de la propia mano, la que tocó. La ajena mía. Eso<br />existe. Zona inexplorada de la carne íntima. Otra tierra en la<br />tierra. Eso en la soledad del cuerpo tendido bajo la noche.<br /><br /><br />Pág. 79<br /><br /><br /><br /><br />DESPUÉS de la gran ola el aire se detiene. La gravedad reina.<br />Se presienten leves, pequeñísimos navíos en el aire cada vez<br />más frío de la tarde, suspendidos frente a un aparente<br />destino. La partida y el límite confundidos.<br /><br />Sin embargo, qué posibilidades e historias, cuántos sucesos<br />inadvertidos. cualquier cosa, casi nada, lo más oscuro del<br />aliento, un asomo de tibieza en el entorno, se convierten<br />en tabla de salvación.<br /><br />Salvación de qué. Para qué. Cándo. Férreo sinsentido.<br />Celestial es el garfio de la carne en tránsito.<br /><br /><br />Pág. 84<br /><br /><br /><em>de El libro de barro</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />MI cabeza como una gran canasta<br />lleva su pesca<br /><br />deja pasar el agua mi cabeza<br /><br />mi cabeza dentro de otra cabeza<br />y más adentro aún<br />la no mía cabeza<br /><br />mi cabeza llena de agua<br />de rumores y ruinas<br />seca sus negras cavidades<br />bajo un sol semivivo<br /><br />mi cabeza en el más crudo invierno<br />dentro de otra cabeza<br />retoña<br /><br /><br />Pág. 96<br /><br /><br /><br /><br /><br />DEL abismo que arroja el aire<br />esta última flor<br />trepo como la araña que soy<br />frágil y rencorosa<br />deseando tocar alguna luz<br />que endurezca mi corazón<br /><br /><br />Pág. 97<br /><br /><br /><br /><br /><br />SI me escucharas<br />tú muerto y yo muerta de ti<br />si me escucharas<br /><br />hálito de la rueda<br />cencerro de la tempestad<br />burbujeo del cieno<br /><br />viva insepulta de ti<br />con tu oído postrero<br />si me escucharas<br /><br />Pág. 100<br /><br /><br /><br /><em>de Concierto animal</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Es fría la luz</strong><br /><br />es fría la luz de la memoria<br />lo apenas entrevisto brilla con insistencia<br />gira buscando el casco de botella<br />o el charco de lluvia<br /><br />tras cualquier puerta que se abre<br />está la luna<br />tan grande y plana<br />tan fuera de lugar<br />como si de un cuadro se tratara<br />óleo sobre el papel<br />endurecido por el tiempo<br /><br />así cayeron en la mente<br />formas y colores<br />casualidades<br />azar que anuda sombras<br />vuelcos en la negra marmita<br />donde a borbotones<br />se cuecen gozo y espanto<br /><br />crece el yeso de un cielo<br />mil veces lastimado<br />mil veces blanqueado<br />se borra el mundo y se vuelve a escribir<br />hasta el último aliento<br /><br />sólo esto<br />eternidad aparente<br />mísera astilla de luz en la entraña<br />del animal<br />que apenas estuvo<br /><br /><br />Págs. 127-128<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Strip tease</strong><br /><br />quítate el sombrero<br />si lo tienes<br />quítate el pelo<br />que te abandona<br />quítate la piel<br />las tripas los ojos<br />y ponte un alma<br />si la encuentras<br /><br /><br />Pág. 129<br /><br /><br /><br /><em>de El falso teclado</em><br /><br /><br /><br /><br /><strong><em>El libro de barro y otros poemas</em></strong><br /><strong>Blanca Varela</strong><br />Instituto nacional de cultura, Lima, 2005<br />159 Págs.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>LAS COSAS QUE DIGO SON CIERTAS</strong><br /><br />UN ASTRO estalla en una pequeña palza y un pájaro pierde<br />los ojos y cae. Alrededor de él los hombres lloran y ven llegar<br />la nueva estación. El río corre y arrastra entre sus fríos y confusos <br />brazos la oscura materia acumulada poraños y años<br />detrás de las ventanas.<br /><br />Un caballo muere y su alma vuela al cielo sonriendo con<br />sus grandes dientes de madera manchada por el rocío. Más<br />tarde, entre los ángeles, le crecerán negras y sedosas alas con<br />qué espantar a las moscas.<br /><br />Todo es perfecto. Estar encerrado en un pequeño cuarto de<br />hotel, estar herido, tirado e impotente, mientras afuera cae<br />la lluvia dulce, inesperada.<br /><br />¿Qué es lo que llega, lo que se precipita desde arriba y llena<br />de sangre las hojas y de dorados escombros las calles?<br /><br />Sé que estoy enfermo de un pesado mal, lleno de un agua<br />amarga, de una inclemente fiebre que silba y espanta a<br />quien la escucha. Mis amigos me dejaron, mi loro ha muerto ya,<br />y no puedo evitar que las gentes y los animales huyan<br />al mirar el terrible y negro resplandor que deja mi paso en<br />las calles. He de almorzar solo siempre. Es terrible.<br /><br /><br />Pág. 45<br /><br /><br /><br /><strong>CARTA</strong><br /><br />A.N<br /><br />FRUTO abierto que el aire no corrompe,<br />hoja sin mella, jamás ennegrecida,<br />hacia ti va la sangre<br />y vuelve sin peligro,<br />sin puentes,<br />en ti reposa el pensamiento.<br /><br />Reloj solar,<br />noble colorante,<br />estío de mi casa,<br />por ti se educa al lobo<br />y se devuelve el roedor a su nido.<br /><br />Hermana, <br />tu rostro blanco, cerrado,<br />sin historia aparente,<br />tú, la exacta, inmóvil,<br />pura referencia.<br /><br /><br />Pág. 49<br /><br /><br /><br /><br /><strong>LA LECCIÓN</strong><br /><br /><br />COMO una moneda te apretaré entre mis manos<br />y todas las puertas cederán<br />y lo veré todo<br />y la sorpresa no quemará mi lengua<br />y comprenderé entonces el crecimiento de las plantas<br />y el cambio de pelaje en las pequeñas crías.<br /><br />Hallaré la señal<br />y la caída de los astros<br />me probará la existencia de otros caminos<br />y que cada movimiento engendra dos criaturas,<br />una abatida y otra triunfante,<br />y en cada mirada morirá la apariencia<br />y desnudo y bello<br />te arrojará la fábrica entre nosotros.<br /><br /><br />Pág. 51<br /><br /><br /><br /><em>de Ese puerto existe</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>CANTO EN ITHACA</strong><br /><br />¿QUÉ hacer con los recuerdos? Confundir seres, lugares,<br />caricias. Cruzar todo el océano para llegar a este parque que<br />queda a una cuadra de casa.<br /><br />Primavera en cualquier calle. Rue Bonaparte, el viejo<br />taxímetro amarillo al centro de la calzada desierta. El sol<br />informe como una mancha en un cuadro, los árboles<br />apenas delineados, el aire ralo, las gentes siempre<br />alejándose.<br /><br />La tierra gira, la luz vuelve a alcanzarnos. El día es esa<br />puerta abierta sobre la calle. Via dei Bardi, más allá el río<br />enjoyado y caliente. Ropa recién lavada, tendida en el cielo<br />de Florencia.<br /><br />El cielo es siempre el mismo: desierto, a oscuras,<br />deslumbrante. Cielo amarillo de Lima, balcón de cenizas, muladar<br />de astros.<br /><br />¿Qué camino escoger que no nos obligue a cerrar el<br />círculo, a estrecharlo; a ser uno mismo toda la oscuridad<br />y el temor de esa calle desconocida; el absurdo de<br />reconocerse inclinado sobre esa fuente que nos devora y<br />devuelve, máquina de sueños, la misma imagen sin<br />párpados, sin reposo?<br /><br />Tal vez nos salga al encuentro una plaza, una tregua, un<br />cielo humano de hojas, humo, voces.<br /><br />sentimos algo dentro y algo en torno y todo lo que fuimos<br />y seremos por un instante cabe en nuestros labios, bocado<br />de ceniza que ilumina, gusto de tierra amargamente viva,<br />quemadura de sal del mar en que se nace.