sábado, 1 de agosto de 2009

Mucho más que otra suicida y una cara bonita








María Teresa de las Mercedes Wilms Montt ( Viña del Mar-Chile, 8 de septiembre de 1893 - París, 24 de diciembre de 1921)





http://es.wikipedia.org/wiki/Teresa_Wilms_Montt
























Inquietudes sentimentales, 1917



Al ofrecer estas páginas al lector, no he pretendido hacer literatura. Ha sido mi única intención la de dar salida a un torrente largamente contenido que anega las vecindades necesarias para su esparcimiento.


Escribo como pudiera reír o llorar, y estas líneas encierran todo lo espontáneo y sincero de mi alma.


Allá van ellas sin pedir benevolencias ni comentarios: van con la misma naturalidad que vuela el pájaro, como se despeña el arroyo, como germina la planta.


Pág. 7






III

Un odoratísimo clavel se muere sangrando

En un corazón partido sobre un plato de Sévres.

Extraña sensación me causan sus pétalos diseminados;diríase labios prostituidos; frescas heridas de puñal.

Nada tengo, nada quiero; mi cabeza dolorida, enferma del extraño mal, se abandona sobre la mesa, pesada como block de mármol.


Pág. 10




V


Racha de viento helado apagó la lámpara; temblaron las puertas, se abombaron las cortinas; y en el cielo cruzó el relámpago con ruido de tormenta.


Con deleite aguardo a la hermana de mi espíritu que viene a desolar la tierra.


¡Tempestad! Pondré mi cabeza descubierta bajo la furia de tus rayos y me entregaré maravillada al ritmo de tus truenos. ¡Tempestad! Quiero ahogar en tu furor la soberbia del mío.


Pág. 11




IX


Los dioses, revestidos de sus túnicas olímpicas, han venido a visitarme. Todos conservan su majestad, todos menos el Amor, que se entretiene en hacer piruetas a la luz de la lámpara y en amenazar con sus flechas a una japonesa de papier maché, que marca una mancha oscura sobre el lecho.


El latido de las sombras es tan suave, como el aleteo de una mariposa ensoñada sobre la flor.


Pág. 13




XI


Las paredes destilan gotas de tinta roja, que resbalan hasta el tapiz, donde forman un charco escarlata.


Extrañas figuras de ojos estirados me tienden una flor de un solo pétalo; esos ojos oblicuos con el cinismo desafiante de las cuencas pintadas, me fascinan, arrastrándome al mundo esotérico de las imaginaciones enfermizas.


Para evitar los delirios, he descorrido las cortinas y las sombras que complotaban en mi contra se han escurrido solapadamente, como azogue, por las rendijas.


El sol se despide de mis ventanas vaciando sus reflejos moribundos en los cristales, y colorando de amarillo mi balcón.


Pág. 14





Otros cielos otras prisiones

Páginas de Diario de Buenos Aires e itinerario hasta Nueva York

(1917-1918)




XXXI


Los sombreros me causan la sensación de cabezas cortadas y momificadas,y aquellos de los cuales cuelgan bridas de colores, se me antojan cabezas arrancadas por una mano brutal, donde ha quedado adherida una vena sanguinolenta.


Nunca puedo ver un par de guantes sin imaginar que son piel de manos disecadas y, en aquellos de color amarillo, encuentro algo repugnante de lo que empieza a pudrirse.


Detesto las prendas de vestir olvidadas sobre la cama; hay entre ellas y los muertos mucha analogía.


Vi una vez en un asilo a una loca muerta; ¡y era lo mismo que ver a un trapo violáceo tirado dentro del ataúd!


Pág. 16





XLII


Si enmudeciera el globo terrestre y dejara de rodar por los espacios, la fuerza de mi dolor lo haría reanimarse, como se reanimaría el lago muerto, si desembocara en él un río.


Pág. 18




XLVI



Grieg ha resucitado bajo la caricia de unos dedos afilados.

El piano ha libertado de su casa una bandada de pájaros medrosos, que han ido a estrellarse en los cuadrados de las ventanas.


La alfombra se ha cubierto de flores enfermas, sembradas por una mano moribunda de venas muy azules; y alguien, que presiento y que no veo, va despidiéndose lentamente de la vida.