<br /><br />Todo Cabe en dos ojos deslumbrados, todo el color en un<br />violento despertar en una plaza, a solas.<br /><br /><br />Págs. 79-80<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>SIEMPRE</strong><br /><br />NO eres tú.<br />Siempre yo.<br />Casa, árbol, dolor,<br />ventana, pan, baile, temor.<br />Siempre yo.<br />Siempre saliéndome al paso.<br /><br /><br />Pág. 93<br /><br /><br /><br /><br /><strong>VALS</strong><br /><br /><br />NO he buscado otra hora, ni otro día, ni otro dios que tú.<br /><br />Laberinto, pirámide de humo, altura que canta, pozo que<br />amenaza,<br />tierra de abismo, primavera ciega.<br /><br />La soledad nos une en la humedad del guisante, en la<br />hinchazón de la ola,<br />en el sudor de la raíz.<br /><br />(Brota en el polvo gris de Lima la baya cargada de ira.<br />Gira el vals, manantial de orina, vaho dorado y golpe bajo,<br />labios negros, estrujados, fantasma que se acaricia bajo las uvas<br />amarillas y se flagela al alba con las estrellas.)<br /><br />Asciendo y caigo al fondo de mi alma<br />que reverdece, agónica de luz, imantada de luz.<br />En este ir y venir bate el tiempo las alas<br />detenido para siempre.<br /><br />Recrearte: polvo, brizna, herida.<br />Perderte: gesto, contacto, olvido.<br />Buscar tu sombra, reconocerte tras una ventana,<br />mancha de sol, sombra de lluvia, en cualquier calle del mundo.<br /><br />Perseguirte, condenado girasol,<br />como una piedra encadenada al aire,<br />arrastrando la tierra, cauda que enciende universos,<br />que se desvanece en una plaza.<br /><br />La mirada que soy entorna la puerta, atisba el vacío,<br />otea el cielo en ruinas.<br />En la rama vencida estalla una breva furiosa, la pupila en llamas<br />buscándote, exigiendo su razón de luz.<br /><br /><br />Págs. 94-95<br /><br /><br /><em>de Luz de día</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>NADIE SABE DE MIS COSAS</strong><br /><br />( dedicatoria)<br /><br />1<br /><br />a ti capaz de desaparecer<br />de ser atormentado por el fuego<br />luminoso opaco ruin divino<br /><br />a ti<br />fantasma de cada hora<br />mil veces muerto recién nacido siempre<br />a ti capaz de hacer girar la llave<br />de inventar el sol en un cuarto vacío<br /><br />a ti ahogado en un océano de semejanza<br />náufrago de cada mañana<br />esclavo propietario de zapatos periódicos<br />algunos libros<br />tal vez padre o hijo<br />guardián de resecos jardines de aves de paso<br /><br />a ti<br />observador de la tarde<br />infatigable lector del reloj del sueño<br />de la fatiga del tedio de la esposa<br />a nadie sino a ti<br /><br />2<br /><br />(cualquier hora del día)<br /><br />en una hoguera extinguida<br />esa mujer sacrificada<br />cerraba los ojos y nos negaba la dicha de su agonía<br /><br />3<br /><br />y un perro una gota de lluvia una familia de paseo<br />como en un cuadro entraban para siempre en la memoria<br />una vuelta de tuerca y otra y otra un peldaño que cruje<br />siempre a la misma altura de la oscuridad<br />la dicha puede ser este brebaje oscuro el neón de las cinco<br />de la tarde la más esplendorosa verdad<br />así casi ciegos encontrando generosa como nadie la miseria<br />cruzando el muro invisibles<br />manos tan pálidas no han existido jamás en otras manos<br />ni tanto calor en tanto frío ni ojos tan llenos de otros<br />ojos contemplaron la tarde<br />y frente al mar negra ruina y portentosos círculos de<br />bruma<br />rodeándonos<br />y el rojo lengua río perro mosca y la tarde la reina de<br />desnudos<br />malvados brazos en su balcón de ceniza<br /><br /><br />4<br /><br />(noche y descontento)<br /><br />pitada cruel canción de ciego<br />la noche comienza a respirar<br />todo se aleja<br />todo se pierde<br /><br />cárcel cine amarilla luna de farmacia<br />a las ocho a las nueve a las diez<br />convertido en un fantasma cruel besas a mil mujeres<br />acaricias sus senos para los otros<br />me das asco<br />y es esta náusea lo mejor de mi vida<br /><br /><br />5<br /><br />(conversaciones insidiosas)<br /><br />alguien dice tu nombre<br />-es un libro interesante y habla de un héroe<br />anónimo por cierto<br />hay una estrella azul al fondo de mi vaso<br />inagotable estrella<br />debe brillar en tus ojos cada vez que la miro<br />cómo debes reír para los otros<br />tú cordero disfrazado de cordero<br />tú lobo a solas<br />tú atrozmente niño<br />-los bellos pensamientos señores<br />no ocultan el perfume de la carne<br />hemos de transpirar en los museos como bestias<br />sumisas bestias en su rincón de terciopelo<br />-Picasso por ejemplo...<br /><br /><br />6<br /><br />( tell me the truth)<br /><br />dime<br />¿durará este asombro?<br />¿esta letra carnal<br />loco círculo de dolor atado al labio<br />esta diaria catástrofe<br />esta maloliente dorada callejuela sin comienzo ni fin<br />este mercado donde la muerte enjoya las esquinas<br />con plata corrompida y estériles estrellas?<br /><br /><br />7<br /><br />hila su imposible claridad nuevamente la envenenada<br />sonrisa solar<br />¿sientes el divino salivazo sobre la bestia sientes el<br />hedor de la rosa sientes mi corazón sobre el tuyo?<br />más tarde será tarde cuando la soledad invente lo mejor<br />nuevamente tus labios tus ojos las ruinas de tus caricias<br />el mar de mi pecho<br />la soledad «estrella de mis noches»<br />nadie sabe de mis cosas<br /><br /><br />8<br /><br />(pobres matemáticas)<br /><br />cuando nada quede de ti y de mí<br />habrá agua y sol<br />y un día que abra las puertas más secretas<br />más oscuras más tristes<br />y ventanas vivas como grandes ojos<br />despiertos sobre la dicha<br />y no habrá sido en vano que tú y yo<br />sólo hayamos pensado lo que otros hacen<br />porque alguien tiene que pensar la vida<br /><br /><br />Pág. 118-122<br /><br /><br /><br /><strong>EJERCICIOS</strong><br /><br />I<br /><br />Un poema <br />como una gran batalla<br />me arroja en esta arena<br />sin más enemigo que yo<br /><br />yo<br />y el gran aire de las palabras<br /><br />II<br /><br />miente la nube<br />la luz miente<br />los ojos<br />los engañados de siempre<br />no se cansan de tanta fábula<br /><br />III<br /><br />terco azul<br />ignorancia de estar en la ajena pupila<br />como dios en la nada<br /><br />IV<br /><br />pienso en alas de fuego en música<br />pero no<br />no es eso lo que temo<br />sino el torvo juicio de la luz<br /><br /><br />Pág. 123-126<br /><br /><br /><em>de Valses y otras confesiones</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>CASA DE CUERVOS</strong><br /><br />porque te alimenté con esta realidad<br />mal cocida<br />por tantas y tan pobres flores del mal<br />por este absurdo vuelo a ras de pantano<br />ego te absolvo de mí<br />laberinto hijo mío<br /><br />no es tuya la culpa<br />ni mía<br />pobre pequeño mío<br />del que hice este impecable retrato<br />forzando la oscuridad del día<br />párpados de miel<br />y la mejilla constelada<br />cerrada a cualquier roce<br />y la hermosísima distancia<br />de tu cuerpo<br />tu náusea es mía<br />la heredaste como heredan los peces<br />la asfixia<br />y el color de tus ojos<br />es también el color de mi ceguera<br />bajo el que sombras tejen<br />sombras y tentaciones<br />y es mía también la huella<br />de tu talón estrecho<br />de arcángel<br />apenas pasado en la entreabierta ventana<br />y nuestra<br />para siempre<br />la música extranjera<br />de los cielos batientes<br />ahora leoncillo<br />encarnación de mi amor<br />juegas con mis huesos<br />y te ocultas entre tu belleza<br />ciego sordo irredento<br />casi saciado y libre<br />con tu sangre que ya no deja lugar<br />para nada ni nadie<br /><br />aquí me tienes como siempre<br />dispuesta a la sorpresa<br />de tus pasos<br />a todas las primaveras que inventas<br />y destruyes<br />a tenderme -nada infinita-<br />sobre el mundo<br />hierba ceniza peste fuego<br />a lo que quieras por una mirada tuya<br />que ilumine mis restos<br />porque así es este amor<br />que nada comprende<br />y nada puede<br />bebes el filtro y te duermes<br />en ese abismo lleno de ti<br />música que no ves<br />colores dichos<br />largamente explicados al silencio<br />mezclados como se mezclan los sueños<br />hasta ese torpe gris<br />que es despertar<br />en la gran palma de dios<br />calva vacía sin extremos<br />y allí te encuentras<br />sola y perdida en tu alma<br />sin más obstáculo que tu cuerpo<br />sin más puerta que tu cuerpo<br />así este amor<br />uno solo y el mismo<br />con tantos nombres<br />que a ninguno responde<br />y tú mirándome<br />como si no me conocieras<br />marchándote<br />como se va la luz del mundo<br />sin promesas<br />y otra vez este prado<br />este prado de negro fuego abandonado<br />otra vez esta casa vacía<br />que es mi cuerpo<br />a donde no has de volver<br /><br /> <br /><br />Págs. 190-192<br /><br /><br /><br /><br /><strong>LECCIÓN DE ANATOMÍA</strong><br /><br />más allá del dolor y del placer la carne<br />inescrutable<br />balbuceando su lenguaje de sombras y brumosos<br />colores<br /><br />la carne convertida en paisaje<br />en tierra en tregua en acontecimiento<br />en pan inesperado y en miel<br />en orina en leche en abrasadora sospecha<br />en océano<br />en animal castigado<br />en evidencia y en olvido<br /><br />viendo la carne tan cerrada y distante<br />me pregunto<br />qué hace allí la vida simulando<br /><br />el cabello a veces tan cercano<br />que extravía alojo en su espesura<br />las bisagras silenciosas cediendo<br />lagrimeando tornasol<br />y esa otra fronda inexplorada<br />en donde el tacto confunde<br />el día con la noche<br />fresca hermosa muerte a la mitad del lecho<br />donde los miembros mutilados retoñan<br />mientras la lengua gira como una estrella<br />flor de carne carnívora<br />entre los dientes de carbón<br /><br />ah la voz gangosa entrecortada dulcísima del amor<br />saciándote saciándose saboreando el ciego bocado<br /><br />los mondos los frágiles huesecillos del amor<br />ese fracaso ese hambre<br />esa tristeza futura<br />como el cielo de una jaula<br />la tierra gira<br />la carne permanece<br />cambia el paisaje<br />las horas se deshojan<br />es el mismo río que se aleja o se acerca<br />tedioso espejo con la misma gastada luna de yeso<br />que se esponja hasta llenar el horizonte<br />con su roñosa palidez<br /><br />merodean las bestias del amor en esa ruina<br />florece la gangrena del amor<br />todavía se agitan las tenazas elásticas<br />los pliegues insondables laten<br /><br />reino de ventosas nacaradas<br />osario de mínimos pájaros<br /><br />primavera de suaves gusanos agrios<br />como la bilis materna<br /><br />más allá del dolor y del placer<br />la negra estirpe<br />el rojo prestigio<br />la mortal victoria de la carne<br /><br /> <br /><br />Págs. 203-205<br /><br /><br /><br /><strong>SUPUESTOS</strong><br /><br />el deseo es un lugar que se abandona<br />la verdad desaparece con la luz<br />corre-ve-y-dile<br /><br />es tan aguda la voz del deseo<br />que es imposible oírla<br />es tan callada la voz de la verdad<br />que es imposible oírla<br /><br />calor de fuego ido<br />seno de estuco<br />vientre de piedra<br />ojos de agua estancada<br />eso eres<br /><br />me arrodillo y en tu nombre<br />cuento los dedos de mi mano derecha<br />que te escribe<br /><br />me aferro a ti<br />me desgarra tu garfio carnicero<br />de arriba abajo me abre como a una res<br />y estos dedos recién contados<br />te atraviesan en el aire y te tocan<br /><br />y suenas suenas suenas<br />gran badajo<br />en el sagrado vacío de mi cráneo.<br /><br /> <br /><br />Págs. 206-207<br /><br /><br /><br /><strong>CLAROSCURO</strong><br /><br />yo soy aquella<br />que vestida de humana<br />oculta el rabo<br />entre la seda fría<br />y riza sobre negros pensamientos<br />una guedeja<br />todavía oscura<br /><br />o no lo soy aquí<br />sino en el aire nublado del espejo<br />mirada ajena mil veces ensayada<br />hasta ser la ceguera<br /><br />la indiferencia el odio<br />y el olvido<br />en la fronda de sombras y de voces<br />me acosan y rechazan<br /><br />la que fui<br />la que soy<br />la que jamás seré<br />la de entonces<br /><br />entronizada entre<br />entronizada<br />me contempla la muerte<br />en ese espejo<br />y me visto frente a ella<br /><br />con tan severo lujo<br />que me duele la carne<br />que sustento<br /><br />la carne que sustento y alimenta<br />al gusano postrero<br />que buscará en las aguas más profundas<br />dónde sembrar<br />la yema de su hielo<br /><br />como en los viejos cuadros<br />el mundo se detiene<br />y termina<br />donde el marco se pudre<br /><br /><br />Págs. 208-209<br /><br /><br /><em>de Ejercicios materiales</em><br /><br /><br /><strong><em>Canto villano</em></strong><br /><strong>Blanca Varela</strong><br />FCE, México DF, 1996<br />246 Págs.Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-3546023733632729452009-03-10T19:10:00.000-07:002009-03-10T19:20:01.298-07:00Marcelo Novoa, 1964 (Chile)<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhg7LRdS77hIf3Cuuuke443XitjCSigzg_PLb4L_CtiMwCVhzGbuqTTbezdiJi3fF8p_4Kc6Iv34U73Tas_WO2bZvru45KqHWTfNJBaiUuPwj5M-vS1JbnXbiotLDGgrbSLZ7VN9Z77kLU/s1600-h/m.novoa.bmp"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5311747022736183138" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 220px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhg7LRdS77hIf3Cuuuke443XitjCSigzg_PLb4L_CtiMwCVhzGbuqTTbezdiJi3fF8p_4Kc6Iv34U73Tas_WO2bZvru45KqHWTfNJBaiUuPwj5M-vS1JbnXbiotLDGgrbSLZ7VN9Z77kLU/s320/m.novoa.bmp" border="0" /></a><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />En amor, vértigo o aceite; en prenda, lengua o hielo.<br />Aquí nada se conmueve, aquí la vida corre por túnel.<br />Incensante cielo de lámparas rojas, la vida escurre.<br /><br /><br />Mujeres solas entre hombres solos haciéndose ninguna<br />compañía. <em>Acuso la simetría de las bocas cuando besan.<br />señalo la soledad ejemplar de las manos al despedirse.</em><br />Luz que les rodea en ritmos de clepsidra rota señala<br />última lección: darse por perdido.<br /><br /><br />Sin oír más que reclamos, sin escabullir el detalle<br />ruín, la risa que castiga, el grito que nos desune.<br />Ninguna cosa viviente en paz consigo misma.<br /><br /><br />Pág. 9<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />- Di adiós al bosque en llamas, cruces en el camino,<br />sobre hojas muertas, te subes la falda, el pelo<br />tomado por una idea sangrienta. Música descomunal<br />silencio es todo lo que escucharemos en las montañas a<br />oscuras, sucesiva felicidad o ágil fiereza, toda una<br />atmósfera de delirios compartidos danzando alrededor.<br /><br /><br /><br />- <em>Después</em>, dijo esta mujer que es otra, otra mujer.<br /><br /><br /><br />Pág. 14<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Como traductor de lenguas mordidas <em>(cicatrices que un<br />beso deletrearía)</em>, romper el paisaje haciéndole daño al<br />lente, como a la retina la pestaña su fracción de sombra.