Se han esfumado de los espejos todas las almas que vivieron de amor, y en el atardecer reza llorando una mujer. Sus lágrimas se trizan, una a una, cayendo en una copa de cristal.


Tañe la campana del Ángelus desparramando por el mundo intenciones buenas y el fantasma de los abismos delira éxtasis.


Pág. 19






Todos los héroes de novela que vagaban confundidos por la sombra, ha vuelto a los estantes buscando las páginas de sus libros, como vuelven las ánimas al cementerio cuando apunta el día.


En la cabeza de la Nada se ha suicidado una idea.


Pág. 23




Abril, 6 (Bs. As. 1917)



Darling.


Los hombres, como los astros, tienen una ruta señalada y son perfectamente sabios los encuentros de éstos en el espacio, como el de dos almas en el mundo.




Buenos aires, jueves 13 de enero 1917


Viajar, he aquí el sueño de tantos burgueses panzudos. No saben que para estarse treinta días en el mar, hay que tener en la sangre infinito y ellos sólo tienen glóbulos rojos. Yo soy comadre del lucero del alba.


Pág. 27






Peregrinaje y finitud
Periplo: por España Buenos Aires Londres Liverpool Madrid Paris
(1918-1921)



Este es mi diario.

En sus páginas se esponja la ancha flor de la muerte diluyéndose en savia ultraterrena y abre el loto del amor, con la magia de una extraña pupila clara frente a los horizontes.


Es mi diario. Soy yo desconcertadamente desnuda, rebelde contra todo lo establecido, grande entre lo pequeño, pequeña ante el infinito...


Pág. 31





Madrid abril 1918


Dicen aquellos que no pueden penetrarme en mis risas y en mis llantos, que río por nerviosidad, que lloro por literatura.



mayo 1918

Y tú, Dios mío, por qué ese afán de penitencia, para qué me das sed, si no tengo agua.


Pág. 32




Alta mar


De tanta angustia que me roe, guardo un silencio que se unifica a la entraña del océano.


En la noche, cuando los hombres duermen, mis ojos haciendo tríptico con el farol del palo mayor, velan con el fervor de un lampadario ante la inmensidad del universo.


El austro sopla trayendo a los muertos cuyas sombras húmedas de sal acarician mi cabellera desordenada.


Agonizando vivo y el mar está a mis pies y el firmamento coronando mis sienes.


Pág. 35




Londres


Noche sin astros, sin cantos.


Extrañas letanías desgranan de sus bocas nebulosas los campanarios.


El spleen envuelto en sus harapos de humo, agoniza junto a las llamas de la chimenea.


Palabras de otro siglo en una lengua muerta musita el oído mi corazón, escarbando con su punta en forma de uña en las estopas de la almohada.


Los fantasmas de la historia trágica izan en la Torre de Londres su pabellón de ahorcados.


Pág. 38





Londres


Tras los cristales el alba alisa sus cabellos blancos.


Ella despierta.


Junto al espejo yo mezo los míos rubios.


Yo he dormido, he soñado sollozando.


Ella es eterna y yo triste y triste somos aquellos que no hemos nacido de los dioses.



Pág. 39






Liverpool


Amo lo que nunca fue creado, aquello que dejó Dios tras los telones del mundo.


Amo aquel hombre incompleto, de un solo ojo en la frente, cuyos reflejos son turbios reflejos de luna sobra aguas estancadas.


A ese hombre le quedó más fuerza en el cerebro.


Hay en él más arcilla en bruto, también un poco de perversidad del Divino.


Amo a aquel hombre que nunca fue y que me aguarda apoyado tras del bastidor Sabat.


Pág. 42





Madrid


Mi sangre diez veces noble, santa y estulta por los alambiques que ha cruzado, sufre ahora la transformación en un crisol sidéreo. Lo que nunca deseo, desea; lo que jamás extraño, extraña.


De noble, santa y estulta se ha vuelto fiera, histérica y grave. ¡Oh sangre mía que fuiste azul y hoy roja luces! Roja de infierno, de pecado, de revolución.


Este siglo está caduco, sangre mía.


¿Quieres que te vacíe sobre el seno de la tierra?



Pág. 46






Collage
Teresa Wilms Montt
Selección y prólogo: Ana María Moraga y Macarena Valenzuela
Ediciones Animita Cartonera, 2º edición 2009
49 Páginas