<br /><br /><br />La nada precisamente, engañosa superficie de un lago<br />helado: allí, el rostro odiado no el temido será quien nos<br />visite.<br /><br /><br />Si todos los libros mienten ¿qué leer? Muévete en torno<br />a esos perros de crueles ojos, cuida que el cielo de los<br />ciegos te dé alcance.<br /><br /><br />Perro negro, no eres más que la sombra de otro perro; en<br />el oleaje detenido la fracción de eternidad que hace de<br />la sombra cuerpo y del cuerpo, evaporación de luz.<br /><br /><br />Pág 15<br /><br /><br /><br /><br /><strong>-nocturno con sábanas-</strong><br /><br /><br /><br />Debiera describir lo que me rodea: subo y bajo escaleras<br />enciendo luces ahuyento mi neurastenia. Accidental apagón,<br />la casa doblemente a ciegas, tropiezo y caigo,<br />no oso levantarme, lloraría si esto remediase el dilema.<br /><br /><br /><em>¿Y si te desvistes negando con gestos de tardanza la luz de su<br />carne, no serás acaso un turista de tu propio corazón,<br />deambulando por planicies como cabelleras, obseso<br />enamoradizo fiel a cuanta personaja, más insensible a las<br />propias negruras de piano donde súbita ay más tardía<br />emergerá antifaz la desconocida?</em><br /><br /><br />Pág. 17<br /><br /><br /><br /><br /><strong>-ellas vuelven femenina mi gramática-</strong><br /><br /><br />La calle se desperdicia entera a su paso, insolencia de<br />hembras, incluso la peste canta.<br /><br /><br />Y fuimos desafiantes torres de tensión donde se<br />estrellaron las sonrisas, paseo de ojos por el eclipse de<br />las pieles, impuntuales conejos cayendo al abismo del<br />sombrero.<br /><br /><br />Porque permanecieron intactas, como la cebra bajo las<br />ruedas, tarde las he reconocido. Porque son mordedura<br />de la víbora más seductora, como pistolas aceitadas por<br />el crimen, todo en ellas nos acerca a la muerte.<br /><br /><br />Pág. 18<br /><br /><br /><br /><br />Tan cascabel de tus desgracias, a cuestas con un<br />idioma de postrimerías; ya no descifras la lengua<br />de los pordioseros, los ojos eclipsados por el flash, la<br />luz en fuga.<br /><br /><br />Atajar el río del idioma, tal si predijeras un puño<br />cerrado, apenas y cabe mi sombra. Acabaremos<br />sumidos, fatigados los pulmones, alguien vaciando<br />adjetivos letales escualos en un sórdido resumidero.<br /><br /><br />¡Qué desastre las palabras! Quebrazón de copas sin<br />alegría. Se cansarán los oídos con tan ineficaz defensa.<br />Pues quise hacérselos saber de la peor manera. Ahora<br />mi espejo luce cicatriz permanente: <em>nadie abandona<br />el sitio donde no se termina de llegar.</em><br /><br /><br />Pág. 24<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>ciertamente no tendré memoria</strong><br /><br /><br />escribiré que escribo, sólo un<br />circo en la playa pudo darme tan<br />feliz coartada, una enana no muy<br />pequeña montada a pelo, unas<br />riendas de ruda soga y sus<br />diminutas nalgas contrariadas por<br />el trote. qué hace ese caballo<br />desbocado hacia el bosque, los<br />cascos dejan pozas irregulares que<br />la humedad desmorona<br /><br /><br />escribo y escrito queda, tus ojos<br />fijos en el rostro ausente, ni soñarnos<br />interminable desorden de objetos y<br />horas, siquiera espadas entre<br />nosotros, mismas que transitan mi<br />bosque de artificios, donde aúlla el<br />animal que a nadie pertenece.<br /><br /><br />i esa es razón de canto.<br /><br /><br /><br />Pág. 29<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>mercadería para naufragios</strong><br /><br /><br /><em><span style="font-size:85%;">a Enrique Lihn</span><br /></em><br /><br /><br /><br /><br />polillas, pierden el tiempo.<br /><br /><br />la sangre circula sin acuerdo por<br />mis venas. los oscuros los locos<br />las mantenidas siéntanse pasar.<br />como orquesta de malentendidos<br />que se hunde, estas líneas a pique<br />quieren declararse en quiebra<br />sentimental. no concibo otra<br />celebración que este frío vaso de<br />incomunicable amor por la<br />especie.<br /><br /><br />dejemos al gusano respirar.<br /><br /><br /><br />Pág. 32<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>ventiseis años busqué tan bello ombligo</strong><br /><br /><br /><br /><span style="font-size:85%;"><em>She is is is...</em></span><br /><br /><br /><br /><br /><br />qué diré: la errada del mundo o<br />lámpara que llovía, limpia ciudad bajo<br />las lágrimas, alejas de ti todas mis<br />tonadas, "no me escuchas, si me<br />escucharas". qué clase de idioma es<br />este que teme batallar contra el celo.<br /><br /><br />decir que caminábamos sobre las<br />manos frías de la muchedumbre,<br />desnudos, ángeles barridos fuera de<br />las licorerías. si pasé la noche con uno<br />de tus pies por labios, qué importa se<br />descubriera.<br /><br /><br />tarde reconocí tu antigua pasión<br />práctica. y si antes huimos de realizar<br />contrato qué. sólo diré que fuimos<br />deshecha cama litigio solaz: honor<br />de besarse y partir.<br /><br /><br />Pág. 33<br /><br /><br /><br /><br /><br />terminal beckett<br /><br /><br />repasan una aspiradora por mi cabeza cada día:<br />pelos uñas rugosidades de piel sobre la alfombra<br />alguien me acumuló en desconcierto, cerremos<br />el espejo las lecturas, nada que entender, ni falta.<br />una pisada te aleja de las otras, si dejásemos de<br />acumular accidentes, boca sin vida, amoratada,<br />delgadez de araña zumbando veneno en la retina<br />y se empiezan a morir los objetos a tu alrededor.<br /><br /><br />Pág. 38<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />saca ese dedo de mi sien<br /><br /><br /><em><span style="font-size:85%;">al espectro de E. Gómez-Correa</span><br /></em><br /><br /><br /><br />obsesiva no la esfera, mi<br />educación en desorden. cerrarán<br />la última casa de ortopedia, allí<br />estuve bajo el parpadeo final del<br />neón. luego acaecieron espuelas.<br /><br /><br /><em>cruel tú la correccional ducha<br />fría/ fuera fuera toxinas/<br />amor a lo que vuela</em><br /><br /><br />i vine a ser desespero sonriente,<br />bosques ardiendo si recurren al<br />asesinato. árboles o reclutas<br />recibieron las descargas.<br />qué tanto estropicio. ya se<br />acostumbrarán a mis zapatos de<br />piel humana.<br /><br /><br />Pág. 39<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>cuentagotas con éter cegando a René Char</strong><br /><br /><br /><br />a través de la centella negra, te oí<br />llegar, segura invisibilidad<br /><br />sólo con los ojos pero tampoco<br />son los ojos<br /><br />la luz<br />justo al cerrarlos<br /><br /><br /><br />Pág. 42<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>ciudad dadá</strong><br /><br /><br /><br />viejos vicios modernos, soporten,<br />mudos incontrolables el tráfico a<br />perpetuidad en la intestina.<br />mírales bien a través de la luz<br />sangrienta. qué santa besará sus<br />filas. una cabeza de madre,<br />cuchillerías, no abandonen sus<br />modales de etiqueta, caninos.<br /><br /><br />bajo cabellos al fuego, las riñas<br />se suceden inagotables a las<br />reconciliaciones. anda, frente,<br />hasta la pared de porcelana donde<br />destila sin fin un agua de lujuria.<br /><br /><br />¡bañado así por las lágrimas de<br />la peor amante, que la flor más<br />atroz crezca a manera de sonrisa!<br /><br /><br />Pág. 43<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>insomnio en praga</strong><br /><br /><br />ciudades rojas, pálidos escarabajos.<br />la belleza puede acarrearnos aún<br />más desgracias.<br /><br /><br />ciego topo, tan a sus orejas condenado,<br />aún escucho tu máquina de escribir<br />la noche incinerada.<br /><br /><br />Pág. 45<br /><br /><br /><br /><br /><strong>aún hay amor en los cuernos altísimos</strong><br /><br /><br />túnel oculto al amor<br /><br /><br />nadie que no llegara antes,<br />nadie que no volviera después<br /><br /><br />i los gritos, tan dulces.<br /><br /><br />Pág. 49<br /><br /><br /><br /><br /><strong>- pie atrás-</strong><br /><br /><br /><em>entra soledad al festejo<br />del sinfín de risas yazgo<br />meditabundo en la herida<br />de no callar lo hablado</em><br /><br /><br />Pág. 51<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Marcelo Novoa</strong><br /><em><strong>Arte cortante</strong></em><br />Trombo Azul, Valparaíso, 1996<br />51 Páginas<br /><br /><br /><br /></div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-86494141722781223902009-02-01T18:00:00.000-08:002009-02-01T20:28:35.713-08:00Susana Thénon, Argentina 1935-1991<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR3M93eMkQfK1C-xxOAP3l3-0WPPdImXNKenTiTyrW9gH4ecsJKllWzIVyih0GebHh5B5DNE8On5WN29oNI-sSEqyWAfj-Ql6uo1j0ox9x5oE65EVLohrar23AAgOuJXPrODPiNb5vy_4/s1600-h/thenon.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5298014560477345026" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 272px; CURSOR: hand; HEIGHT: 127px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhR3M93eMkQfK1C-xxOAP3l3-0WPPdImXNKenTiTyrW9gH4ecsJKllWzIVyih0GebHh5B5DNE8On5WN29oNI-sSEqyWAfj-Ql6uo1j0ox9x5oE65EVLohrar23AAgOuJXPrODPiNb5vy_4/s320/thenon.jpg" border="0" /></a><br /><div></div><br /><br /><br /><br /><br /><br />vos<br />que leíste a Dante en fascículos<br />te dejaste llevar<br />por esos dibujitos<br />a los que llaman miniaturas iluminadas<br />y te tragaste todo<br />todo<br />de pe<br />a pu<br /><br />pero es mentira<br /><br />es complicadero del infierno es pura macana<br />hecha a propósito para hacerte perder tiempo<br />en calcular a qué círculo irán a dar<br />los huesos de tu alma<br /><br />¿y sabés una cosa?<br />este famoso averno<br />es de una sencillez admirable<br />que no de balde tu señor es astuto<br /><br />llegás allí y te dicen<br /><br /><em>sos libre<br />andá y hacé lo que te dé la gana<br /></em><br />Pág. 139<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />los ingenieros ríen suavemente<br />de los poetas flacos<br /><br />los miran a trasluz<br />los desenrollan con delicadeza<br /><br />no hay vetas<br />ni vestigios<br />informan<br /><br />la franja azul más que petróleo<br />es metáfora del agua<br /><br />y la zona amarilla no revela<br />subproducto ni krill<br /><br />nadie comerá de esto<br />informan<br /><br />pero aconsejo no desactivarlos<br /><br />Pág. 147<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>SEGÚN PASAN LOS AÑOS (GOZQUE TE IPSUM)</strong><br /><br /><br />te vas volviendo<br />en más de un sentido<br /><br />no como Stearns<br /><br />te vas volviendo joven<br />..................peludo<br />..................______ (llenalo vos)<br />y podés convencerte y divulgar<br />"Yo soy Yo y mis Periféricos"<br /><br />(si no te gusta calmate<br />PODÉS ELEGIR TODAVÍA<br />pues siendo el año que es<br />nos encontramos en lo que será<br />cierta fase de una era innominada<br />en su primer segmento: evo<br />de las opciones protoinútiles)<br /><br /><br />si no te gusta "y mis Periféricos"<br />podés elegir entre estos saldos: "y mis Kits"<br />................................."y mis Gadgets"<br />................................."y mis Accesorios"<br />................................."y mis Caireles"<br />................................."y mis Repuestos"<br />................................."y mis Abalorios"<br />................................."y mis Trebejos"<br />................................."y mis Agorafobios"<br />que es lo que <em>no</em> le ocurría a Sócrates pero<br />no hay por qué parecerse a Sócrates<br />ni por qué creer que no sabía nada<br />salvo que era un cabal idiota<br />(véase el griego <em>idiótes</em> 'ciudadano')<br /><br />te vas volviendo<br />miedo<br />valor<br />confuso<br />abatatada<br />conservador<br />inédita<br />injustamente olvidado<br />o recordada<br />hasta revolucionario te vas volviendo<br /><br />según el camino<br />según el canon<br /><br />según el según del año que fluye<br />según el según del krato concreto<br />según<br /><br />el gran según de los relevos de martirio<br />y revancha<br /><br />Págs 148-149<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>POEMA CON TRADUCCIÓN SIMULTÁNEA ESPAÑOL-ESPAÑOL</strong><br /><br /><br /><br /><em>"Para ir hacia lo venidero,<br />para hacer, si no el paraíso.<br />la casa feliz del obrero<br />en la plenitud ciudadana,<br />vínculo íntimo eslabona<br />e ímpetu exterior hermana<br />a la raza anglosajona<br />con la latinoamericana."<br /><br /></em><br /><br /><br />Rubén Darío. canto a la Argentina<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Cristóforo<br />.........(el Portador de Cristo)<br />hijo de un humilde cardador de lana<br />.........(hijo de uno que iba por lana sin cardar)<br />zarpó del puerto de Palos<br />.........(palo en zarpa dejó el puerto)<br />no sin antes persuadir a Su Majestad la Reina<br />Isabel la Católica de las bondades de la empresa<br />por él concebida<br />.........(no sin antes persuadir a Her Royal Highness<br />.........die Kenigin Chabela la Logística de empeñar<br />.........la corona en el figón de Blumenthal con-verso)<br />así se vertiesen litros y litros de<br />genuina sangre vieja factor RH negativo<br />.........(así costase sangre sudor y lágrimas<br />.........antípodas)<br />se hicieron a la mar<br />.........(se hicieron alamares)<br />y tras meses y meses de yantar solo<br />oxímoron en busca de la esquiva redondez<br />.........(y tras días y días de mascar Yorkshire pudding<br />.........y un pingüino de añadidura los domingos)<br />alguno exclamó tierra<br />.........(ninguno exclamó thálassa)<br />desembarcaron<br />en 1492 a.D.<br />.........(pisaron en 1982 a.D.)<br />jefes esperaban en pelota<br />genuflexos<br />.........(mandamases aguardaban desnudos<br />.........de rodillas)<br />Cristóforo gatilló el misal<br />.........(Christopher disparó el misil)<br />dijo a sus pares<br />.........(murmuró a sus secuaces)<br />coño<br />.........(fuck)<br />ved aquí nuevos mundos<br />.........(ved aquí estos inmundos)<br />quedáoslos<br />.........(saqueadlos)<br />por Dios y Nuestra Reina<br />.........(por Dios y Nuestra Reina)<br />AMÉN<br />.........(O M E N)<br /><br /><br /><br /><br />Págs. 152-153<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>OVA COMPLETA *</strong><br /><br /><br />Filosofía significa 'violación de un ser viviente'.<br />Viene del griego<em> filoso</em>, 'que corta mucho',<br />y fía, 3º persona del verbo<em> fiar</em>, que quiere decir<br />'confiar' y también 'dar sin cobrar <em>ad referendum'</em>.<br />Ejercen esta actividad los llamados <em>friends</em><br />o "Cofradía de los Sonrientes",<br />los fiadores -desde luego-,<br />los que de veras tienen la manija y los que creen tenerla<br />en la descomunal mezquita de Oj-Alá.<br /><br />Una vez consumada la filosofía<br />se hacen presentes por orden de aparición:<br /><br />la taquería el comisario el juez de la causa<br />el forense el abogado de oficio el reportero gráfico<br />el secreto del sumario Max Scheler una familia vecina<br />un psiquiatra dos guardias<br /><br />Ya adentro, hay:<br /><br />1 que perdió entrambas gambas 1 sacerdote<br />1 indiferente 1 sádico 1 calcomaníaco de Racing<br />1 (UN) ejemplar del Erasmo Ilustrado para Niños<br /><br />Ya más,<br />ya bien adentro:<br /><br />el recuerdo de una frase famosa el olvido de esa<br />frase famosa al que sigue el olvido de todo lo<br />famoso y lo que no lo es salvo tu culo.<br /><br />Filosofía significa 'violación de un ser viviente'<br /><br />cuando tu pena es condonada 26 años después<br />retomás su ejercicio o te lo ejercen.<br /><br />Págs. 155-156<br /><br />*OVA: sustantivo plural neutro latino. Literalmente: huevos.<br />COMPLETA: participio pasivo plural neutro latino en concordancia con huevos. Literalmente: colmados. Variantes posibles: rellenos, repletos, rebosantes, henchidos.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>La antología<br /></strong><br /><br /><br />¿tú eres<br />la gran poietisa<br />Susana Etcétera?<br />mucho gusto<br />me llamo Petrona Smith-Jones<br />soy profesora adjunta<br />de la Universidad de Poughkeepsie<br />que queda un poquipsi al sur de Vancouver<br />y estoy en la Argentina becada<br />por la Putifar Comissión<br />para hacer una antología<br />de escritoras en vías de desarrollo<br />desarrolladas y también menopáusicas<br />aunque es cosa sabida que sea como fuere<br />todas las que escribieron y escribirán en Argentina<br />ya pertenecen a la generación del 60<br />incluso las que están en guardería<br />e inclusísimamente las que están en geriátrico<br /><br /><br />pero lo que importa profundamente<br />de tu poesía y alrededores<br />es esa profesión –aaah ¿cómo se dice?–<br />profusión de íconos e índices<br />¿tú qué opinas del ícono?<br />¿lo usan todas las mujeres<br />o es también cosa del machismo?<br /><br /><br /><br />porque tú sabes que en realidad<br />lo que a mí me interesa<br />es no sólo que escriban<br />sino que sean feministas<br />y si es posible alcohólicas<br />y si es posible anoréxicas<br />y si es posible violadas<br />y si es posible lesbianas<br />y si es posible muy muy desdichadas<br /><br /><br /><br />es una antología democrática<br />pero por favor no me traigas<br />ni sanas ni independientes.<br /><br /><br />Págs. 182-183<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Susana Thénon<br /></strong>Selección de <strong><em>Ova Completa</em></strong>, 1987<br /><br /><br /><br /><em><strong>La Morada imposible</strong>- Tomo I<br /></em>Edición a cargo de Ana María Barrenechea y María Negroni<br />Ediciones Corregidor, Biblioteca de Poesía. Buenos Aires, 2001.Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-32479787280926907582009-01-11T17:05:00.001-08:002009-01-11T17:19:18.272-08:00Eduardo Galeano (Uruguay, 1940)<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDefUiKRwsXpPOcS3bwwa9NdeZ74qSyTE0HahYlOGR_OP7FwdvVDPMbflLC-awfD3YTb7xVw2MHyofjnZSI_AgRuH6j0PD-t8JMkdcUbm5HAuyvGRzebURdn2MZOYZ2C6LCImUiBBSVss/s1600-h/portadaabrazos.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5290207304040175586" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 128px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDefUiKRwsXpPOcS3bwwa9NdeZ74qSyTE0HahYlOGR_OP7FwdvVDPMbflLC-awfD3YTb7xVw2MHyofjnZSI_AgRuH6j0PD-t8JMkdcUbm5HAuyvGRzebURdn2MZOYZ2C6LCImUiBBSVss/s320/portadaabrazos.gif" border="0" /></a><br /><div></div><br /><br /><br /><br /><br /><strong>La noche/1<br /></strong><br /><br /><div align="justify">No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.<br /><br /><br />Pág. 78<br /><br /><br /><br /><br /><strong>La noche/2</strong><br /><br /><br />Arránqueme, señora, las ropas y las dudas. Desnúdeme, desnúdeme.<br /><br /><br /><br />Pág. 80<br /><br /><br /><br /><br /></div><div align="justify"> </div><div align="justify"><br /><strong>La noche/3</strong><br /><br /><br />Yo me duermo a la orilla de una mujer: yo me duermo a la orilla de un abismo. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><br /><br />Pág. 82<br /><br /><br /><br /><br /></div><div align="justify"> </div><div align="justify"><br /><strong>La noche/4</strong> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><br />Me desprendo del abrazo, salgo a la calle.<br /><br />En el cielo, ya clareando, se dibuja, finita, la luna.<br /><br />La luna tiene dos noches de edad.<br /><br />Yo, una.<br /><br /><br /><br /><br />Pág. 84<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Celebración de la amistad/1</strong><br /><br /><br />En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.<br /><br />En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por...<br /><br />-Llave, por llave -me dice Mario Benedetti.<br /><br />Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron.<br /><br /><br /><br />Pág. 225<br /><br /><br /><br /><strong>Las huellas digitales</strong><br /><br /><br />Yo nací y crecí bajo las estrellas de la Cruz del Sur. Vaya donde vaya ellas me persiguen. Bajo la cruz del sur, cruz de fulgores, yo voy viviendo las estaciones de mi suerte.<br /><br />No tengo ningún dios. Si lo tuviera, le pediría que no me deje llegar a la muerte: no todavía. Mucho me falta andar. Hay lunas a las que todavía no ladré y soles en los que todavía no me incendié. Todavía no me sumergí en todos los mares de este mundo, que dicen que son siete, ni en todos los ríos del Paraíso, que dicen que son cuatro.<br /><br />En Montevideo, hay un niño que explica:<br /><br /><br />- Yo no quiero morirme nunca, porque quiero jugar siempre.<br /><br /><br /><br />Pág. 255<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><em><strong>El libro de los abrazos</strong><br /></em><strong>Eduardo Galeano<br /></strong>Editorial Pehuén, Buenos Aires, 2002<br />259 Págs.<br /><br /></div>Lobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8864766863106129563.post-10121713387298020682008-12-26T19:02:00.000-08:002009-01-11T17:20:17.999-08:00Sobrevuelos infernoparadisíacos: Los Sea Harrier, Diego Maquieira<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhynBXm-6Y5QV1YlhelVR-WvdIUJAGT6AwbuTlYJoriAh08U7sc-jPBYuC2M001vu7KFlsKdgq3SGeKANGbQ2uFqqADUSEDOZxQOG0VcDQ27w7LfGrhf4DBGOf7uwTtSRFNmmRAtR806rY/s1600-h/1346_DiegoMaquieira.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5284300364392294930" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 208px; CURSOR: hand; HEIGHT: 265px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhynBXm-6Y5QV1YlhelVR-WvdIUJAGT6AwbuTlYJoriAh08U7sc-jPBYuC2M001vu7KFlsKdgq3SGeKANGbQ2uFqqADUSEDOZxQOG0VcDQ27w7LfGrhf4DBGOf7uwTtSRFNmmRAtR806rY/s320/1346_DiegoMaquieira.jpg" border="0" /></a><br /><div></div><br /><br /><br /><br /><br /><br />1.<br /><br /><br />DESPUÉS DE HABER DEJADO ATRÁS EL PORVENIR<br /><br /><br /><br /><br /><strong>Baroque Behavior<br /></strong><br />Creo que todo el firmamento de eclipses<br />se convertirá en un Greco en llamas<br />para nosotros. ¿No lo crees así, Ratz?<br />La centuria balbucea el fin de la lengua<br />ya pasó el tiempo para las epicúreos<br />y hedonistas, para esos vagos y ladrones<br />y debemos hacer que desaparezcan<br />Ratz, yo sé dónde están los Harrier, sabe<br />se lo diré cuando esté revolcándose en el mar<br />serán las últimas palabras que escuchará,<br />no le va a ser tan Bona Palona como antes.<br />Estoy buscando un rastro para dar como<br />un infierno con ellos y hacerlos bolsa.<br />Ratz, nosotros no deberíamos estar<br />haciéndonos esto unos a otros. Ya no<br />quedamos muchos muñecos culeados<br />en las radas de estos puertos. Y le advenimiento:<br />los demiurgos van a venir a consolarnos<br />van a venir con su infinita belleza.<br />Ya basta pedazo. Voy a decírselo así<br />de una vez y no quiero repetirlo.<br />El trilenio comienza y vamos a poner orden<br />vamos a acabar con los que siguen invisibles<br />pero los Harrier no lo ven de ese modo.<br />Tal vez ellos se crean mejores.<br />no puedo juzgarlos<br />pero no quiero que me explique nada<br />ni quiero que me diga nada sobre los Harrier<br />ni de nadie de mi Condado.<br /><br /><em>Págs. 11-12</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Rapsodia a la posma milenarista<br /></strong><br /><br />Después de la matanza post juicio final<br />Arriba de nuestros Harrier<br />De la recepción a las posma milenarista<br />Y del colapso de las religiones<br />Me había metido a nuestro ayuno en el mar<br />A nuestra larga iniciación con los Demiurgos<br />Que nos sacaban de la cueva del mono caído<br />Y nos llevaban en brazos hacia la luz.<br /><br /><br /><em>Pág. 13</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>II En un cielo con dos mil años de vacío<br /></strong><br /><br /><br />Ya los Harrier fuera de pantalla<br />en un cielo con dos mil años de vació,<br />parados esperando la consagración de las utopías<br />con nuestros abrigos de astracán puestos<br />y nuestros gorros de Rembrandt<br />recibí la venidad a ver de un olvidado amor<br />La sor clona Cósima que me zampó su belleza<br />y que ahora venía a incendiarme mi Harrier<br />acusándome de besar a Judas Iscariote<br />abandonado a su muerte por el Mesías,<br />de hacer cundir el desaliento en la florería<br />y de pasarme al bautizo de Gaetano Stampa<br />La dejé ir imaginándomela como un polvo perdido<br />sobre mi asiento descapotado, aunque sabía<br />que el tocarla haría reventar la cabina<br />y que el amor podría significar la muerte<br />arruinando el sueño de la guerra infinita.<br />Pero como un inflado émulo de Garcilaso<br />apenas un momento antes de sucumbir<br />me sobrepuse y le recité conmovido a sus ojos:<br />Estoy continuo en lágrimas bañado<br />Rompiendo el aire siempre con suspiros;<br />Y más me duele nunca osar deciros<br />que he llegado por vos a tal estado<br />que viéndome donde estoy y lo que he andado<br />por el camino estrecho de seguiros,<br />si me quiero tornar para huiros.<br />Desmayo viendo atrás lo que he dejado;<br />si a subir pruebo en la difícil cumbre,<br />a cada paso espántame en la vía<br />ejemplos tristes de los que han caído.<br />Y sobre todo, fáltame la lumbre<br />de la esperanza, con que andar solía<br />por la oscura región de vuestro olvido.<br /><br /><br /><em>Págs. 15-16</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>V El Purpurado de Charol</strong><br /><br /><br /><br />No parábamos nuestra alegría de bacanal,<br />nuestro delirante cortejo de matanzas<br />y desórdenes continuos<br />allá abajo en el hoyo del mundo<br />Veníamos saliendo del Les Assassins<br />del restaurant Les Assassins en Chile<br />muy curados, curados como frambuesas,<br />veníamos los Giorgio Armani,los Gianni Versace<br />y los también Gianfranco Feltrinelli,<br />ya de regreso a subirnos a los Harrier<br />parados afuera frente a La Merced<br />cuando nos topamos con la abadía falsaría<br />Demonios,<br />demonios, pero si es Georgie Boy otra vez<br />trayendo a sus fiambres devotos del Ayuntamiento.<br />No sé qué infinita mala raja<br />lo traería hasta nosotros<br />pero fue preciso verlo paseándose de noche<br />con su sotana que parecía el acantilado.<br /><br /><br /><br /><em>Pág. 21</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Coitus gótico<br /></strong><br /><br />En un Harrier de la flota invisible<br />en el 2029 sobre el desierto de Nazca<br />yéndonos en llamas de estos cielos<br />descontinuados como mandas<br />a merced del infinito infierno<br />reparábamos la nave alucinante<br />sujetándola en el aire<br />con un encordado de balcones<br />y volvíamos los mamas a subirla<br />al cielo obnubilado.<br />Mientras nuestras esposas<br />aullando en poses de suplicación<br />ante los falos de los resistentes<br />y heridos aún vivos que íbamos quedando<br />haciéndole tener un desagrado a la muerte.<br />Nueve años más tarde, cuando bajamos<br />por las escalerillas del Harrier<br />a esperar que se nos revelara algo<br />parecíamos resolana.<br /><br /><br /><em>Pág. 24</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>La primera cruzada<br /></strong><br /><br /><br />Durante el ataque de represalia milenarista<br />la primera cruzada de terror<br />que nos caía del cielo era como un témpano,<br />nos polvéabamos a un enjambre de clonas,<br />de a varias adentro de los Harrier<br />orgíandonos en la cubierta de mármol;<br />porque nuestro portaviones Cittá Felice<br />era como la planta de una catedral<br />de mil yardas que recordaba la Vía Flaminia.<br />De veras los aguardábamos muy bebidos<br />dándonos baños calientes enfriados con nieve<br />y chupando de una tina de uvas rosadas.<br />Cuando ma mientras los cazas Phantom de Ratzi<br />nos lanzaban sus cabezas de combate aéreo<br />con sus espoletas de proximidad de impacto<br />más hoscas que un anillo de ocho diodos luz<br />y a tan delirantes distancias del mar<br />que ni veíamos de dónde venía la muerte.<br />Era una alegría vernos las caras choqueadas<br />la cubierta era un coliseo de sangre<br />y sólo contábamos los vivos, los Balthus<br />y los que aún gozaban en el fasto de la belleza.<br />Porque nunca pasó por el mar una muerte<br />que se celebrara como la de Gaetano Stampa:<br />nuestro santo en responso al misil daño<br />que le atravesó le pecho mientras besaba<br />a su clona Pácula en medio del portaviones,<br />regocijado se metió la mano aún vivo<br />y les zampó a saco de vuelta el corazón.<br />Nunca hubo tan grande desdén en una matanza<br />ni a los aliados hunos se les sopló por radar<br />que les íbamos a subir el mar a los Phantom<br />hasta ahogarlos en el firmamento,<br />porque el mar empezó a subir hasta el cielo<br />donde las alas no les servían ni de remos.<br /><br /><br /><br /><em>Págs. 29-30</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />2.<br /><br /><br />LA BELLEZA QUE DESCONOCÍAN LAS LENGUAS<br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Habíamos dado más de mil órbitas</strong><br /><br /><br /><br />Habíamos dado más de mil órbitas<br />sobre el mar sin haber jamás arribado<br />a ningún cabrón puerto<br />Coritani nos traía por mar perdidos<br />algún tiempo<br />para después dormirse<br />y dejarnos otra vez perdidos.<br />No quedaba un solo Harrier a bordo<br />y las cargas de armamentos y alcohol<br />arrojadas al mar por unas rocas<br />que eran como olas varadas<br />Ma Coritani hacía detener el viento<br />para salir a guerrear a cubierta<br />pero amodorrados por el rocío y el sueño<br />veía nubes que se hundían en el mar.<br />Entonces alucinó hundir el portaviones<br />hasta la mitad, hasta dejar flotando<br />sólo las gigantescas velas en cubierta<br />para que parecieran unas dunas de mármol<br />levantando una capilla.<br />Mientras el arsenal de agua debajo del casco<br />y el mar rodeando por todos lados a la vez<br />hacía estremecer de gozo<br />a los rapsodas druidas<br />porque Patresca Ossavinci de una belleza<br />que mandaba a irse de lado al cielo<br />iba levantando el mármol y lo socavaba<br />con su cuerpo hurgándole un hombre<br />la ternura despiadad de un hombre<br />y con sus ojos hurgándole un faro.<br /><br /><br /><br /><em>Págs. 35-36<br /></em><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Ars vitae</strong><br /><br /><br /><br />Teníamos fuerte afición al vino<br />le rendíamos culto a los racimos de uva<br />y éramos arrogantes, crédulos<br />pendencieros.<br />Preferíamos la muerte<br />a perder la libertad<br />y llévabamos la alegría del amor<br />hasta las puertas del infierno<br />hasta desafiar a la misma muerte<br />desnudándonos en pleno combate<br />o agrandándonos las heridas recibidas.<br />Y si veíamos en peligro la vida<br />de nuestras mujeres y la nuestra<br />nos dábamos muerte por gusto continuo.<br />Y éramos tan arrebatados en la guerra<br />que jamás actuábamos de acuerdo a un plan.<br />No conocíamos ni la humildad<br />ni la caridad, ni la abnegación<br />ni la dulzura.<br />Éramos serios y semifabulosos<br />y adorábamos a nuestras esposas<br />que adoraban el falo y el oro.<br /><br /><br /><br /><em>Pág. 37</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Dejamos caer el mar</strong><br /><br /><br />Volábamos con el mar arriba de los Harrier<br />volábamos a devolvérselo al desierto<br />después de dos milenios de sed<br />y de alucinaciones de pesadilla:<br />Demonio tentando Jesús con infierno<br />Jesús tentando Demonio con paraíso.<br />Ma sacábamos el mar atado como un estruendo<br />y lo subimos en hamacas a los Harrier<br />Veníamos muy cargados haciendo mandas.<br />Joder<br />íbamos con Fitzcarraldo amarrado a los flaperones<br />con Debernardis de capellán de la flotilla<br />y con Lupo chupando atrás en los asientos<br />a cargo del primer amanecer en el cielo<br />íbamos como moiseses congojosos<br />infinitamente descobijados de dulzura.<br />Así de pesados íbamos subiendo el agua<br />hasta que soltamos el mar sobre el desierto<br />y les nublamos la bola a los aladinos<br />milenaristas que querían otra vez<br />abrimos el mar y secarnos adentro.<br /><br /><br /><br /><em>Pág. 41<br /></em><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Gazza Ladra</strong><br /><br /><br />Empujados por el amor<br />aunque el amor nos estaba vedado<br />desnudábamos a las esposas de Coritani<br />y las sacábamos a pasear en brazos<br />para bañarlas con la sal de nuestras bocas<br />para hacerlas felices.<br />Así íbamos y de íbamos como cortejo de vasijas<br />y por un tiempo no le dábamos un coito.<br />Sólo les leíamos a Fourier y a Richelieu<br />cuando querían<br />y les hicimos construir una tina con balcones<br />para que apoyaran sus pechos en las barandas.<br />Mientras pasábamos delante de una belleza<br />que ninguna madurez podía compensar<br />Ma por un bostezo de excedente de guerra<br />botamos los Harrier y los Rembrandt al mar<br />y convertimos la cubierta del portaviones<br />en la plaza de las delicias.<br />Había vino había uva había pescado<br />Vivíamos en la holgazanería más desprejuiciada<br />espíritus magníficos<br />que sólo existíamos<br />para la fragua de las almas.<br /><br /><br /><br /><em>Pág. 47</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong>Rapto de la catedral del Cuzco<br /></strong><br /><br />I<br /><br /><br />Veníamos en nuestros Harrier desblindados<br />en descenso vertical continuo<br />volando parados de frente<br />desde donde las cavernas del firmamento<br />absorbían corrientes curvas<br />de otras mentes más desapercibidas.<br />Veníamos a llevarnos la catedral del Cuzco<br />a alta mar la mansión de Dios subida arriba<br />de nuestro portaviones El Caravaggio.<br />Cuarenta anclas con cadenas de espesor<br />comenzaron a arrastrar la catedral<br />mientras levantábamos con los Harrier<br />por ocho costados desde los cimientos<br />para que pesara como un Lipchitz.<br />Y mientras la sacábamos del Cuzco a remolque<br />íbamos dejando un cráter de ancho rastro<br />que cabía una doble fila de ríos jordanes<br />hasta que metimos la catedral al mar<br />rodeada de boyas<br />y ayudados por esclusas contra mareas<br />la subimos a cubierta para zarpar.<br />Y por durante la mañana de anoche<br />con la catedral ya arriba de El Caravaggio<br />y con el mar soltando las amarras<br />entramos los Harrier a la nave central<br />y los hacíamos volar por dentro<br />y pasearse en el aire y como muy educados<br />haciéndoles visitas a los santos.<br /><br /><br /><br /><br />II<br /><br /><br />Ya allá desplazándonos de mar a mar<br />después de haber volado al filo del infinito<br />y desde sobre el espacio exterior<br />donde quedaba el cielo invisible<br />y de mil meses de andar solados<br />surcando el cautiverio de los astros<br />y aunque no sabíamos los que hacíamos<br />de nuevo dimos a fraguar la eucaristía<br />de subir a nuestros desasosegantes Harrier<br />con sensores de guía afinada y refuerzos<br />y llevar al fin la catedral a la desconocida<br />volando a muy altas descargas de iridio<br />y ahí sujetándola en medio de las estrellas<br />ver salir a Dios de sus confines<br />mientras metidos en la quilla de El Caravaggio<br />vivíamos el amor con agravantes<br />y hacíamos olas que se levantaban<br />del mar como espaldas de hombres salvajes<br />sacudiéndoles la vida.<br /><br /><br /><em>Págs. 50-51<br /></em><br /><br /><br /><br /><strong>Deseclipse del firmamento</strong><br /><br /><span style="font-size:85%;">A Patricia Ossa<br /></span><br /><br /><br /><br />Estábamos arribando al final del mar, Luchino<br />que no quedaba en los aferrados puertos.<br />Habíamos hundido nuestra ancha flota<br />nosotros mismos y en una relumbrante<br />emboscada a gran escala de este tiempo<br />y perdidos unos mil Harrier en el cielo<br />extenuados por los combates de noche<br />que libramos hacia la captura de Dios<br />en un desusado rasgarles el cielo<br />a los moluscos de la religión de estado<br />que no cejarían hasta cerrarnos el mundo<br />porque perdidos no seguíamos a nadie.<br />Y mamándonos la dura belleza de la guerra<br />sólo quedábamos un puñado de Rembrandts<br />sólo quedábamos un puñado de espíritus<br />mudos sobre la carcaza del Cittá Felice<br />nuestro último portaviones a vela<br />meciéndose destrozado sobre las mareas<br />y a la deriva de un mar delirando<br />que crecía como el diluvio.<br />Era como el mar naufragando al fondo<br />del mar después de haberse ido a pique.<br />Y habiendo quedado más desnudos que la luz<br />sin armas alucinantes de qué agarrarnos<br />sin sacos de alcohol en qué meternos<br />y sin la mente de Coritani ya muerto<br />empezamos a sacar las tablas sagradas<br />y a subirlas a cubierta tabla por tabla<br />tabla por tabla para hacer la balsa<br />que prendería la mecha del sueño nuestro.<br />Y mientras el mar subía porque subía<br />y el portaviones iba hundiéndose debajo<br />nosotros aún vivos adentro de la balsa<br />aún no venerables sino venideros<br />subíamos a acabar los eclipses del firmamento<br />subíamos como una cerilla que desataba la luz<br />y encendía un faro entre las estrellas.<br /><br /><br /><em>Págs. 52-53</em><br /><br /><br /><br /><br /><br /><strong><em>Los Sea Harrier</em></strong><br /><strong>Maquieira, Diego</strong> (Chile, 1951)<br />Editorial Universitaria, Stgo, 1994.<br />53 PáginasLobohttp://www.blogger.com/profile/14122159387595043283noreply@blogger.com0